(Por David Arancibia Videla – Analista Operacional – 12-Julio-2002)

 

Cuando tuve la primera noticia de que nuestra Compañía efectuaría vuelos para Qantas entre Santiago y Auckland (la ciudad más importante de Nueva Zelanda, pero con capital Wellington) y Sydney (la urbe más grande de Australia, pero con capital Canberra), pensé que esta sería la operación más extensa que ha tenido nuestra Compañía publicada en un itinerario (cubre una mayor distancia que Santiago-Madrid- Frankfurt). Tomé el globo terráqueo en mis manos y puse un dedo sobre Santiago y otro sobre Auckland, estimé que el arco entre mis dedos correspondía aproximadamente a un cuarto de vuelta a la Tierra y que la ruta tendría que sobrevolar la zona más aislada del Pacífico Sur, dentro del océano más grande de la Tierra.

 

Para explicar cual es la distancia más corta entre dos puntos sobre la superficie terrestre, primero debo decir que un “círculo máximo” es aquel que pasa por el centro del planeta dividiéndolo en dos partes iguales y que por dos puntos sobre la superficie, siempre pasa uno de estos círculos mayores. Por ejemplo son círculos máximos los meridianos y el único paralelo llamado Ecuador.

 

Según la Real Academia Española, la línea más corta que une un par de puntos sobre la Tierra, es la “ortodromia” y corresponde al arco de círculo máximo, acotados por esos puntos, y que en casi la totalidad de la proyecciones cartográficas es dibujada como una línea curvada hacia los polos. Usando la trigonometría esférica y considerando la Tierra como una esfera perfecta y no como un geoide, se calculó la longitud de la ortodromia entre el aeropuerto Arturo Merino Benítez y el aeropuerto Auckland International y dio como resultando una longitud de 9.647 km. Esta distancia es menor que la existente entre el aeropuerto internacional de Santiago y el de Barajas en Madrid (10.711 km), pero con una diferencia muy importante: la operación a Europa se realiza en una área benigna, la cual sobrevuela regiones con climas templados y donde existen muchos aeropuertos apropiados que pueden utilizarse en el caso de presentarse una falla que obligue a la tripulación de mando a desviarse hacia un aeropuerto alterno (situación muy improbable). En cambio en esta ruta tan meridional se vuelan 9.200 km, casi 12 horas sobre un mar no tan pacífico y en una ruta remota donde no existen aerovías publicadas y el tráfico aéreo es casi nulo.

 

El punto más austral de la ruta ortodromia, “baja” hasta los 52 grados y 9 minutos de latitud sur (en los 130° W de longitud), casi hasta la altura de Punta Arenas (latitud 53° S). Al sur de este vértice, a unos 2.500 km se encuentra la gélida Antártica con sus límites tan cambiantes debido a las inmensas masas de hielo que se han desprendido últimamente. En esta región no hay aeropuertos adecuados para una operación segura de un avión, en cambio hacia el norte de la ruta encontramos varios aeropuertos todos con climas muy aptos para la vida. Por ejemplo el aeropuerto Mataveri en la misteriosa Isla de Pascua y sus moais de miradas perdidas en el infinito. Más al noroeste está la idílica Tahiti con su aeropuerto Faaa y su aire perfumado por una tierra rebosante de vegetación. Un poco más al suroeste está la isla de Rarotonga perteneciente al archipiélago de las islas Cook con su aeropuerto del mismo nombre y rodeada de su mar de aguas color esmeralda y finalmente  más allá se encuentra Auckland insertada al norte del país-islas de Nueva Zelanda, con su aeropuerto principal Auckland Intemational y su gente de tan marcada conciencia ecológica.

 

Para planificar la operación fue necesario crear una ruta ortodromia entre las radioayudas de Santo Domingo sobre la costa chilena y la de Gisborne en la costa neocelandesa. Estos son puntos de salida y entrada de procedimientos instrumentales de navegación en las áreas terminales de los aeropuertos. Sobrevolar estos puntos es un requisito indispensable para no interferir el tráfico aéreo en áreas que son muy controladas.

