(Por Julio Matthei Sch.)
En Diciembre de 1962 Pucón pasaba nuevamente a ser un destino dentro del itinerario de verano de la compañía. Si bien solo era una “cancha” de aterrizaje el DC-3 se las arreglaba para operar normalmente a pesar de sus precarias condiciones: sin Torre de Control ni catavientos. El piloto, al aproximar, observaba con anterioridad el desplazamiento de los humos en la superficie y en las casas del pueblo y así determinaba la dirección en que efectuaría el aterrizaje.
Ese 3 de Diciembre el Capitán Machuca observó un ascenso casi vertical de los humos sobre la ciudad de Pucón indicándole que había viento calma. Por consiguiente continuó en rumbo Este para aterrizar en la “pista” 09. Con su DC – 3 N° 215 ya en configuración de aterrizaje, tren y flapabajo y unos 150 pies de altura, se percata la súbita aparición de un avión Cessna 140 completando un circuito de cancha y aterrizando en sentido contrario !!
Prácticamente a ras de suelo se ve obligado a rehusar: ordena – tren arriba -, –flap arriba – y una mirada de reojo al velocímetro le muestra las seguras 120 mph. El avión acelera y pasa raudo a 150 mph sobre el cabezal 27.
La otra cara de la medalla la vivió el piloto Juan Abarzúa del Cessna. Disfrutando de la práctica de aviación deportiva en su familiar aeródromo había entrado con estricto apego a los procedimientos a un perfecto patrón de tránsito a la “pista” 27 conocedor que las condiciones locales del viento eran de aproximadamente de 15 nudos Oeste. Como la performance de su pequeño monomotor hace que la pierna final resulta relativamente corta, sólo al aproximar ya muy bajo para aterrizar en el cabezal 27 se percata con espanto que en sentido contrario viene avanzando rauda la inconfundible e imponente silueta de un DC-3 con tren y flap desplegado !!
Pensando que vendría en emergencia, ya que no concebía que intentara un aterrizaje normal con el viento de cola imperante, no atina mas que apurar urgido el aterrizaje. Desesperado toca el suelo y desvía su avión a todo dar hacia un costado, saltando montones de tierra suelta para no ser embestido.
Un tronar ensordecedor de motores sobre su cabeza, si bien aumenta su aturdimiento, le indica que al menos evitó ser colisionado, con su avión zarandeado y su hélice retorcida.
Por su parte el capitán Machuca en su escape hacia la izquierda alcanza a observar bajo su ala el afligido “despeje” del Cessna a campo traviesa. Cruza el cabezal 27 ya en configuración limpia ascendiendo a 1200 pies para, tras un viraje de 360°, aproximar finalmente a pista 27 verificando que el Cessna había quedado totalmente fuera de la “pista”.
Lo que no ha quedado registrado para la historia es lo que posteriormente se dijeron los Srs. Machuca y Abarzúa…. Se abrazarían ? Unirían sus fuerzas para despotricar contra la precariedad de la infraestructura del aeródromo ?
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