Autor:
Sr. Sergio Barriga Kreft

ÍNDICE

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I – En el que se narra  la fundación d la Escuela de Aeronáutica Militar y se

menciona cómo seleccionó sus alumnos entre los años 1913 y 1943.

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CAPÍTULO II – De cómo se organizó el Curso de Cadetes Pilotos y se  realizó el Proceso

de Selección

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CAPÍTULO III – De lo que aconteció el primer año de Escuela, entre el ingreso como

Reclutas y el nombramiento de Pilotos Militares.

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CAPÍTULO IV – Donde se recuerda lo que sucedió el segundo año de Escuela, entre

la recogida en marzo y su nombramiento como Oficiales.

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CAPÍTULO V – De aquel período en que dejaron de ser cadetes y recibieron sus

primeras destinaciones

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CAPÍTULO VI – De quietud, recuerdos y añoranzas

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MATERIAL FOTOGRÁFICO

BIBLIOGRAFÍA

PRÓLOGO

El paso por las filas de la Fuerza Aérea de Chile, nuestra querida Institución, es sin duda una vivencia dinámica que, a través del tiempo inexorable, nos ha transformado en herederos de una rica y fructífera herencia como aviadores. Probablemente el hecho de ser una Institución joven, cuya característica ha sido enfrentar un explosivo avance tecnológico, nos indujo a vivir una vorágine que no nos permitía indagar acerca de nuestros orígenes. Prueba de esto ocurre cuando, por alguna circunstancia especial, nos preguntamos: ¿desde cuándo y por qué hacemos esto o lo otro? En este contexto es muy gratificante contar con un documento que nos clarifique y responda estas simples preguntas.

Este trabajo responde a muchas inquietudes que hoy, desde mi cargo de Director, debo afirmar que recién estoy conociendo varias de las costumbres de nuestra querida Escuela de Aviación, que surgieron a partir de la experiencia del Primer Curso de Cadetes de Aviación de los años 1942-1943. Entre ellas están los “distintivos” que hoy usan los Cadetes; la génesis de la “vuelta a la torre”, la participación en la “primera Parada Militar como Cadetes”; expresiones, dichos y otros antecedentes que nos unen a nuestro pasado.

Además, esta entretenida reseña histórica nos permite apreciar lo difícil que fue para nuestros antecesores alcanzar sus metas. La dificultad de completar los cursos de vuelo, sus riesgos, así como también las actividades formativas en el área académica, son pruebas de la alta exigencia de esta romántica y hermosa carrera.

La información que contiene esta obra histórica, es esencial en el proceso formativo de nuestros Cadetes, por lo que deberá integrarse a los textos de lectura obligatoria en la cátedra de Historia Aeronáutica de Chile.

Finalmente, agradezco sinceramente al Comandante Sergio Barriga Kreft, su dedicación, esfuerzo y especial constancia al ver realizada su labor después de un período de dos décadas, esta reseña biográfica, deseando además, que podamos contar con textos similares en el poco tiempo que resta para la celebración de los 100 años de existencia de nuestra Alma Mater, la Escuela de Aviación “Capitán Manuel Ávalos Prado”.

EDUARDO PEÑA MERINO
CORONEL DE AVlACIÓN (A)
DIRECTOR DE LA ESCUELA DE AVIACIÓN

INTRODUCCION

Escribir la reseña histórica del Curso de Cadetes 1942 -1943 de la Escuela de Aviación “Capitán Manuel  Avalos Prado” ha sido un trabajo interesante pero extenso y como tal puede adolecer de errores, vacíos o involuntarias omisiones. No obstante, espero despierte la inquietud y el entusiasmo de quienes en años ya lejanos fueron instructores y cadetes, para que aporten mayores datos y antecedentes, de manera que, a futuro, cuando se escriba la historia de la Escuela de Aviación, ellos permitan contemplarla.

Al escribirla, de acuerdo a lo que se me indicó al solicitárseme  este trabajo, no se ha pretendido hacer una historia novelada del curso, sino dejar una constancia exacta de quienes fueron sus integrantes, instructores y profesores y de la forma más fidedigna de cómo se desarrollaron las actividades durante los dos años que los cadetes permanecieron en la Escuela.

Por ello los datos consignados en esta reseña son todos fidedignos, extractados de las órdenes del día, órdenes de servicio y demás documentación oficial en custodia en el archivo histórico de la Escuela de Aviación, al cual en el momento de dar inicio de ella, me dio amplio acceso el entonces Sr. Director del establecimiento. Coronel de Aviación (A) Joaquín Urzúa Ricke. Mis sinceros agradecimientos al Sr. Coronel de Aviación (A) don Patricio Topali Frávega, ex director de la Escuela, y a su actual director Coronel de Aviación (A) don Eduardo Peña Merino, a cuyos esfuerzos se debe el que esta obra finalmente viera la luz pública. Vaya un reconocimiento especial al Sr. General de Brigada Aérea (A) don Ernesto Bendjerodt Becker y a los “Cadetes” Hernan Büchi Guzmán, Jorge Cifuentes Barrientos. Jorge Pérez Sazié, Pablo Pfingsthorn Schmidt, Víctor Robinovitch Castro, César Topali Bruckmoser y Manuel Soto Peralta, por el apoyo que en todo momento me brindaron en la búsqueda de antecedentes históricos y que además, con paciencia accedieron a responder tantas preguntas y me proporcionaron interesante material.

Un emocionado recuerdo del Sr. General del Aire, César Ruiz Danyau, de los Sres. Generales de Brigada Aérea (A) Aníbal Solminihac Bustamante y Eledoro Calderón Loyola, de los Sres. Coroneles de Aviación Manuel Sotomayor Eberhard, Domingo Vásquez Vásquez y Jorge Massa Sassi, del Presbítero Sr. Rogelio Carreño Atenas y de los Cadetes Sres. Gerardo López Angulo y Jaime Núñez Núñez, que tanto cooperaron para que esta reseña fuera una realidad y emprendieran el vuelo eterno mientras ella se encontraba en proceso de edición.

Deseo manifestar mi reconocimiento al Instituto de Investigaciones Histórico Aeronáuticas de Chile, que siempre me apoyó e incentivó a dar término a esta obra, a pesar de las innumerables dificultades que debí enfrentar en busca de antecedentes.

Finalmente, deseo traer a la memoria las figuras de quien en años ya distantes, fuera mi profesor. don Egidio Machuca Gómez, Decano del Cuerpo de Profesores de la Escuela y del Sr. Coronel de Aviación (A) Arturo Silva Loayza, Jefe de la Sala Histórica de la Escuela de Aviación, quienes me señalaron la senda de esta historia y me hicieron comprender que ella era hermosa y digna de ser conocida.

