Matrimonio a 10,3 km de altura causa conmoción en vuelo papal

Un inédito matrimonio a más de 34 mil pies (10,3 kilómetros de altura) celebró ayer el Papa Francisco en el avión que lo llevó desde Santiago a Iquique, su última parada en Chile.

En una breve ceremonia casó a Paula Podest y Carlos Ciuffardi, dos integrantes de  la tripulación del Airbus de Latam que transportó al Pontífice durante su recorrido por el país.

Totalmente inesperada, la situación conmocionó el vuelo y a los periodistas  extranjeros que cubren las actividades de Francisco, que en general no tienen contacto con el Pontífice -que se sienta en la parte delantera del avión con una pequeña comitiva- durante los trayectos locales.

De hecho, el vocero del Papa, el estadounidense Greg Burke, tuvo que dar una  versión de lo sucedido en italiano, inglés, español e incluso francés, parte de los idiomas que habla este grupo de 70 periodistas.

La pareja -que ya estaba casada por el civil y tiene dos hijas- había anticipado su intención de pedirle una bendición al Santo Padre para su próximo matrimonio religioso, el que se vio frustrado con el terremoto del 27 de febrero de 2010, el mismo día en que tenían planificada la ceremonia.

Así se lo relataron en vuelo al propio Francisco al pedirle una bendición especial.   Él, sencillamente, les preguntó si querían casarse. “¿Quieren que los case? ¿Están seguros?”, les preguntó. Y al recibir la respuesta afirmativa, solo agregó: “Necesito un testigo”.

Mientras se organizaba la improvisada ceremonia, les comentó que hace poco  casó a 40 parejas, pero que nunca había efectuado un matrimonio a bordo de un  avión y que creía que este sacramento “iba a significar mucho para las parejas que  no están casadas en el mundo”, contó la pareja. “Los va a incentivar”, les dijo.

Ciuffardi recurrió en ese momento a Ignacio Cueto, accionista y presidente del  directorio de Latam, quien viajó el miércoles a Temuco y ayer a Iquique con la  comitiva papal. Monseñor Mauricio Rueda, organizador de todas las giras apostólicas, también fue testigo, y además escribió el acta en un papel en blanco.

“Se trató de una pequeña ceremonia donde nos tomó la mano, nos pidió las argollas”, relató Ciuffardi. “Nos preguntó si había amor en nuestro matrimonio, si queríamos seguir juntos toda la vida, hasta el último día”, agregó. Ambos le dijeron que sí.

“Fue muy emocionante”, destacó la pareja, que está casada civilmente y se conoció hace 10 años a bordo de un avión. “Estamos muy contentos”, concluyeron.

El Papa, por cierto, también les dio un consejo cuando aún no aterrizaban en el aeropuerto Diego Aracena de Iquique: “Que las argollas no estén muy apretadas, porque torturan. Pero si están muy sueltas se caen

 

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