(Por Rodolfo Larson Chávez)  

 

El año 1953 se presentaron mas de cien postulantes al examen de admisión para el segundo curso de copilotos. Éramos personajes de distintas vertientes: Bancos, Fuerza Aérea, Comercio, Universidades y de la misma LAN, cuyas edades fluctuaban entre los 22 y más de 28 años, en el caso de algunos.

Era un proceso en que se prestaba atención al colegio, la presencia, la conducta, al aseo, al hogar y a las muestras de urbanidad. Tambien se exigían otros requisitos: 4º año (de enseñanza “secundaria”) rendido, 50 horas de vuelo, pase del médico don Marcial Baeza, servicio militar cumplido, carta de presentación de un ministro, autoridad o parlamentario, certificado de nacimiento, libreta de matrimonio de los padres etc.

El examen de ingreso que versaba sobre las mas diversas materias (Trigonometría, cultura general, geografía etc.) transcurría en el tercer piso, (pabellón de estudios) del edificio “marquesina” de Lan en Los Cerrillos, reino de Cirilo Halley Harris Mc Donald, secundado por don Adolfo Suhrcke y la secretaria Julita, tesoro de bondad, voluntad y bálsamo para nuestras incipientes penurias. La trigonometría no era precisamente un buen comienzo para mi. Lo poco que había logrado enseñarme don Esteban Doña Iriarte en la Escuela de Aviación ya lo había olvidado en los cinco años que pasé juntando las 500 horas exigidas en los concursos precedentes y rebajadas ahora solo a 50 !

Hace su aparición don Adolfo sobre un brilloso parquet, interrumpido sólo por algunas descuidadas palmetas faltantes y otras sueltas. Erguido en ese largo pasillo central con un archivador liviano en su mano derecha, golpeaba suavemente su rodilla y con voz conciliadora arenga:

“Atención jóvenes, los que no hayan completado la documentación que debieron acompañar a su solicitud de ingreso, deben retirarse y podrán rescatarla a partir del próximo Lunes entre las 08:30 hasta las 09:00 Hrs. El resto, pasen a las salas 4 y 5 y esperen en silencio”.

En la sala reconocí algunos mayores de la familia LAN, que antes había visto en algún pasillo: son Despachadores de Aeronaves, que tienen la misma formación que un piloto, pero no vuelan. En el tumulto me siento protegido por ellos, pero el instinto me dice que lo que me falta está en otra parte… y busco: … uno de mi edad ! Miro a mi alrededor, veo y me digo:

– Ese tiene un rostro y una mirada de curiosidad; veo complacencia; el conjunto de estatura coronada con crespos negros, saluda; el fondo blanco de su mirada, refleja un buen corazón; su marcada quijada, denota decisión.”-

– Rodolfo Fuenzalida …..

– Yo, … Rodolfo Larson. … Buena ! … Tocayos !

– ¿Como se siente para la prueba? – pregunta él.

– Yo … Por mi, bien, – por trigo mal, – digamos, muy mal.

– Fuenzalida: – “Pero porqué tan mal, todo no es más que funciones. Es fácil, solo hay que recordar: ASI – BESÉ – A – BERTA !

Yo (pensando que alguien realmente estaba muy mal): – ¡¡NO ENTIENDO !!

Fuenzalida: – “a/c – b/c – a/b = seno – coseno – tangente. Invierte y al revés, … a la pizarra…

 

Alumno Rodolfo Fuenzalida (izq) y Auxiliar Blanca Cassali (der)

Alumno Rodolfo Fuenzalida (izq) y Auxiliar Blanca Cassali (der)

 

Mi nuevo amigo me enseñó trigonometría en 40 minutos antes del examen en el que él competía conmigo en un concurso de cupos limitados para el ansiado ingreso a LAN ! Rodolfo Fuenzalida Fernández no tuvo impedimento para regalar lo que el quería y no había conseguido y así murió en Pisagua por una ideología que no compartíamos pero el creía justa… El era un verdadero amigo!

Los ocho elegidos

Nos presentamos puntualmente en el hall del Centro de Instrucción, frente a la oficina de don Adolfo. El nos esperaba sujetando una tablilla con ambas manos:

– “Buenos días jóvenes, … veamos los asistentes”! :

1–       Benavides                                        Presente !

2          Bustamante                                      Firme !

            Don Adolfo: “Para estar firme póngase de pié señor”!