Sergio Barriga Kreft

CAPÍTULO I

… “en el que se narra la fundación de la Escuela de Aeronáutica Militar y se menciona cómo seleccionó sus alumnos entre los años 1913 y 1943”…

El avance que desde comienzos del siglo XX alcanzaba la aviación, como lo demostró el Cruce del Canal de la Mancha en 1909 por Bleriot, pronto despertó el interés de las fuerzas armadas en diversos países, al comprender la importancia futura del avión como arma. Arma que iba a requerir contar con personal preparado para su empleo en un conflicto bélico. Nuestra patria no podía ser la excepción y no deseando quedar atrás con respecto a naciones que ya habían otorgado atención preferente a este aspecto de la defensa nacional, encargó al Presidente de la Comisión de Chile en Alemania, General Arístides Pinto Concha, un estudio sobre el particular.

Estando centrado el avance de la aviación en Paris, el General Pinto ordenó al Teniente Coronel Pedro Pablo Dartnell, a la sazón en Francia, que preparara un informe referido a las últimas novedades en aeronáutica.

Con fecha 20 de diciembre de 1910 Dartnell elevó a su superior un interesante documento reseñando acontecimientos y técnicas de esta incipiente actividad, dando a conocer además las bondades y defectos que caracterizaban a los globos, dirigibles, monoplanos y biplanos.

Documento de gran trascendencia y que incentivó las inquietudes por el desarrollo futuro de la aeronáutica militar chilena. Inquietudes que cristalizaron durante el gobierno de don Ramón Barros Luco, al dictarse el 11 de febrero de 1913 el Decreto Supremo Nº 187, que llevaba su firma y la de su Ministro de Guerra, Jorge Matte Gormaz, por medio del cual se creaba la Escuela de Aeronáutica Militar. Es interesante traer al recuerdo algunos párrafos del citado Decreto:

– “Organízase una Escuela de Aeronáutica Militar que  tendrá por objeto adiestrar Oficiales y  Suboficiales como pilotos aviadores, pilotos mecánicos o pilotos aerostáticos paro el servicio del Ejército.

-Se admitirá como Oficiales y Suboficiales alumnos, sin distinción de arma, a los Tenientes, por excepción Capitanes, que acrediten sus aptitudes físicas, peso menor de 75 kilos, alto grado de poder visual, ser soltero y que acompañen certificado médico militar en que conste de su buena salud, especialmente que el pulmón y corazón no tengan afección alguna.  Estos certificaos irán visados por el Jefe de la Repartición a que pertenece el solicitante.

Las solicitudes de admisión se dirigirán al Depto. de Personal, en el  que se redactará la orden Ministerial que ponga a los candidatos a las órdenes del Inspector de Aeronáutica para ser sometidos a las diferentes pruebas antes de ser nombrados  alumnos. El Inspector propondrá al Ministerio de Guerra a los Oficiales y Suboficiales que juzgare aptos.

Los Oficiales y  Suboficiales alumnos que sean aprobados en las pruebas del curso teórico y del curso práctico, recibirán  título de Piloto Militar firmado  por S.E el Presidente de la República y  el Ministro de Guerra, y anotado en su Hoja de vida.

El programa a que se someterán los Cursos de Escuela será el siguiente:

Curso Teórico

a.- Aeronáutica General.
b.- Mecánica de la Aviación. Teoría de los motores.
c.- Conocimiento de los instrumentos y aparatos que se emplean en Aeronáutica y su manejo, especialmente  telegrafía sin hilos y telemecánica.
d.- Cosmografía y Geografía Física en la parle aplicada a la Aeronáutica.
e.- Condiciones de construcción de aparatos en Aeronáutica.
f.- Dibujo y lectura de cartas, redacción de partes. etc.

Curso Práctico

–              Ejercicios de aviación y de aeroestación.
–              Preparación de los aparatos para su utilización. Reparación  de los mismos.

El Curso que tratan las letras a), b), c) y e) será elemental y sus demostraciones matemáticas para los Suboficiales. El de las letras d) y f será para los Oficiales únicamente”.

Correspondió el honor de ocupar la Dirección de la Escuela al Capitán de Ejército don Manuel Ávalos Prado, a quien sin lugar a dudas se debe el mérito de haberla encauzado por la senda de progreso y superación que desde aquel entonces ha seguido. Al llamar a los primeros postulantes a alumnos, la Escuela lo hacía con la recomendación que además supiesen matemáticas y francés.

Finalizado el proceso de selección el 6 de abril de 1913 se presentaban los primeros alumnos que habían cumplido con las exigencias establecidas:

En conocimiento del interés que en la Armada también despertaba la aviación, en 1916 el Ministro de Guerra cursó una invitación para que oficiales y gente de mar participaran en el cuarto curso de la Escuela de Aeronáutica Militar. Realizada la selección correspondiente, ésta recayó en los siguientes alumnos, quienes el 27 de abril de ese año iniciaban su instrucción:

Aun cuando la Armada conmemora oficialmente el aniversario de su Aviación Naval el 16 de marzo de 1923, indudablemente sus inicios están en este curso de ocho alumnos que se hicieron al aire en 1916. Cabe señalar que anualmente la Armada siguió enviando alumnos a “El Bosque” hasta 1929, un año antes de la unificación de sus Servicios de Aviación con los del Ejército. Sin embargo, años después, entre 1939 y 1964, varios de sus Oficiales recibieron instrucción primaria de vuelo, en la Escuela de Aviación.

En 1920 con motivo de problemas limítrofes se movilizó hacia Arica una unidad al mando del Teniente 1° Sócrates Aguirre, la que fue denominada 1ª Escuadrilla de Aviación. A raíz de los acontecimientos, fueron llamados algunos aviadores civiles a integrar el primer curso de Aspirantes a Oficiales de Reserva, que se realizara en la Escuela. Entre otros, participaron de este curso: Clodomiro Figueroa, David Fuentes, Emilio Castro, Federico Helfmann, Salvador Sanfuentes. Raúl Besa y Manuel Casanova. Desde aquel año, la Reserva Aérea siempre ha estado íntimamente ligada a las alas de la Fuerza Aérea.

Por iniciativa del entonces Capitán Diego Aracena A., en 1921 se expusieron las primeras ideas para la “Organización del Personal de Oficiales del Servicio  Aéreo” separado del Ejército y la Armada. Fueron ellos los atisbos iniciales de una Fuerza Aérea independiente. Iniciativa que lamentablemente en aquella época no prosperó y por el contrario, el gobierno de don Arturo Alessandri Palma, puso fin a la Inspección General de Aviación y los Servicios de Aviación del Ejército pasaron a depender de la Inspección de Ingenieros y de Aviación, quedando los de la Armada subordinados a la Dirección General de esa Institución.