 

Para realizar esta travesía, instintivamente la haríamos por la ortodromia por ser la ruta más corta, pero para el caso de una operación aérea se debe considerar además un factor muy importante: el viento. Su efecto es más notorio mientras mayor sea la distancia a recorrer. En esta área del mundo, en algunos sectores pueden existir vientos muy variables tanto en dirección como en intensidad y que pueden alcanzar hasta 300 kilómetros por hora. El régimen normal de estos vientos es que siempre, soplan de oeste a este, es decir en el sentido contrario al movimiento relativo en que vemos moverse al sol. Por esta razón, normalmente hay más de dos horas de diferencia en el tiempo de vuelo entre Santiago y Auckland comparado con el regreso.

 

Para que tengan una relación les diré que volando de Santiago a Auckland, una diferencia de 50 km/h en la componente promedio de viento, situación frecuente en esa región, significa que la distancia aérea aumenta o disminuye en 556 km aproximadamente y el tiempo de vuelo aumenta o disminuye en 38 minutos dependiendo si esa diferencia es en contra o a favor respectivamente. Por este motivo, para permitir que el sistema de planes de vuelo seleccione la mejor ruta en función del viento, fue necesario crear siete rutas paralelas a la ruta basada en la ortodromia, cuatro hacia el norte y tres hacia el sur, cada una separada de la otra por dos grados de latitud equivalentes a 222 km.

 

Esta red de rutas, que asemeja a una hamaca si la dibujamos en una carta geográfica, fueron ingresadas al sistema de planes de vuelo. Para cada operación en particular, el programa considera los vientos pronosticados con una exactitud muy grande, analiza las ocho aerovías y selecciona aquella que requiere la menor cantidad de combustible o en otras palabras permite transportar la mayor cantidad de carga de pago.

 

Para que la operación sea lo más segura posible, se consideraron ciertos puntos de decisión sobre la ruta donde el piloto tiene la opción de dirigirse a uno de dos aeropuertos de alternativa. En estos puntos se asume que se produce la falla más crítica respecto al consumo de combustible y que corresponde a una descompresión de cabina que exige descender lo antes posible hasta alcanzar los diez mil pies (3.050 m), altitud a la cual se considera que existe suficiente oxígeno para mantener la vida, para luego continuar en crucero hacia el aeropuerto alterno escogido. Esta falla protege en cuanto a combustible como a cualquier otro tipo de evento (falla de uno o dos motores, bloqueo de spoilers en posición extendida, etc), y si es necesario el sistema de planes de vuelo agregará combustible extra para que siempre se disponga abordo de una cantidad de combustible más que suficiente para cubrir el vuelo entre el punto de decisión y el aeropuerto alterno seleccionado.

 

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De izquierda a derecha: Despachadores Técnicos Srs. Patricio Araos, David Arancibia, Luis Farías y Comandante Julio Matthei Sch. – Mayo 1974, Seattle, Curso B727 Performance Engineer.

 

Después de escribir estas líneas, dejé descansar el teclado de mi computador y giré algunos grados en mi sillón para volver a mirar la Tierra representada en ese globo terráqueo. Nuevamente puse mis dedos en los mismos puntos anteriores y mentalmente tracé sobre su superficie la ortodromia, unos 23 centímetros de longitud. Imaginé que por esa línea se trasladaría un maravilloso avión, el Airbus 340 la aeronave más grande y moderna de la Compañía (tanto o más fantástica que el Nautilus del capitán Nemo, que reducida a la escala de mi globo sería tan pequeña como una molécula del mismo) la cual demoraría más o menos 12 horas en recorrer esa distancia. Pensé luego que esa aeronave también es un punto insignificante sobre la Tierra, el cual lleva abordo decenas de vidas humanas en forma segura y confortable a través de un medio ambiente extremadamente inhóspito, esto es posible gracias a que en esta máquina está incorporada gran parte de la tecnología y del saber humano recopilado durante milenios.

 

Este artículo lo he escrito como un homenaje a todos los que de alguna manera hicieron posible este hermoso proyecto.

 

Categories: Crónicas

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