80°Aniversario de LAN

Al menos públicamente, el día 5 de marzo último no mereció ser recordado como una efeméride destacada de un acontecimiento histórico de nuestra aviación comercial. Ese día despegaba de la Base Aérea de El Bosque un avión monomotor Cirrus Moth al mando del Teniente Arturo Meneses que, llevando solo una valija de correo, inauguraba oficialmente la Línea Aeropostal Santiago Arica, precursora de la futura Línea Aérea Nacional, como fue su denominación a partir del 29 de Julio de 1929 y que hoy es conocida simplemente bajo la sigla LAN. A nivel mundial, no deben ser muchas las aerolíneas que pueden festejar 80 años de operaciones sin interrupciones y gozar de una saludable situación en el presente. Probablemente los acontecimientos que agitan hoy a un mundo globalizado y que angustian a los habitantes aún en los lugares más recónditos de nuestro planeta, nos ha arrebatado la serenidad y la capacidad para detenernos a honrar debidamente a aquellos que nos legaron lo que hoy somos.

Aquel despegue de un 5 de Marzo lejano, tuvo la suficiente relevancia como para merecer la presencia del propio Presidente de la República, el General Carlos Ibáñez del Campo, decidido sostenedor de un proyecto impulsado tenazmente por el entonces Director de la Aviación Militar, el Comandante Arturo Merino Benítez.

Como no recordar, con cierta nostalgia, ese hito de nuestra historia en que destacan con vigor, las mejores virtudes de nuestra nación: espíritu creativo, visión de futuro y una abnegación que exigió en diversas oportunidades esfuerzos, al extremo de dar la vida, en pos de una tarea por cumplir, una meta por alcanzar. Era el nacimiento de una epopeya que escribirían nuestros pioneros aéreos en su afán por unir el extenso territorio del país y satisfacer las necesidades más imperiosas de tantos conciudadanos que entonces sufrían las consecuencias del aislamiento.

Tras cumplir los pilotos de la Fuerza Aérea su misión de poner en marcha el servicio, paulatinamente la institución militar dejó de destacar “en comisión” a LAN a sus oficiales, estableciendo la empresa su propio cuadro estable e independiente de pilotos. Así y todo, al comienzo siguió siendo gravitante en este cuadro, el aporte de pilotos formados inicialmente en la Escuela de Aviación Capitán Avalos, hasta el momento en que LAN estuvo en condiciones de generar pilotos formados en su propio Centro de Instrucción o provenientes de los distintos Clubes Aéreos del país.

A los diez años de funcionamiento de LAN, ese grupo estable de pilotos era bastante reducido pero cabría en justicia recordar, entre otros, a Sergio García Huidobro Herreros, César Lavín Toro, Eduardo Lazo Preuss, Alfonso Moreira Arriagada, Héctor Lopehandía Collao, Eduardo von Bischoffshausen Vidaurre – Leal, Marcial Arredondo Lillo, Manuel Barría Mejías, Carlos Wulf Droppelmann, Alberto Beytía Vivian, Jorge Verdugo Correa, Hernán Mujica Bordalí y Alfonso Cuadrado Merino. Tras cada uno de estos nombres hay un personaje aviador cuya historia profesional y humana aún no ha sido suficientemente reconocida ni difundida.

Los pilotos militares y sus sucesores, tanto de extracción militar como civil, demostraron su gran espíritu de servicio al país y a sus conciudadanos, al mando de los llamados, en esa época, vuelos “correo”. Algunos lo hicieron ofrendando su propia vida, como los pilotos Julio Fuentealba Boniard, Carlos Collao Carmona, Mario Meneses Rocco, Eduardo Arndt Brieva, Francisco Larrain, David Viveros, Roberto Reed Merino y el mecánicos Raúl de la Quintana Orosteguy. El fatal accidente en Mendoza de un vuelo LAN destinado a prestar ayuda humanitaria a los damnificados del violento terremoto de la ciudad argentina de San Juan en Enero de 1944, tal vez merezca un recuerdo especial. Costó la vida a los pilotos Eduardo Lazo y Eduardo von Bischoffshausen, al mecánico Fernando Mella U y al consejero de la empresa Alberto Cumplido Ducos. Su sacrificio no solo conmovió a los chilenos sino tambien a nuestros vecinos argentinos. El Comandante de la Aviación del Ejército Argentino, despedía los restos de los aviadores chilenos el día 21 Enero 1944 con las siguientes palabras: “ Sobre un dolor otro dolor. Más agudo, si cabe, porque provoca la pérdida de los que vinieron a tendernos su mano amiga y franca, sin medir sacrificios y en un gesto pleno de afectos sinceros murieron cumpliendo la más hermosa de las misiones a que pueden aspirar los hombres del aire: sirviendo y auxiliando a los pueblos. ”

Los inicios de LAN fueron difíciles. Cada paso de los pilotos se daba en terreno y condiciones hostiles y en oportunidades, totalmente desconocidas. Aviones frágiles que solían no resistir las violencias atmosféricas de las nuevas rutas. Las ayudas a la navegación aérea solían quedar reducidas al instinto y sentido de orientación del piloto y en tierra, a “campos” de aterrizaje que contaban, a lo mas, con un catavientos y eventual acceso a una estación de telegrafía.

Tambien este aniversario, es la ocasión de rendir un justo homenaje a los conductores de miles de empleados, pilotos, ingenieros y mecánicos que a lo largo de estos 80 años aportaron sus capacidades para mantener vivo el sueño de LAN. Durante el período de LAN como empresa estatal, sucedieron o secundaron a don Arturo Merino Benitez en la dirección de la empresa, entre otros: don Rafael Saenz Salazar, Juan del Villar Araya, Adalberto Fernández Ferreira, Mauricio Yanquez Illanes, Eric Campaña Barrios, Ignacio Aliaga Straube, Teodoro Ruiz Diez, Germán Stuardo de la Torre, Rodolfo Guesalaga Merino, Carlos Lathrop Desmadryl y Patricio Sepúlveda Cerón.

La posterior privatización de LAN llevó a la empresa a un desarrollo y crecimiento del cual todos somos hoy, testigos admirados y agradecidos. Admirados, por el gran profesionalismo de su gestión como empresa privada; agradecidos, porque sus actuales dueños han demostrado ser dignos administradores de una herencia acumulada con sacrificio por varias generaciones de trabajadores de LAN en sus 80 años de existencia.

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