(Por Julio Matthei Sch.)

 

La antigüedad entre los pilotos siempre ha establecido una sólida actitud de respeto a la jerarquía, tanto mayor cuanto mas años se intercalan entre uno y otro. No obstante suelen desarrollarse lazos especialmente estrechos entre pilotos a pesar de la distancia jerárquica.

Por eso no puedo dejar de recordar las felicitaciones en 1975, del entonces Gerente de Operaciones MARIO BONTEMPI al capitán y “amigo” por el cumplimiento de un nuevo millón de kilómetros volados. La distancia jerárquica se vio enriquecida y reducida por ese afecto que habitualmente prodigaba Mario. Ese mismo año tuve la suerte de ser llamado por él a colaborar en la gestión de su Gerencia lo que me resultó, a pesar de los tiempos difíciles que corrían para LAN, particularmente grato.

Mario había ingresado a LAN en 1952, junto a otros pilotos (Raúl Corthorn, Rene Bobe, Eduardo Montes, Oscar Tapia, José Enei, Federico Wünsch y Héctor Araya que merecerían crónicas muy interesantes cada uno por separado) e hizo sus primeras armas como copiloto fundamentalmente en los DC-3 y preferentemente en los regionales de Punta Arena y Puerto Montt.

 

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R. Corthorn R. Bobe E. Montes H.Tapia J. Enei F.Wünsch H. Araya

 

Escaló paso a paso cada una de las etapas ascendentes en su carrera de piloto, incluyendo la importante transición de los aviones a hélice a los jet que dominarían definitivamente las operaciones aéreas a partir de los Caravelle en 1964.

 

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En 1968 compartiríamos en Seattle el primer curso de instrucción de los B-727. Mario, junto a sus compañeros Rene Bobe y Hernán Tapia, quedaría habilitado como miembro del grupo de instructores.

En forma paralela a su desempeño como Comandante de Aeronave de LAN, Mario se ofreció generosamente tambien participando en las actividades gremiales de los pilotos.

 

Como director del Círculo de Pilotos y mas tarde como miembro de comisiones de trabajo del Sindicato Profesional de Pilotos de Lan CHILE hizo su valioso aporte en la solución de problemas que aquejaban a los pilotos.

Tras dejar la Gerencia de Operaciones y dada la crisis que vivía LAN, Mario se suma al éxodo de pilotos y se incorpora en 1978 como piloto a Fast Air donde es nombrado dos años mas tarde Gerente de Operaciones.

Pero tambien Fast Air es presa, en un momento, de la inestabilidad y hay pilotos que buscan otros caminos. Es el caso del Comandante Gustavo Siredey que es despedido por el Gerente Bontempi con las siguientes palabras, llenas de cálido afecto:

 

“Cuando la nostalgia confunde la mente y no nos permite entregar con meridiana claridad el mas puro de nuestros sentimientos, es quizás porque el espíritu se siente tocado por un afecto mas que profundo.

Y esta noche, ese es mi caso.

 

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Con Gustavo Siredey Barría nos une una vida, desde aquel lejano 1953, cuando recién llegado a Santiago desde Temuco, impactó profundamente en mi, en nuestro primer encuentro, merced a su relevante personalidad y la altivez de sus procedimientos, matizados, por sus múltiples virtudes, que no son otras que las que se forjan en lo mas profundo del corazón de todo hombre bien nacido.

Desde los albores de su brillante juventud, Gustavo evidenció la razón de ser del aspecto fundamental de su vida: “El aire y el espacio”.

 

Enamorado profundo de estos vitales componentes de la naturaleza, ingresó a Lan-Chile como sobrecargo en 1953, donde su acción de extraordinarios contornos de avanzada, afloró vivificante en ese incontenible afán de superación que le permitiera entregar a los demás, el producto de su propio esfuerzo. Fue así como en 1956 y con no pocos sacrificios, nuestra línea aérea nacional, ya lo podía contar como uno de sus pilotos.

El recuerdo de su trayectoria, nos permite en esta ocasión, descorrer el velo de un pasado romántico y legendario, que es todo relicario de alegrías y sinsabores, de esperanzas y frustraciones, de nobleza, audacia y reciedumbre, como lo exige esta profesión de verdaderos centinelas alados del espacio.

El simbolismo privilegiado de su capacidad y tesón fue otorgándole a su destino la estrella propia del rutilante éxito.

Capitán de Aeronave, instructor e inspector fueron los jalones de su sin par capacidad, hasta que el destino nos trajera unidos una vez mas a esta compañía, Fast Air que recibió de el, la totalidad de sus condiciones y cualidades.

Sin embargo, la historia no se ha detenido en el avance de este brillante profesional y hoy, estamos aquí, todos reunidos para ser testigos de otro despegue, uno mas, de su ejemplar trayectoria que lo  llevará a integrar el más importante organismo de la aeronáutica nacional.

Bien por el, por su familia y la aviación chilena.