3 –       Fuenzalida, don Ricardo               Presente !

4-        Fuenzalida, Rodolfo,                      Aquí presente !

5-        Larson, Rodolfo                              Firme ! (Y por supuesto de pie!…)

6 –       León, don Carlos;                           Aquí señor !

7 –       Moreno, don Juan;                          Aquí señor !

8          Rivera Calderón, ……………………………………..

Don Adolfo: “Ah, está tramitando su baja de la Fuerza Aérea” y continúa:

– “Señores, pasen a la sala N° 2, ocupen sus bancos en orden alfabético y mantengan silencio” … y … ¡¡Se fue!! …”

Pasó media hora, tres cuartos y empezamos las confidencias:

León, de los Sagrados Corazones; Rivera y Fuenzalida (Ricardo), tenientes FACH; Moren, cadete de mi tiempo; yo, ex cadete y de Club Aéreo; Benavides, Despachador de Aeronaves de LAN; Bustamante, idem y además ex cadete y ex alumno de colegio de curas. Empatía instantánea y sin razón para combates.

Los mas viejos nos examinaban y así fue como Mario Bustamante quiso verificar cuanto latín sabia yo y pudo constatar que estábamos parejos. Cantamos gregoriano a dúo, el Tantum Ergo. Luego agarrando más confianza y con envidiable perfección la Misa “De Angelis, el Kyrie Eleison, el Gloria y el Credo. Cuando terminamos de cantar, a las doce y media, en el medio del silencio, se oyeron unos tímidos sigilosos pasos, tras los cuales apareció media cabeza de don Adolfo: “Donde había misa ?” Don Adolfo, siempre tan respetuoso, no había querido molestar! … Pero esa sería sólo una de esas primeras clase de “Espera”….

Los alumnos asistíamos a todo tipo de clases: de “Esperas” …, Morse, Meteo, Reglamentación, Navegación, Aerodinámica, Estiba y Link Trainer. Mirábamos por las ventanas que se asomaban por sobre la marquesina y que más que transparentar nos envolvían en cierta angustia por tanta esperanza y ansiedad acumulada para llegar a ser uno a bordo de alguno de esos aviones que veíamos arrastrarse por la diagonal de taxeo, despegaban o aterrizaban al mando de los “famosos”, cuyos nombres ya conocíamos: Comandantes como Bermúdez, Bórquez, Cuadrado, Montero, Prado, Verdugo, Videla, Halley, y los demás Capitanes, más jóvenes. La flota era de LAN la integraban los aviones Martin 202, Lockheed Electra y Lodestar, DC-3, D.H. Dove, un Cessna C 50 (twin, de tela “out of use”) y un Bonanza, que usaba don Poncho cuando salía en busca de nuevas rutas. Ese equipo humano y material fue la fuente y sustento para nuestra esperanza y sed de ser Pilotos de la Línea Aérea Nacional. Como no sentirnos orgullosos de esa herencia que legítimamente habríamos de recibir.

Meteorología

Mario Mayorga fue nuestro profesor y en sus clases nos paseaba por: coeficientes de refracción y reflexión por color, cantidad de calor y evaporación, etc. Todas ideas, que no recordaba ni del colegio ni de la Escuela de Aviación y que por supuesto, no estaban en absoluto claras. Por tanto tuve que recurrir a un profesor para un repaso de álgebra y física mecánica, lo que si bien, redujo mis horas de sueño a cuatro por noche, no logró cambiar el paupérrimo (40 %) resultado de mis pruebas de Meteo. Como este infortunio se repitiera tres o cuatro veces, pedí a Mayorga que por una vez presentara un problema cuya solución exigiera un cálculo, en lugar del prefabricado cuestionario “verdadero / falso “ A consecuencia de mi pedido fui privado del saludo de mis colega alumnos. Pero al menos en la siguiente prueba se invirtió el resultado: 100% para mí y para tres más. Extrañado del repentino ascenso de porcentaje de algunos compañeros reconocidamente enemistados con la materia, una “tincada” me transformó en un detective sin querer queriendo.