Posteriormente, en 1926, siendo Director de la Escuela el Capitán Enrique Zúñiga Cooper, se estableció que el Curso de Instrucción duraría un año, destinándose los oficiales durante los primeros seis meses al denominado Grupo Técnico, donde recibirían instrucción de mecánica, electricidad y motores, además de otros ramos profesionales. El segundo semestre se dedicaba a la instrucción de vuelo que los capacitaba para su posterior desempeño como pilotos.

En 1927, al crearse la Dirección de Aviación del Ejército se establece un nuevo Reglamento Orgánico de la Escuela de Aviación, obra de su entonces Director, el Teniente Coronel Arturo Merino Benítez, el que en uno de sus puntos señalaba que el instituto efectuaría cursos de entrenamiento para pilotos militares, en servicio o de reserva, considerando dentro de su orgánica las Escuadrillas de Instrucción y de Aplicación. Al finalizar el Primer Curso, los alumnos obtenían el título de Piloto Aviador Militar y al finalizar el Segundo, el título de Piloto de Guerra.

Con el fin de incrementar la dotación de alumnos, a fines de la década del veinte, oficiales de la Escuela recorrieron las diferentes unidades del Ejército donde algunos muchachos realizaban su Servicio Militar Obligatorio, en calidad de Aspirantes a Oficiales de Reserva del Ejército. Aquellos que demostraron interés fueron destinados a la Escuela, ingresando directamente a la Escuadrilla de instrucción con el grado de Sargento. 1 ° Aspirantes a Oficiales de Reserva. Después de dos años de permanencia en el plantel, varios fueron nombrados Alféreces de Ejército y luego pasaron a la Fuerza Aérea al crearse ésta como arma independiente de la Defensa Nacional. De los aspirantes ingresados en 1927 entre otros, recibieron sus nombramientos de Alféreces:

A comienzos de 1930, durante el gobierno del General Carlos Ibáñez Del Campo se dictó el Decreto Supremo Nº 1167 de fecha 21 de marzo, mediante el cual se unificaban los Servicios de Aviación del Ejército y de la Armada. Decreto, obra del aquel hombre visionario que fuera Arturo Merino Benítez y que puso a Chile a la vanguardia de los países del mundo, al ser uno de los primeros en contar con una Fuerza Aérea independiente. Desde entonces la Fuerza Aérea tuvo su propio escalafón de oficiales, obligando tiempo después a la Escuela a modificar los requisitos de entrada, estableciéndose que a ella se ingresaría con el grado de Alférez para realizar dos años de estudios, al término de los cuales los alumnos quedarían en condiciones de ir a prestar servicios a las unidades de la institución. Los postulantes interesados en entrar a la Escuela deberían haber cursado satisfactoriamente sus estudios en la Escuela Militar o Naval, o bien poseer el título de Oficial de Reserva. Asimismo, se incluían nuevos ramos en los planes de estudio, como eran: Historia de la Aviación, Derecho Aéreo Internacional, etc. Es digno de consignar aquí las sentidas palabras que Merino dirigiera a sus oficiales al momento de hacer entrega del mando de la Escuela, por haber sido nombrado Subsecretario de Aviación. Palabras que la historia ha preservado como uno de los legados más preciados del ilustre precursor:

“Los años que aquí pasé, en esta Escuela, borran ya, aun antes de adornarse re con la pátina del tiempo transcurrido,  todos los otros recuerdos de mi vida. Fui aquí a un mismo tiempo, alumno y Director: hallé a mi lado jóvenes maestros, que me enseñaron  diligentes el noble arte del vuelo;  subalternos que fueron leales amigos; compañeros  a quienes la muerte ahondó en mi cariño con huella inolvidable.  Viví aquí días de luto, de tragedia y otros de alegría y de triunfo. Vi nacer esta casa y presencié el despertar de una nueva era para esta Escuela. Familiarizado estoy con su ambiente y conozco como si fueran míos, todos los rincones, todas las vueltas de este teatro tan querido, de tan variadas  emociones. Aquí sentí la noble sensación del mando amplio,  completo, responsable; muchas veces, cuando el desaliento se apoderó de mi espíritu, y dudé del acierto de mi Dirección, sentí fijarse en mi las miradas de mis jóvenes oficiales, penosas en aquellos días de tragedia, y me pareció ver generosa simpatía, muda adhesión, nunca un reproche en sus ojos que eran pozos de desesperación y de pena.

Por eso, al dejar todo esto, siento ya la nostalgia de mi partida. Dejo, es cierto, crecida y lozana, una obra a la que contribuí, con entusiasmo y con fe: La Escuela está en marcha, tiene ya instalaciones, las más indispensables a lo menos; y Oficiales jóvenes y entusiastas, maestros e instructores, capaces de formar a pilotos aviadores que responden por su pericia por su abnegación  y por su valentía a la más difícil misión.

S.S. la Escuela de Aviación, no Uds. que pasan como yo, por ella, no, la Escuela de Aviación, la de historia reciente pero ya nutrida, la de porvenir enorme en el tiempo y en la gloria, la que tiene tradición, un alma, que florece en los contornos, y la sentimos muy cerca en los días de quebranto, ella no puede deberme nada. Yo soy el que debo agradecer mi estadía, el honor de haberla comandado, los horas, los días de triunfo y de hondos emociones que aquí pasé dedicado a servirla con cariño de enamorado “.

En 1931 la Escuela programó dos nuevos cursos con 77 alumnos, de los cuales 18 eran Oficiales de Reserva. Lamentablemente razones de economía obligaron posteriormente a eliminar a muchos de ellos, graduándose sólo los siguientes aspirantes:

Óscar Muñoz Constant
Eduardo Middleton Aguirre
Alfredo Lavín Ramírez
Máximo Errázuriz Ward

Viendo el Comandante Merino que a pesar del sistema imperante con los alumnos que llegaban del Ejército y de la Armada no alcanzaba a cubrir las necesidades de la naciente Fuerza Aérea, en 1932 dispuso se efectuara un Curso de Cadetes en la Escuela de Aviación.

Para tal efecto, se escogieron 19 Aspirantes a Oficiales de aquellos que en 1931, a las órdenes del Teniente 1 º Osvaldo Puccio Guzmán habían finalizado su Servicio Militar Obligatorio en la Compañía de Ametralladoras del Grupo de Defensa Antiaérea.