Que estas sencillas y sinceras palabras simbolicen en su contenido la culminación grandiosa de todo lo noble y sublime que vibra en nuestros corazones en el momento de tu despedida.

Esperamos, con fe irrestricta que florezca una vez mas, el reconocimiento cálido, elocuente y espontáneo y corone el éxito de tu brillante gestión.

Gustavo, en nombre de todos los aquí presentes, buena suerte y hasta siempre.”

No hay nada que aprecie más un piloto que la nobleza y el afecto sincero de sus pares o de sus superiores. Si bien en cada vuelo recibe la gratificación del deber cumplido, del trabajo bien hecho, rara vez disfruta del reconocimiento público a su entrega sostenida y a su leal aporte al engrandecimiento y prestigio de su empresa.

Como no escoger estas bellas y profundas palabras de Mario hacia otro de sus subalternos “amigos”, donde se retrata en toda su grandeza, su enorme calidad humana. La súbita partida de Mario, en abril del 2009, no sólo nos entristeció, nos enfrentó al vacío irreparable de la pérdida de un hombre con el que compartimos una vida entera junto a los aviones.

Pero el piloto no es solo un hombre que se entrega con cuerpo y alma a su profesión sino tambien se preocupa de formar familia que en cierto modo es la “conexión a tierra” de su pasión. Su matrimonio con Alicia, con la que compartió en sus inicios el gusto por volar, terminó siendo una linda familia con tres hijas y diez nietos.

Su hija Rossana dio testimonio del “papá Mario” el día de su partida con las siguientes palabras de amor y de consuelo:

“Los quiero invitar a volar, por unos minutos, en la intimidad de mi papá a compartir, aquello que hoy tus tres hijas y tus diez nietos te queremos decir y sobre todo agradecer. Agradecerte la pasión con que viviste tus 80 años. Porque no eras de tomar las cosas a medias. viviste con convicción, comprometido con tu empresa, con tu familia y con tus ideales. Esa pasión era a su vez una fuerza generosa. Siempre estabas abierto a compartir  tus conocimientos, tu experiencia. Muchas veces nos dijiste lo que te gustaba conversar con tanta gente joven de LAN, a muchos de los cuales fuiste formando y los sentías como verdaderos hijos. Esa capacidad de hacerte querer, de generar lazos profundos y sólidos era tambien porque en tu carácter fuerte había un corazón de niño. Sensible a las cosas simples: a entretenerte sacando solitario cada tarde, a jugar golf cada fin de semana y a seguir los resultados del fútbol para ver como le iba al “Chaguito Morning”.

Poco, mas bien nada, te costaba soltar las lagrimas  cuando algo te emocionaba. Para que decir, si escuchabas una opera, pero de Verdi o Puccini, por algo  era sangre italiana la que corría por tus venas.

Sangre que, aunque en el último tiempo, se hizo débil y falta de plaquetas, hematrocritos y glóbulos blancos, nunca logro debilitar tu carácter, tu entereza y dignidad para enfrentar el final del camino. Diste muchas peleas – por algo te habíamos puesto “duro de matar”, pero nunca perdiste el sentido de realidad. esa conciencia situacional, que te hacia  planificar con rumbo tan claro hacia donde querías ir. Como buen piloto, sabias hacer un plan de vuelo.

Como no, si los aviones fueron tu gran pasión. Desde que siendo un niño decidiste que ibas a volar, miles y miles de kilómetros recorridos y horas de vuelo allá arriba.

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Todavía me acuerdo que buen mozo te veías con tu uniforme y gorra azul de capitán. que orgullosa nos sentíamos al verte.

Allá arriba, entre nubes y aeropuertos, conociste a la mama y ahora ya son 50 años de una vida juntos, de complicidad y lealtad mutua a toda prueba. Tres hijas, y aunque suene feo que lo diga, de las que te sentías orgulloso y cuando te preguntábamos si hubieras querido un hombre, decías que no hacia falta, para eso tenias tus mujeres, mama incluida. Pero a falta de hijos, hubo yernos con quienes supiste crear lazos de padre, y diez nietos con quienes eras capaz de ser el mas tierno y juguetón de los tatas. Compartiendo desde chistes por Internet, hasta largas y profundas conversaciones en torno al almuerzo de cada domingo en Chicureo.

 

Te vamos a echar mucho de menos, la pena y el vació, no se van a llenar. Pero Dios fue tan generoso contigo, que solo puedo agradecer su bondad. Te dio tiempo para prepararte y prepararnos, para ordenar y planificar tu último vuelo. Y cuando tu “chek list” estuvo lista, iniciaste el despegue, el más importante.

Para ti, un beso de la mama, Mariana, Paola, Renato, Pablo, Gonzalo, Marianita, Sergio, Cata, Javi, Benja, Antonia, Antonella, Isabella, Colomba, Pablito y Rossana. Te queremos mucho (Santiago, 23 de Abril, 2009)”.

Categories: Crónicas

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