Mayorga había anunciado la próxima prueba. Después de retirarnos del edificio al término del día; regresé, subí por la escala al tercer piso, donde un aseador retiraba un canasto papelero y otra mano se lo solicitaba. La otra mano escarbó el fondo del canasto y extrajo un “stencil” utilizado por los mimiógrafos de entonces, para sacar las copias a “roneo” de las pruebas de meteo y otros ramos… Abandoné la investigación porque era obvio que “fiesta había” y que no estábamos, algunos, precisamente entre los invitados.

Instrucción y práctica en comunicaciones

DI DA DI   . – .   =   R = Localizador de pista 02 a Los Cerrillos. Fue el primer  sonido en Morse que escuchamos en clases y seria seguido de muchos otros hasta que fuéramos capaces de recibir doce palabras por minuto, con la necesaria paciencia, por cierto, del profesor. Sólo algunas semanas después, escucharíamos ese mismo DI DA DIpor esos fonos pesados y excesivamente usados del Link Trainer (“simulador”… a succión de tres ejes) que por esa misma razón nos resbalaban hasta el cuello haciendo del entrenamiento (con el “Traro” Rojas, encargado de mantenimiento y ayudantía de instrucción en el ”simulador”) un verdadero tormento.

Luego, de nuevo: DI DA DI, … con dolor en las orejas (por la presión de los fonos) y de oídos (por los ruidos de estática), chorreando sudor en el horno que era el De Havilland Dove intentábamos hacer un “nulo” con antena pegada (cuadraje) en Los  Cerrillos … de la manera más parecida a lo que quería don Cirilo !

Pero, … qué es un cuadraje? Primero el piloto giraba una antena con su  mano, la que le permitía identificar una posición en la que desaparecía la señal de la emisora (baliza o radioemisora). Una vez determinada la escucha nula, se avanzaba un poco más volando en la recta hasta recuperar la recepción de la estación. Entonces, el piloto giraba nuevamente la antena hasta identificar otra vez la posición del nulo. De este modo podía saber si la estación se encontraba a la derecha o a la izquierda, según el lado en que el nulo que se iba hacia “atrás”. Identificada la posición del nulo en un ala mediante un viraje se contaba un minuto para luego virar 90º hacia el lado de la estación de radio y se mantenía la recta hasta escuchar nuevamente el “nulo”. Así se determinaba volar haciendo tramos de dos minutos y a un minuto de vuelo de la estación cuando se la tenía “por el ala “. Esto permitía descender en ese mismo patrón.

Más complicado resultaba cuando el hielo trancaba la antena (antena pegada). El asunto se resolvía girando el avión, memorizando rumbos y diferencias para reemplazar el movimiento de la antena y la corrección de vientos. Muy sencillo de comprender, pero otra cosa era su ejecución.

Por la estática recibíamos un apenas audible DADI   DIDA   DIDIDI, … ¿Será NAS? Es lo que descifraríamos meses más tarde, en vuelo de itinerario sobre la Patagonia Argentina cerca del Lago Viedma. Januario Lazo, Radio Operador de abordo, un “tío” para nosotros los copilotos nuevos, pasaba en dos trancos desde su rincón atestado de grandes cajas negras, equipos de radio apilados desde el piso hasta el techo, hasta el asiento izquierdo del cockpit para entregar sus mensajes de puntos y rayas traducidos, con caligrafía, a todos esos buenos Comandantes de la época: los Pfeffer, Thiele, Bamón, Hauyon, Sierra, Veloso, J. Pérez y tantos otros.

image003Pero no sólo mensajes entregaba Januario. Tras conseguir con la Auxiliar de vuelo las respectivas cajas de cartón, que contenían los “trutros” (voz mapuche por muslo) de pollo fiambre color verde…, nos las ofrecía con el cariño de un padre, exponiéndolas previamente para su calentamiento, al chorro de aire de la calefacción…

Y aún mas, se ofrecía gentilmente a reemplazarnos en nuestro puesto de piloto para que pudiéremos almorzar con más comodidad en la cabina de pasajeros. Querido Januario, tu y yo sabemos que a bordo no estaba permitido, pero hoy desde esa infinita distancia que nos separa, pero que el corazón y la amistad reducen a cero, desde mi pequeño cockpit virtual hago un emocionado “Salud por ti !“ Sin tu instrucción, sin tu apoyo, sin tus medidas y sabias advertencias, sin tu bondad, quizás cuantos vuelos habrían terminado antes de lo proyectado.