El 17 de julio de 1932 eran llamados a servicio activo como Cadetes de Aviación:

Cadetes que fueron dados de alta con un sueldo de$ 333.33 mensuales, equivalentes a la renta de un Cabo 2°. Al mando del Curso se nombró al Capitán de Bandada Agustín Riveros Gálvez, disponiéndose una jornada semanal de lunes a sábado. Jornada que se iniciaba a las 06:00 hrs. con una dura gimnasia matinal, seguida de clases con ramos profesionales, tales como: aerodinámica, navegación aérea, topografía, mecánica, tiro y bombardeo, electricidad, matemáticas, física e inglés. Sábados en la tarde y domingo, los cadetes quedaban libres, saliendo con uniforme de Oficiales, pero sin grados. Paralelo a sus clases recibían instrucción doctrinal con carabina y espada, para irlos preparando para el mando, integrando además el rol de Oficiales de Servicio en el Grupo de Defensa Antiaérea. Pese al buen éxito alcanzado con esta iniciativa, derivado de los sucesos políticos de la época, al finalizar el año fueron licenciados poniéndose término al curso.

De ellos, a dos, Armando Torres Cuevas y Jorge Massa Sassi, los veremos participar más adelante en el desarrollo del Curso de Cadetes 1942 – 1943.

Tiempo después, regresaron a la Fuerza Aérea e ingresaron como Alféreces a la Escuadrilla de Instrucción:

Arturo Christie Merlini
Rubén Castro López
Eduardo Santelices Reyes
Femando Sarabia Le Fort
Vicente Acuña Fernández
Juan Casas Ribot

Con posterioridad a aquel intento,  la Fuerza Aérea continuó recibiendo Oficiales de Ejército y de la Armada que mostraban interés en solicitar su pase a la Aviación. No obstante, como no eran muchos los que lograban el permiso para cambiar de institución se estableció una nueva modalidad de ingreso a la Fuerza Aérea. Anualmente, de entre aquellos jóvenes que realmente mostraban vocación por las alas, algunos eran seleccionados y enviados becados, en calidad de Subalféreces, a la Escuela Militar, establecimiento donde realizaban los cursos profesionales y se graduaban como Alféreces de Aviación, para ingresar posteriormente a la Escuela de Aviación en calidad de Oficiales Alumnos de la Escuadrilla de Instrucción.

Curso de Cadetes de Aviación del año 1932, de pie en la escalinata del Casino de Oficiales. De izquierda a derecha: Primera fila: Francisco Salgado, Roberto Taulis, Armando Torres, Luis Harlowe, Rubén Castro. Héctor Walker, Eduardo Santelices y Augusto Román. Segunda fila: Jorge Massa, Femando Sarabia, Juan Casas, Arturo Christie y Luis Montero. Tercera fila: Eduardo lbieta. Luis Sotomayor, Vicente Acuña y Julio Pérez. Cuarta fila: Carlos Holcomb y Alberto Lanas.

CAPÍTULO II

“De cómo se organizó el Curso de Cadetes Pilotos y se realizó el Proceso de Admisión”

No logrando el sistema imperante satisfacer en debida forma las necesidades institucionales, en el mes de julio de 1941, el mando de la Fuerza  Aérea obtuvo del gobierno de Don Pedro Aguirre Cerda la dictación del Decreto Supremo que se transcribe a continuación:

“Organiza  Curso de Cadetes Pilotos de la Escuela de Aviación S. T. 519 Santiago, 19 de julio de 1941. Visto la facultad que me confiere el Nº 13 del Artículo 72 de la Constitución Política del Estado, y  considerando:

Tómese razón, comuníquese y publíquese en el Boletín y Diario Oficial. (Firmado) Pedro Aguirre Cerda, Presidente de la República –Domingo Godoy, Ministro de Defensa”.

Este Decreto llevaba implícitas dos responsabilidades fundamentales para la Escuela de Aviación.

En primer término, preparar los planes de estudios y realizar una rigurosa selección que garantizase el éxito del curso. No olvidemos que en países más avanzados que el nuestro, los oficiales de sus fuerzas aéreas continuaban siendo reclutados por el Ejército, por lo que no era extraño que esta iniciativa a más de alguien llamase la atención. La otra, habilitar salas de clases, comedores, baños, dormitorios, etc., en donde los cadetes desarrollasen su vida de cuartel. Recordemos que la Escuela, salvo pequeñas modificaciones, contaba con las mismas instalaciones con que en 1913 el Capitán Ávalos iniciara las actividades de instrucción. Por tal razón el Mando Institucional otorgó su decidido apoyo a la Dirección de la Escuela y es así como leemos lo que en la revista de la Fuerza Aérea escribiera el Jefe del Estado Mayor, Comodoro del Aire, Darío Mujica Gamboa:

“Con gran satisfacción se ha recibido en el seno de la Fuerza Aérea, el Decreto Nº 579 del diecinueve de julio, el cual organiza nuestra Escuela de Aviación, el Curso de Cadetes Pilotos. Por este motivo nuestro primer plantel de instrucción aérea  abrirá el próximo año sus  puertas a los jóvenes  ciudadanos, que iniciarán su carrera en nuestra institución. Desgraciadamente llegará a ella sólo un reducido número de cadetes, a pesar de que las necesidades de la Fuerza Aérea y el momento actual, reclaman con urgencia la preparación de un número muy superior, que no se puede completar debido al estado de abandono económico en que se ha mantenido nuestra Institución desde que fuera fundada, lo cual no ha permitido construir los edificios indispensables, tampoco ampliar su aeródromo, que, si fue suficiente en su creación, es inadecuado en la actualidad dadas sus reducidas dimensiones ”.

