787

 

Con esta fecha se dio la bienvenida en el aeropuerto de Pudahuel del primer avión B-787 de LAN, parte de un plan de inversiones que asciende a US $ 4.900 millones y  pieza clave en sus planes de crecimiento.  LAN es  la primera aerolínea del hemisferio occidental y la cuarta a nivel mundial en operar el nuevo modelo, cuyo primer ejemplar comenzó a volar en noviembre del año pasado.
Pese a ser de similar tamaño, la aeronave de cuarta generación consume un 21% menos de combustible que un 767 y sus costos operativos son 15% más bajos que un avión tradicional, mientras que su alcance es mayor -hasta 15.200 kilómetros-, lo que le permite volar sin escala desde Chile a cualquier punto de EE.UU. o Europa. “En total, tenemos 824 aviones 787 encargados por parte de 58 clientes, de los cuales 32 corresponden a LAN”, explicó el vicepresidente de ensamblaje final de Boeing, Jeff Klemann. De éstos, 22 corresponden al modelo 787-8 y 10 al 787-9, que será más grande y con mayor alcance, y cuya primera unidad será entregada en 2014.

Por lo pronto, el primer 787 de LAN operará en los próximos dos meses en la ruta Santiago-Buenos Aires y Santiago-Lima, como una suerte de marcha blanca, para luego iniciar vuelos regulares a Los Ángeles, Madrid y Fráncfort. Los nuevos 787 de LAN tendrán una configuración de 217 asientos en clase económica y 30 en clase ejecutiva.

Al B-787 le llaman el “Dreamliner”. Algo así como el soñador. Porque, en palabras del director de estrategias de diferenciación de Boeing, Blake Emery, el concepto que estuvo presente desde el origen del proyecto fue que la gente volviera a conectarse con la experiencia de volar. En un mundo en el que viajar en avión se ha convertido en una industria altamente masificada y la magia y el glamour de décadas pasadas no existe, el desafío era grande.

“Por primera vez fuimos a escuchar profundamente al pasajero, para saber qué es lo que quería en un avión, y no sólo tener la opinión de las aerolíneas”, afirma Emery.

La búsqueda de opiniones llevó a sus responsables a todos los rincones del mundo. Las respuestas que recogieron variaron entre las distintas culturas, pero hubo un denominador común: el placer de viajar por aire se había perdido hacía largo tiempo. Entonces un grupo de diseñadores, arquitectos y artistas puso sobre la mesa ideas de cómo debería ser un avión que recuperara esa magia de acuerdo a las posibilidades que ofrece la tecnología actual.

El resultado fue una aeronave que combina prestaciones inéditas que cambiarán la industria del transporte aéreo mundial a partir de este año.

Entre las innovaciones más interesantes para el pasajero se puede mencionar un menor impacto fisiológico que supone volar a 8.000 pies de altura por varias horas. También una iluminación que reproduce la luz exterior para ayudar al cuerpo a reducir los síntomas del jet lag a medida que se van cruzando los husos horarios. Al ingresar a la cabina el pasajero no se siente encerrado en un tubo, sino en el lobby de un pequeño hotel, con un techo más alto y espacios más amplios. Y al mirar a través de ventanas un 40% más grande que las actuales, da lo mismo si se viaja sentado al medio: todos pueden mirar hacia afuera.

Se acabaron los plásticos que permitían cerrar una ventanilla. En el primer avión del siglo XXI un botón permite al pasajero oscurecerla o aclararla hasta en un 100% si así lo desea. Ahora será más difícil que en un viaje se sientan los típicos síntomas del vuelo en altura: un sistema de humidificación minimiza la sequedad característica que se produce en piel, ojos, labios y nariz. Lo mismo puede decirse de los dolores de cabeza, oídos tapados y fatigas que provoca la altitud en muchos viajeros. La cabina reproduce una altura de 6.000 pies, independiente de que se esté volando dos mil pies más alto, lo que atenúa estos efectos. Y para aquellos que se marean, la tecnología del avión reduce las turbulencias.

Otra preocupación que emanó de las encuestas fue el pequeño espacio destinado al equipaje de mano. El resultado fue un 30% más de superficie para este fin. Los baños son más amplios y automatizados. Y en un mundo cada vez más dominado por las pantallas táctiles, el entretenimiento a bordo incorpora esta tecnología, dejando en el recuerdo el control remoto. Si quiere ver películas de su propia tableta o cargar su iPod, sólo debe conectarlos a la pantalla.

Con todo, si el pasajero fue el centro de la atención detrás de este proyecto, los intereses de las aerolíneas tampoco fueron dejados de lado.

Con 1 millón 200 mil pernos menos que un jet tradicional, más un fuselaje que reemplazó el aluminio tradicional por una liviana fibra de carbono, el “Dreamliner” consume menos combustible, emite hasta un 20% menos CO {-2} que un jet tradicional, y reduce a casi la mitad el ruido que se genera en los despegues. Ese que obliga a taparse los oídos cuando se está cerca de una turbina encendida y que convierte a los aeropuertos en lugares de alta contaminación acústica.
Vea y escuche las declaraciones del Comandante Pablo Saldias de LAN en
http://www.newairplane.com/787/delivery/#/en/lan/preparingforthe787/

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