Demostración de extinción de incendios

La mitad de los integrantes de mi curso habían recibido instrucción para el uso de los diferentes tipos de extintores de fuego (Tetracloruro, agua y CO2) y el modo de operarlos. Cuando don Adolfo ordenó, a media mañana, despejar una parte de la sala destinada al experimento, tres de los participantes pedimos autorización para retirarnos so pretexto de ir a la ciudad para hacer trámites bancarios, por lo que don Adolfo aplazó, para mi “suerte”, su clase de “Extinción de fuego” para la primera hora de la tarde. Cuando llegamos a la sala, encontramos un área despejada al centro y un montón de cartones y papeles destinados a la frustración de una “combustión en progreso”. Instruidos en la pizarra, por la voz y gesticulación de nuestro instructor, supimos del punto exacto donde atacar, la clase de fuego y el tipo de extinguidor a utilizar. En este caso se usaría el CO2. El instructor ordenó aplicar el fósforo a una pila de cartones a 10 centímetros sobre el parquet para evitar que se dañara. Cuando la llama alcanzara los 40 centímetros, el profesor descargaría el extintor justo a la altura y posición óptima para ahogar el fuego. Dicho y hecho; pero, oh sorpresa, el fuego se avivó y expandió…! Afortunadamente, dos de los presentes acudieron en auxilio de don Adolfo, cada uno con un extintor cargado con CO2 y no con aire comprimido como el que usaba el profesor…!

 

image005Don Arturo Merino Benítez

Fundador de LAN, tío de don “Poncho” (Cuadrado), colega de don Adalberto Fernández y padre espiritual de muchos aviadores. Pero de tanta historia y de tantos sacrificios habla mejor mi profesor, don Max Flores Álvarez, aviador en cuerpo y alma, gran docente, cuyo hermano Enrique, en su Historia Aeronáutica de Chile lo cuenta aún mucho mejor. Yo sólo podría aportar y recordar la impresión que me causó cuando me llamó don Arturo y me presenté frente a su escritorio de la Presidencia, en el 4º piso.

Como si fuera un reflector, proyectaba su autoridad bondadosa, potente e inquisitiva, con unos ojos que irradiaban acerado valor y luminosa vida. Tuve la suerte de conocerlo así a mis escasos 22 años, recién ingresado a LAN, como un vivo testimonio de la obra que más tarde tuve el privilegio de vivir.

Don Arturo debió poseer otras cualidades que se detectan por sus construcciones institucionales y por la actuación de los que le siguieron: He sabido que los verdaderos caballeros pilotos que él eligió para formar la Línea Aérea Nacional, en muchas oportunidades, no cobraron sus sueldos para que la Empresa pudiere comprar la “bencina “necesaria para mantener en acción  sus primeros y luego los subsiguientes brincos. Conocí a algunas de esas personas. A don Arturo y su gente solo le debo mi reconocimiento y mi agradecimiento.

Don Cirilo

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A la izquierda “Don Cirilo”como oficial FACH antes de ser comisionado a LAN.

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A la derecha (De der. a izq.) : Mario Gamarra (Secretario General), y los Cdtes. José Sierra, Alberto Bermúdez y Cirilo Halley (los dos últimos ya como pilotos retirados).

Don Cirilo Halley Harris Mac Donald (simplemente “Don Cirilo” para la mayoría)

era el Jefe de Instrucción y el Instructor de Vuelo Jefe y como tal, examinaba la aptitud de vuelo de mi curso en un día casi calmo, a fines del mes de Noviembre:

Ordenó que el curso le esperara en la losa, bajo la marquesina, a las 14 horas. El sol rebotaba en la enorme visera de cemento mientras la ansiedad nos chorreaba por todo el cuerpo. Después una hora de espera nos hizo abordar un DH Dove y por orden alfabético nos hizo sentar a la “izquierda“. A mi turno me ordenó secamente: “Lléveme a Melipilla”.

Si bien para mí eso no era problema, yo jamás había piloteado un bimotor ni operado un tren retráctil; tampoco tenia idea para qué servia tanta perilla ni palanca. Para complicarlo un poquito don Cirilo se entretenía preguntando por los remaches que tenia cada ala y además se lucía hablándonos palabras y frases en japonés, sueco, ruso, alemán, holandés y …chileno…

Navegación aérea

Por esos días, Adalberto Fernández asumía la Gerencia de Operaciones y  asistíamos a las clases de Navegación de Raúl Corthorn. Raúl, como ex marino, nos daba firme y con líneas muy finas sobre el tablero de dibujo nos hacia interceptar el “Naguilán”, buque fantasma que cambiaba de rumbo en mares con viento revuelto, para luego de cinco horas de navegación  hacernos regresar en dieciocho “patas “casi sin combustible al aeródromo de salida. Para mi gusto estas eran clases no solo muy entretenidas sino también agradables porque Raúl había sido mi profesor de Navegación y Jefe de Operaciones en mi tiempo del Club Aéreo en Valparaíso.