Empleando los viejos edificios existentes en “El Bosque”,  poco a poco se fueron efectuando las reparaciones y transformaciones que permitieran recibir en ellos al Curso de Cadetes. En febrero de 1942 el Gobierno, por intermedio de la Tesorería Provincial de Santiago, ponía a disposición de la Comisión de Administración de la Dirección de los Servicios de la Fuerza Aérea, la suma de cien mil pesos ($ 100.000) “a fin de que por Administración procediese a ejecutar los reparaciones e instalaciones, para habilitar los dependencias destinadas al funcionamiento de las Escuelas de Cadetes y Especialidades de la Fuerza Aérea”. Era entonces Director de la Escuela el Comandante de Escuadrilla Enrique Núñez Morgado, quien habiendo recibido el cargo en el mes de junio de 1941 de manos del Comandante de Escuadrilla Aurelio Celedón Palma, junto a sus oficiales se abocó con entusiasmo a esta tarea logrando habilitar en el corto tiempo disponible, dormitorios, salas de clases, una cocina, una pequeña sala de Juegos y una enfermería. Para la Compañía de  Cadetes, como en un comienzo se denominó al Curso de Cadetes, fueron designados los siguientes oficiales:

En cuanto a la selección, se estipuló que los postulantes a cadetes deberían tener 6º año de Humanidades rendido, señalándose en publicaciones de la época que la Escuela no deseaba formar Jóvenes que ingresaran a ella sólo por el deseo de volar, sino que buscaba a aquellos que vieran en la profesión de aviador, el ideal de su vida. Se indicaba también que, a su ingreso, la Escuela les tomaría una prima por un Seguro de Vida ascendiente a $ 50.000, proporcionando sin costo: rancho, vestuario, equipo de vuelo, libros y útiles de escritorio. Además atenderla a los gastos de lavandería y peluquería. No obstante que la permanencia  en la Escuela preveía una duración de 3 años, las necesidades de pilotos hacían que ella se rebajara a 2. Al ingreso de éstos se contemplaba un período de 4 meses  de estudios e instrucción militar, al fin del cual se efectuaría una 1ª selección, para luego dar inicio a la instrucción de vuelo primaria. Haciendo propaganda al reclutamiento  de Aspirantes al Curso de Cadetes, en febrero de 1942 se enviaban las siguientes comisiones a distintas ciudades del país:

A Iquique,  con escalas en Vallenar y Antofagasta: en el Fairchild Nº 31, el Capitán de Bandada Femando Rojas O. y el periodista Sr. Gustavo Campaña G., y en el Fairchild Nº 40, el Teniente 2º Werner Martínez G. y el Sargento 1º Eduardo Viera.
A Ovalle: En el Fairchild Nº 21 el Teniente 1º Rubén Castro L. y el Alférez Humberto Magliochetti B., estipulándose que desde esa localidad el Teniente Castro seguiría solo, por tierra a La Serena y Coquimbo.
A Puerto Montt, con escalas en Talca, Chillán, Concepción, Temuco, Valdivia y Osorno.
En el Fairchild  Nº 29, el Teniente 1º Rolando Honorato Chaparro con un periodista.
En el Fairchild Nº 32. el Teniente 1ºAlfredo Lavín Ramírez  y el Teniente 1º Andrés Martínez V.
En el Fairchild  Nº 33, el Teniente 2º Julio De la Fuente Del Villar.

En marzo, el Director de la Escuela solicitaba al Comando de la 1ª Brigada Aérea recabara de quien correspondiese, se dotara al establecimiento de 100 fusiles Máuser para el Curso de Cadetes, cuyo ingreso estaba planificado para abril, en atención a la escasa dotación de carabinas con que se contaba, las que alcanzaban sólo para el personal de tropa. Igualmente, pedía se enviaran a la Escuela 6 aviones North American, para completar en septiembre de ese año la instrucción de los Oficiales Alumnos del 2° Curso. De esa forma los del 1er. Curso, podrían empezar la suya en dicho material ese mismo mes, quedando con ello los aviones Fairchild de instrucción primaria, a disposición de los cadetes a contar de septiembre. Recordemos que de acuerdo al sistema hasta entonces imperante, contaba la Escuela con dos Escuadrillas de Oficiales Alumnos. Escuadrillas que aquel año estaban integradas por los siguientes instructores y alumnos:

Oficiales Alumnos que por su misma condición tenían un régimen interno muy distinto al que tendrían los cadetes próximos a ingresar. Además sus salas de clases y casino, eran otros, sin que fuesen a tener ningún contacto ni relación con ellos, como no fueran los de oficial a cadete.

El nuevo sistema de selección de los futuros Oficiales de la Fuerza Aérea era ya una realidad y en razón de ello el Comandante en Jefe de la institución remitía un oficio al Comandante en Jefe del Ejército, informándole que se había resuelto no enviar más Subalféreces becados a la Escuela Militar, por cuanto en adelante en la Escuela de Aviación funcionarían Cursos de Cadetes.

En total a lo largo de todo Chile se presentaron 140 postulantes, quienes debieron rendir pruebas de capacidad física, someterse a exámenes médicos, dentales y luego dar exámenes teóricos de Matemáticas, Castellano, Historia y Geografía. Aquellos que sortearon con éxito la preselección fueron citados a una entrevista personal. En algunas localidades los exámenes los tomaron Oficiales de las Guarniciones locales y a otras se enviaron comisiones desde “El Bosque”.

A Chillán, Concepción y Temuco viajaron en aviones de la Escuela, el Capitán de Bandada Fernando Rojas O., los Tenientes 1º Rolando Honorato Ch. y Raúl Reyes V., el Teniente 2º Ernesto Miranda D. y el profesor Sr. Armando Torres C.
A Ovalle, La Serena y Vallenar lo hicieron Los Tenientes 1º Alfredo Lavín R., Eduardo Acevedo S. y Luis Botteselle P. y el Subteniente Gustavo Leigh G.

Habiéndose fijado el ingreso de los nuevos cadetes para el mes de abril, éste hubo de posponerse para mayo en consideración a que aún no se encontraban completamente listas las dependencias que se adaptaban para ellos. Ordenándose además los siguientes cambios de Oficiales en el Curso de Cadetes:

El Capitán de Bandada Aníbal Solminihac B. entregaba la Escuadrilla de Aplicación al Capitán de Bandada Felipe Araya S., y a su vez era nombrado Comandante del Curso de Cadetes. El Teniente 2° Carlos Vergara C. dejaba la Escuadrilla de Aplicación, pasando al Curso de Cadetes. El Subteniente Emilio Schönherr S. dejaba la Plana Mayor y pasaba al Curso de Cadetes. El Subteniente Edilio Del Campo T. dejaba el Curso de Cadetes y pasaba a la Escuadrilla de Aplicación.

El Subteniente Ricardo Solari Th. dejaba el Curso de Cadetes y pasaba a la Plana Mayor. Con ello quedaba estructurada la dotación de oficiales que recibirla en corto tiempo más a los cadetes.

Dándose término al proceso de admisión, finalmente quedaron seleccionados 79 postulantes, de los cuales 74 eran de la Rama de Aire, 1 de la Rama Técnica y 4 de la Rama de Administración. Postulantes que fueron dados de alta con el grado de Soldados 1ºs Cadetes:

RAMA DEL AlRE

D.P. 2 Nº 139.- Santiago, 17 de abril de 1942.

Dése de alta en la Escuela de Aviación, con fecha 16 de Abril del presente año (16. IV. 1942) con el Grado de Soldados 1ºs Cadetes (R.A.) a los ciudadanos que se detalla a continuación:

D.P. 2 Nº 194.- Santiago, 18 de mayo de 1942.

