Por Jaime Latham Walker

 

 

            LAN CHILE estaba devolviendo a sus arrendadores uno de sus Boeing 707-F a El Paso, Texas USA. Si bien había sido nominado para ello como Capitán un día viernes, el día domingo el vuelo aún no salía. Recibí una llamada del Subgerente de Operaciones informándome que se había cambiado el destino del vuelo. En vez de El Paso, debía entregar el avión en Johannesburg, Sud África (una “pequeña” alteración de curso de aproximadamente 140º con respecto al destino original).

           

Para comenzar debía contactarme con la secretaria, para obtener los permisos de vuelo y las visas requeridas. Luego hubo otro cambio. Me llamó el colega Carlos Parada y me informó que el Sr. Tokov, dueño del avión (y también de otros) tenía todo arreglado en Sud África y que saliéramos sin los permisos y sin las visas. Le creí, pero le hice notar que, si me detenían en Ciudad del Cabo, iba a empeñar el avión para obtener dinero para regresar, a lo que afectuosamente me respondió “ni se te ocurra”.

 

            La tripulación nominada inicialmente era: P1 Jaime Latham – P2 Fernando Ocampo – F/O Luis Niedbalsky – I/V Rigoberto Vásquez y J. Montenegro. (Fernando Ocampo figuraba como P2 pese a ser mucho más antiguo, ya que se había reincorporado a LAN CHILE con posterioridad). Posteriormente y considerando que el vuelo duraría solo 09 hrs y 25 min, fueron retirados de la tripulación, Fernando Ocampo y J. Montenegro

 

            El Plan de Vuelo con que fui despachado contemplaba los tramos Santiago – Buenos Aires – Ciudad del Cabo / Cape Town – Johannesburg, mas algunos puntos a reportar en la ruta, lo que no siempre fue posible, ya que los contactos radiales fueron escasos. Según supe después, el Plan original era: Santiago – Puerto Montt – Río Gallegos – Ciudad del Cabo – Johannesburgo. Nunca pude saber la razón del cambio y quién lo hizo.

 

            A una hora hacia el Este de Buenos Aires, tuvimos contacto con Resistencia Control, a quien solicitamos nivel de vuelo 37.0. Su respuesta fué, “contacte Baires control  120.5 Mhz”. Se le hizo notar que estábamos a 500 millas al Este, siendo este el último contacto por largo tiempo. (Ni siquiera las estaciones suizas nos respondieron). Por lo que decidimos subir a un nivel VFR 37.5, hasta que nuestro eficiente F/O logró posteriormente la autorización respectiva.

 

            Aproximando al área de Sud África, tuvimos la agradable sorpresa que nos contestó Ciudad del Cabo y efectivamente estaba en conocimiento de nuestra existencia. Cabe recordar que no llevábamos ni visas ni permisos. Escuchamos con cierto alivio” Welcome Lan Chile 1750, Good Evening” y a continuación nos  preguntaron qué Aerovía queríamos para el tramo a Johannesburg. Consultamos nuestro Plan de Vuelo y la Carta de Aerovías, encontrándonos con la sorpresa que existían dos Aerovías paralelas, que se abrían en forma de huso sin mostrar características notoriamente discrepantes entre ellas. Sin mayor tiempo disponible, en rápida conferencia con el F/O procedimos a determinar con el científico medio – ene mene tu…- la que estaba a la derecha. Parece que acertamos porque se nos autorizó y procedimos sin novedad hacia nuestro destino.

 

            Ya en la losa, subió al avión un señor que se identificó como el Jefe de Aduana, quién conocía al representante técnico del dueño de la aeronave, que viajaba con nosotros. Solicitó la documentación del avión y sin mayor trámite, nos pidió que bajáramos nuestro equipaje, a la camioneta en que había llegado. Al pasar frente a un pasillo, nos informó que debíamos salir por ahí del Aeropuerto. Nadie nos hizo observación alguna. Pero nosotros, que queríamos un recuerdo, solicitamos en Policía que nos timbraran los Pasaportes.

 

            La persona que nos había recibido al parecer tenía instrucciones bien precisas de atendernos y evitarnos inconvenientes. Una vez en el hotel, cuando le dijimos que teníamos intención de arrendar un vehículo para turistear, nos aconsejó no hacerlo por el riesgo de ser asaltados y que mejor y más económico era contratar a una guía llamada Cecilia, quién nos mostró la ciudad y nos llevó a un parque de Rinocerontes y otros animales (Nos frustró y sorprendió que no hubiera leones ni tigres…en un lugar de África…).  

Categories: Crónicas

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