Por otra parte, el autor del “Manual de Navegación Aérea” que usaba LAN era de don Agustín Riveros, el mismo que había sido mi instructor en la Escuela de Aviación y quien me había “largado” en mi primer vuelo sólo. Con ellos aprendí navegar en el papel.

En una de estas clases, nos visitó Don Cirilo e hizo mención a su esperanza en mi éxito y mi relación con mi tío Adalberto Fernández. Declaré con seguridad que de él, más que una ayuda, esperaría solamente una mayor exigencia en mi rendimiento. Como esto fue transmitido literalmente al originador del mensaje y entendido en sentido contrario a mi intención, tuve gran dificultad en recuperar posteriormente su afecto.

Poco después comenzamos el entrenamiento en vuelo por instrumentos, tanto en un DH como en un Electra. En un avión había instrumentos en metros y millas y en el otro, pies con kilómetros! Más de una vez, unos cuántos dejábamos el camino desde el avión a la sala de clases regado de lágrimas de niños con apariencia de hombres grandes.

Sentado en un DC-3

Luego llegó la etapa de nuestro entrenamiento en DC 3, el avión de transporte de la época. Nosotros como alumnos, no sospechábamos que no sólo estábamos ingresando a una gran Línea Aérea sino además, a la mejor época de la aviación mundial, la de los grandes cambios aeronáuticos. Lo que nos permitió enfrentarla exitosamente se lo debemos a los que fueron nuestros instructores, personajes como don Cirilo y Gustavo Cid, en mi caso.

Con dos pies en un pedal conseguía barajar la falla de motor en el despegue del DC 3 durante el entrenamiento con don Cirilo. El disfrutaba esas cinco o siete horas de instrucción en el material porque era su pasión enseñar y corregir. Creo que debemos reconocer en este señor a un formador de toda una generación de profesionales pilotos que incidirían notablemente en la modernización y tecnificación de las operaciones de vuelo de la aviación comercial chilena.

Filosofía de vuelo, ayer y hoy

Dos conceptos actuales, como muestra: Situational Awareness y Cockpit Management, aún no tenían ese nombre cuando Cirilo nos instruía en esas prácticas con su lenguaje:

– “Donde estamos iño ?” … “Ordénele al copiloto !”

Concepto roca que apoya la técnica de ayer, hoy y mañana; Alguien puede sumar en una calculadora y no comprenderlo, o programar un vuelo en MCDU y no saber navegar. Se debe admitir que ya en la actualidad hay aviadores que han dejado de ser capaces de sumar con la cabeza (o las manos…) y no pueden navegar en el papel. En mi opinión ojalá no dejaran esa antigua y  sana práctica, porque pienso que es importante dominar los conceptos antes de programar la computadora de un A380 o un B 777.

En el actual diseño de las cabinas de pilotaje se esta incubando un silencioso enemigo: Los computadores ! Artefactos que se ínterconsultan, que parecen invencibles y libres de error. Pienso que no siempre han aumentado la seguridad; y en ocasiones, hasta lo han hecho peor. Uno de esos equipos ha confundido una frustrada con un aterrizaje sin dejar rastros de vida, del avión y de sus tripulantes. Las manos ya no se posan sobre la columna de control porque esta ya no existe. Se ha olvidado que el hombre tiene un cerebro con nueve lóbulos de aplicación desconocida, que además puede improvisar, prever y aplicar su capacidad ante nuevas ocurrencias. Se ha creído que es posible prever el futuro y hacer con el un paquete e introducirlo en el computador y dejarlo al mando del avión.

En los aviones de los setenta, las listas de emergencia eran 15 páginas, más la voz del Comandante. En los aviones actuales, una parte de las listas está en el pantalla de cristal y la otra en sesenta páginas que dos observadores a bordo pueden leer para saber qué ha fallado (no porqué!) y que nada más se puede hacer porque no está en las listas de anormalidades.