Dése de alta en la Escuela de Aviación, con fecha 1 de mayo del presente año (01 .V.1942) con el grado de Soldados 1º Cadetes (R.A.) a los ciudadanos que se detalla a continuación:

RAMA TÉCNICA

D.P. 2 Nº 159.- Santiago 24 de abril de 1942.

Dése de alta en la Escuela de Aviación, con fecha 16 de abril del presente año (16.IV.1942) corno Soldado 1 ° Cadete de Aviación (R. T.) al ciudadano que se detalla a continuación Sergio Poblete Garcés

RAMA DE ADMINISTRACIÓN

O.P. 2 Nº 167.- Santiago 30 de abril de 1942.

Dése de alta en la Escuela de Aviación, con fecha 16 de Abril del presente año (16.IV.1942) con el grado de Soldados 1ºs Cadetes de Administración (P. S.) a los ciudadanos que se detalla a continuación:

Jorge Cifuentes Barrientos
Jorge Núñez Herrera
Luis Alberto Julio Contreras
Roberto Rötger Chijani

Casino de Oficiales y piscina de uso de los cadetes.

Línea de vuelo de la Escuela de Aviación a fines del año J 942. Al centro, cadetes realizan prácticas con un paracaídas.

CAPÍTULO III

“De lo que aconteció el primer año de Escuela, entre el ingreso como reclutas y el nombramiento de pilotos militares”.

De los 79 seleccionados, entre los que había algunos con estudios universitarios, o con títulos de profesores primarios y otros provenientes de las Escuela Militar y Naval, sólo 77 se hicieron presentes en “El Bosque” el lunes 11 de mayo de 1942, fecha fijada para la recogida. Los cadetes Flavio Bustamante Del Campo y Guillermo Anderson Kutz solicitaron a la Escuela se dejase sin efecto su incorporación al Instituto y no se presentaron aquel día. Podemos afirmar que aquellos dos, sin haber sido realmente cadetes, fueron los primeros a quienes se les otorgó la baja de la Institución, pues al momento de solicitarla, sus respectivos nombramientos como tales ya estaban en trámite. Tiempo después, en el Boletín Oficial Nº 24 de fecha 03 de junio de 1942 éstas eran publicadas. Esa mañana en la Escuela todo era actividad y el patio que conformaban los edificios de las cuadras de cadetes, los comedores y la enfermería, había sido destinado exclusivamente para los jóvenes que se incorporaban al plantel.

En una sencilla ceremonia en presencia de sus padres, apoderados y de sus oficiales, el Director de la Escuela, Comandante Enrique Núñez les dio la bienvenida. Se encontraba presente también en aquel acto quien sería su Profesor de Historia y Geografía, don Armando Torres Cuevas, al que recordamos como integrante del Curso de Cadetes de Aviación del año 1932. Don Armando Torres tuvo por orgullo el haber asistido a todas las ceremonias de ingreso de nuevos cadetes hasta el año 1987, en que la muerte lo sorprendió siendo Decano del Cuerpo de Profesores de la Escuela. Hermoso ejemplo de fidelidad que mantuvo ininterrumpidamente durante 45 años. Finalizado el acto, los jóvenes al mando del Comandante del Curso de Cadetes y de sus oficiales instructores marcharon hacia las que serían sus dependencias, en las que transcurriría gran parte de su vida de cuartel. Por razones de régimen interno y de acuerdo a su estatura, fueron divididos en dos cursos, el A y el B, integrándose al Curso A el cadete de la Rama Técnica y al Curso B los de la Rama de Administración. A cargo del Curso “A “fue designado el Teniente 2° Carlos Vergara C. y del ”B “el Teniente 2° Emilio Schönherr S. El primer día lo emplearon en la entrega de vestuario, asignación de dormitorios y dependencias y enseñanza de las primeras normas de régimen interno. En vez de tenidas de servicio para cadetes como hubiera sido de esperar, de las que no había, a cada uno se le entregó una de conscripto de aviación, con guerrera cerrada con botones dorados metálicos y un capote, todo de color “azul aéreo”. A ello se agregaba la ropa interior y un par de pesados zapatones. En cuanto a la talla, de un número cualquiera, según el ojo del sargento guarda almacén. Uniforme al cual más adelante se agregó un gorro de cuartel, denominado” coscacho”.

Con respecto al dormitorio, no era otro que un vetusto barracón, alhajado con camarotes simples metálicos de dos pisos, con un delgado colchón, en los que los cadetes debieron armar sus camas con las frazadas, sábanas y cubrecamas que también se les proporcionó. Para dormir debían utilizar un camisón suministrado por la Escuela. Prenda de vestir, que algunos se las ingeniaron para no usar nunca. A ambos costados de los camarotes junto a la cabecera, se encontraban sendos roperos de aproximadamente dos metros de alto, por sesenta centímetros de ancho.

Uno para el cadete de la cama superior y otro para el de la inferior. Al pie de los camarotes había un piso de madera para colocar las toallas u otras prendas. Posteriormente bajo una frondosa encina, ubicada en las cercanías de donde hoy se encuentra la Sala de Vuelo de los Cursos de Cadetes, el Soldado 2º Peluquero Eduardo León procedió a cortar el pelo a todos los reclutas, algunos de los cuales lucían frondosas cabelleras totalmente reñidas con la disciplina militar.

Durante algún tiempo, aquel lugar bajo el árbol, sin más elementos que un rústico piso, constituyó la peluquería de cadetes.

Al día siguiente, una diana tocada a las 6 de la mañana, una gimnasia y una helada ducha introdujeron definitivamente a los jóvenes muchachos en los rigores de la vida de cuartel. Sistema que se mantuvo durante toda su permanencia en la Escuela y que por efecto del frío, en época invernal, a más de uno hizo salir con su pelo escarchado. Después de ello el Cabo 2º Pedro Pinto C., los recibía con un reparador desayuno. El Cabo Pinto era Mecánico de la Rama del Aire, pero ante la falta de personal y en conocimiento de sus habilidades para preparar asados y parrilladas, se le ofreció el puesto de cocinero de los cadetes. En julio de ese mismo año se autorizaba su cambio a la Rama Técnica con el grado de Sargento 2º.

Al no existir un Cuerpo de Brigadieres, se optó por otorgar esta denominación a algunos cadetes que venían de las Escuelas Militar y Naval, o habían hecho su Servicio Militar como Aspirantes a Oficiales de Reserva en el Grupo de Defensa Antiaérea. Ella recayó en los Cadetes Eduardo Sepúlveda Medel y Jaime Núñez Núñez con servicio militar en el Grupo de Defensa Antiaérea, Alejandro Baeriswyl Álvarez, Guillermo Lacourt Ferreyra, Vicente Ávalos Guerrero y Luis Morales Orozco provenientes de la Escuela Militar, y Federico Niemann Núñez, Urcisinio Galletti Acuña y Pablo Pfingsthorn Schmidt excadetes de la Escuela Naval. Su misión era la de cooperar con los oficiales a cargo de los cursos, en la instrucción de sus compañeros y en labores de régimen interno.

La primera semana se dedicó fundamentalmente a la instrucción doctrinal, a objeto incorporar cuanto antes a los cadetes a las actividades normales del Instituto siendo sometidos además, a un completo examen médico – dental a cargo del Comandante de Escuadrilla (S) Luis Vivanco C. y del Dentista a Contrata Jorge Massa Sassi, este último también integrante del Curso de Cadetes de Aviación del año 1932. Aprendieron a coser botones, a marcar la ropa e incluso a zurcir más de algún par de calcetines, que debido al uso pronto se rompió. Supieron lo que era acostarse en 30 segundos y dejar la ropa correctamente ordenada sobre una banqueta a los pies de la cama, tragándose como hombres más de alguna lágrima que porfiaba en escaparse.

Después de días que se les hicieron interminables, llegó aquel fin de semana tan anhelado en que recibieron la visita de sus padres, apoderados y familiares a quienes dieron a conocer las experiencias de la nueva vida que recién iniciaban. Como ha acontecido desde entonces, más de un furtivo paquete de chocolates o golosinas ingresó al cuartel para mitigar en parte los sacrificios que imponía la disciplina castrense.

El lunes 18 de mayo daban comienzo a una nueva fase en su vida militar, al empezar el período de clases a cargo del siguiente Cuerpo de Profesores:

A ellos se agregó un tiempo después don Hernán Téllez Calderón quien con el grado de Sargento 1º tendría a su cargo el ramo de Educación Física. Los cadetes de las Ramas Técnica y de Administración asistían a las mismas clases que los de la Rama del Aire y sólo en octubre al darse comienzo a las actividades de vuelo, los de Administración empezaron con ramos de su especialidad.

Hubo dos personas que pronto despertaron las simpatías de los cadetes: los profesores civiles Esteban Doña y Armando Torres. En medio de lo estricto que era el régimen de la Escuela, sus clases eran un remanso de paz, donde los muchachos se sentían más a gusto y podían explayarse con confianza. Con el tiempo, más que profesores, ellos fueron amigos y compañeros durante largos años en la Fuerza Aérea. El inicio de clases estableció una nueva jornada diaria de actividades de lunes a viernes, que comenzaba con la diana a las 06:00 hrs., trote matinal, aseo personal, desayuno y luego, clases. A media mañana se repartía un sándwich, generalmente de dulce de membrillo, al que más adelante se agregó un huevo duro, que los cadetes devoraban con deleite. Bien se dice que el hambre no hace distingos.

A las 12:00 hrs. se daba lectura a la Orden del Día, se escuchaban peticiones y reclamos y luego la Escuela pasaba al rancho. Posteriormente a instancias de un oficial se implantaba una costumbre que no fue en absoluto del agrado de los muchachos, consistente en que antes del almuerzo a cada uno se le repartía una cucharada de aceite de bacalao, la que debían tragar en silente obediencia. De esa forma se quería tonificar al cuerpo de cadetes. Desde entonces aquel oficial fue apodado “El Papi”. Después de almuerzo se reiniciaba la jornada de clases o se hacía deportes, para pasar nuevamente al comedor cerca de las 18:00 hrs. Un rato libre de “casino “en una pequeña sala adaptada para tales fines, único lugar donde estaba permitido fumar, estudio y luego la retreta que ponía término a las actividades del día. Aquellos que tuvieren faltas que “pagar” se quedaban de “plantón” con fusil al hombro o salían a “disciplinario “en la noche, al finalizar la cuenta de la retreta.

En aquellos años aún existía en medio de los jardines de la Escuela, la figura de un diablo, herencia de la época de la aviación heroica. Figura que según la tradición, repetida de generación en generación, causaba la muerte del piloto que tuviera la osadía de acariciar uno de sus pies.

Por tal razón los cadetes tenían la precaución de mantener prudente distancia de tan maléfico ser, especialmente en horas nocturnas.

Los días sábados, eran dedicados a actividades de doctrinal y régimen interno. Bajo la atenta mirada de sus instructores, los cadetes marchaban por la losa frente a Operaciones o hacían prácticas de manejo con fusil Máuser. Más adelante se agregaban charlas de 45 minutos de duración que los primeros sábados de cada mes, el Capellán, Teniente 1º (S. R.) Romelio Carreño Atenas, daba a todo el personal de la Escuela. Durante el lapso en que los reclutas no tuvieron salidas, los domingos en la mañana el Capellán Carreño oficiaba misa en uno de los viejos hangares de madera. Oficio religioso al cual, con gran unción, asistía el Cuerpo de Cadetes. Con el transcurso de los años, hasta su muerte, acaecida en junio de 1992, este buen sacerdote bendijo el matrimonio de muchos de ellos, acompañando también hasta su última morada a aquellos que plegaron sus alas en actos de servicio o cayeron vencidos por el paso del tiempo.

En un comienzo, semanalmente se nombraba a un Oficial de Servicio, el que duraba en funciones de lunes a domingo, desde las 05:00 hrs., hasta que el último cadete se acostaba en la noche.

Integraban tan sacrificado rol los Tenientes 2º Carlos Vergara, Emilio Schönherr y César Ruiz, quienes con dedicación y afecto iban moldeando el espíritu de sus cadetes. Famosas eran las semanas en que correspondía estar de servicio al Teniente 2° Carlos Vergara C., cariñosamente conocido como el “Sapito Vergara”. Semana que era conocida como “La Dolorosa”: especialmente cuando a su juicio la disciplina andaba mal y era necesario “moralizar “a los cadetes. Es interesante mencionar que al Teniente Vergara se le atribuye el haber implantado la tradicional “Vuelta a la Torre de Control”. Tradición que hasta hoy día mantienen los cadetes de la Escuela de Aviación, no obstante que aquel edificio blanco, en esos años Torre de Meteorología, cediera paso al progreso, quedando sólo como un recuerdo en el corazón de antiguas promociones.