Cuando me topé en los 60 con el primer radar, me imaginaba que no sería  muy difícil juntarlo con la televisión y el Doppler para ver la pista 02 de Los Cerrillos con neblina y sol de invierno encandilando el parabrisas. Hoy existe ese instrumento y tiene nombre: Enhaced Vision  System. Permite ver el terreno al frente y 15º a cada lado. Hay otro que funciona como juego para computadora , con un programa virtual sincronizado con satélite.

En vuelo estamos en un movimiento espiral en tres dimensiones donde los radios, las velocidades de giro, el azimut, el cenit y el nadir son todas variables que cerebralmente detectamos como la “situación actual”, que hoy debemos confrontar y hacer calzar con los datos de la pantalla (“puntos de vista” destinados al “automata”) de modo de pasar nuestro proceso cerebral correctamente de los dedos al caucho de la “caña”. Es ahí donde aprecio la superioridad de nuestra enseñanza de antaño.

Las dos principales causas actuales de accidentes en el Transporte: Cabina desorganizada y CFIT, que significa estrellarse controlando el avión con ausencia del concepto que rudimentariamente inculcaba don Cirilo: la alerta situacional (Situational Awareness), que es saber donde se está y lo que le rodea en razón a lo que se hace.

Creo que podremos seguir agregando instrumentos que ayuden, pero no abandonar o desechar la idea en que se fundan. Obviamente solo puedo hablar de mi propia experiencia. Como Pilotos Comandantes, tenemos la gracia y la asistencia del Creador para re-programarnos continuamente y al mismo tiempo cumplir un plan con fidelidad y creo que por eso estamos vivos. Me parece demasiado peligroso el entusiasmo irrestricto por la ultra automatización porque es evidente que la creación humana no podría ser tan buena como la Divina. El mejor equipo de ingenieros humanos podría diseñar un error propio de la naturaleza de su especie e introducirlo como programa en  el avión mas grande, moderno y ahora hasta carente de una palanca para la mano de un piloto, que al fin y al cabo es de carne y hueso, piensa con su cerebro, confía en su Ángel de la Guarda y por sobre todo añora a su insuperable DC-3 !!

No pude evitar terminar el relato de la etapa de mi formación académica como alumno copiloto en el Centro de Instrucción de Lan Chile con una reflexión sobre la filosofía del ayer y del hoy. Los aviones, los medios y los procesos de instrucción han evolucionado, pero seguimos siendo los mismos seres humanos ahora a cargo de nuevas máquinas pero que indefectiblemente debemos seguir sometiendo a nuestra voluntad.

Espero que mas adelante me acepten seguir contándoles mis primeros pasos como copiloto “modelo 1953” en las rutas, de entonces, de Línea Aérea Nacional.

Categories: Crónicas

2 Comments

Alberto Rojas Lopez · Julio 10, 2017 at 8:30 am

Linda narracion de la historia de la aviacion comercial y me ha emocionado recirdar a algunos que conoci como Don Cirilo, agustin Riveros y don Alfonso Cuadrado y…. por cierto a don Roberto Parrague y a Roberto hijo. Estos dos ultimos me impresionaron de nino y me inspiraron para ser piloto civil por espacio de 30 anos y tener mi propio avion BE 35, un vonanza que me transporto por 15 anos al sur, Cauquenes mi lugar de trabajo y mi domicilio en Santiago.
Hace ya 10 anos que deje el vuelo, a los 58 anos y todavia recuerdo las palabras de don Roberto Parrague que decia: no quiero ser el mejor piloto, sino el mas viejo, que sabiduria,
Reciba ud estimado “colega” un afectuoso saludo de quien siente una tremenda admiracion por los pilotos de su epoca.

José Manuel Torrealba · Mayo 4, 2020 at 1:19 am

Un As don Rudy, tuve la suerte de conocerlo en el Club Aéreo de Osorno hace 33 años, como alumno orbitando arcos e interceptando cursos en su “carrito”. Hoy como Capitán de A 320 en más de alguna ocasión me he preguntado qué hubiese hecho don Rudy en determinada situación. Cada vez que tengo la oportunidad de leer alguno escrito suyo me sorprendo lo adelantado a su época que estaba. Gracias don Rudy por tener la oportunidad de conocerlo.

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