Con motivo que a mediados de año, los Tenientes 2º Emilio Schönherr Siebert y César Ruiz Danyau, viajarían comisionados a los Estados Unidos de Norteamérica, el 28 de mayo fue dado de alta en el Curso de Cadetes, el Teniente 2º Eleodoro Calderón Loyola, quien venía destinado a la Escuela desde el Grupo de Aviación Nº 5 con Base en “La Chamiza ”. Asimismo atendiendo a las necesidades lectivas de la Escuela, por Orden del Día Nº 19 del 30 de mayo, se creaba la Biblioteca de Profesores, la que funcionaría en la Secretaría de Estudios, nombrándose Jefe de ella al Teniente Ernesto Miranda Díaz.

Para atender las necesidades del personal de la Escuela existía también dentro del recinto, una pulpería a cargo de un concesionario español, en la que se podían encontrar los elementos de uso habitual y algunos comestibles. Lugar al que se autorizó también el ingreso a los cadetes, quienes en consideración a los precios que el concesionario cobraba, pronto lo bautizaron como “El pulpo”.

Transcurrido el período inicial, de acuerdo a lo planificado, se estimó que los cadetes estaban ya en condiciones de salir los fines de semana, aun de civil, por no estar listos todavía los uniformes que usarían en los días francos. El 7 de junio los reclutas tuvieron su primera salida. Aquel sábado al igual como lo harían sucesivamente, cada uno recibió del Oficial Contador, Teniente 1º Eduardo Acevedo Serrano, diez pesos, correspondiente a parte de su sueldo de Soldado 1º, grado con el que habían ingresado a la Fuerza Aérea. Cantidad que en aquellos años alcanzaba perfectamente para pagar movilización, invitar a la polola al cine y luego llevarla a tomar once a un céntrico café de calle Ahumada. La salida era a las 17:00 hrs. y tras una rigurosa revista, frente a la guardia de la Escuela, donde un tosco letrero decía “Paradero Laviación”: los cadetes tomaban el tranvía San Bernardo que los llevaba a Santiago. La recogida se realizaba los domingos a las 22:00 hrs. en que, desde la puerta del Ministerio de Fomento partían hacia “El Bosque” las micros Federal de la Escuela, del Grupo de Aviación Nº 4, del Grupo de Defensa Antiaérea y de la Maestranza Central de Aviación.

Percatándose que la Escuela necesitaba con urgencia una peluquería de cadetes y de un armerillo, el Teniente 2º Eleodoro Calderón L., autorizado por el Oficial Contador, con siete mil pesos de sus propios ahorros, costeó los materiales y personalmente habilitó ambas dependencias. Tiempo después los dineros le eran restituidos, estableciéndose que el peluquero atendería en ese lugar, de lunes a sábado de 07:30 a 11 :00 hrs., terminando con el corte de pelo bajo la encina. Asimismo, para mejorar su atención era encuadrado en el Curso de Cadetes, el siguiente personal:

Por otra parte se dispuso, que la atención médica de los cadetes la efectuaría el Comandante de Escuadrilla Dr. Luis Vivanco C ., los días martes, jueves y sábado de 08:00 a 09:00 hrs. y que las informaciones relativas sobre sus enfermedades sólo las proporcionaría el Capitán de Bandada Aníbal Solminihac B. Aquellos que estuviesen internados en la Enfermería podrían recibir visitas diariamente de 14:00 a 19:00 hrs.

De acuerdo al programa elaborado por la superioridad, en agosto se dio inicio a la preparación de la Revista de Reclutas, la que estaba planificada para los primeros días de septiembre, intensificándose por consiguiente las prácticas de doctrinal. Ese mismo mes se cursaban las bajas de la Escuela de los Cadetes de la Rama del Aire, Humberto Bravo Crawley – Boewey,  Mario Valencia Leighton y Alberto Heufemann y del Cadete de la Rama de Administración Luis Julio Contreras, quienes partían en pos de otros horizontes, dándose además de alta en el Curso de Cadetes, al Teniente 2° Alberto Parodi Bustos. Por esos mismos días ponían término a su permanencia en la Escuela, los Oficiales Alumnos de la Escuadrilla de Aplicación, quienes en posesión de sus títulos de Pilotos de Guerra, salían destinados a las unidades de la Fuerza Aérea. A su vez, los de la Escuadrilla de instrucción recibían el nombramiento de Pilotos Militares.

Habiéndose cumplido con el periodo inicial de instrucción militar los días 2 y 3 de septiembre los cadetes se presentaban en Revista de Reclutas la que fue pasada por el Comandante de la IIª Brigada Aérea, ante quien, luego de las preguntas teóricas de rigor, mostraron series de giros, manejos con fusil y formaciones,  lo que vino a resaltar el buen nivel que en poco más de tres meses de instrucción habían alcanzado. Con ilusión, los muchachos veían acercarse el inicio de sus actividades de vuelo.

Los uniformes de salida, confeccionados por la sastrería de don Kurt Zillmann, entusiasta aviador y volovelista, finalmente fueron recepcionados. Consistían éstos en una blusa de paño celeste con vivos azules, gorra de igual color, camisa blanca, corbata azul, pantalón recto azul, con bastillas y zapatos negros. Completaba la tenida un par de guantes blancos y un cinturón del mismo color con espadín (muy similar al que usaban los aviadores de la Luftwaffe). Uniforme que en época veraniega cambiaba la blusa de paño celeste por una de género blanco. A partir de entonces las salidas de fin de semana fueron de uniforme y las revista de tenida, más estrictas. Al igual como tantas veces ha acontecido posteriormente, cuando hacía frío, los cadetes acostumbraban a meter sus manos en los bolsillos del capote. Tal costumbre pareció poco militar al Capitán Aníbal Solminihac, quien para ponerle término ordenó se cosieran los bolsillos. Al momento de verificar el cumplimiento de esta orden, el Oficial de Servicio preguntó dos veces: ‘‘¿Qué cadete no cosió sus bolsillos?” En vista del extraño silencio reinante en las filas, empezó a revisar uno a uno a los muchachos, constatando que uno de ellos no había cumplido la orden. Ante esta falta dispuso que todos descosieran sus bolsillos y entregaran sus capotes a quien había desobedecido la orden, indicándole que en la noche se quedaría en pie hasta que cosiera la totalidad de ellos. Cuarenta capotes alcanzó a coser antes que aquel castigo le fuera levantado. De esa manera se iban inculcando las normas de disciplina.

Exigiéndolo así las necesidades docentes, por la Orden del Día Nº 197 de fecha 08 de septiembre se creó el Consejo de Instrucción de la Escuela, el que desde esa fecha ha funcionado como órgano asesor del Director del establecimiento.

El 10 de septiembre un hombre ilustre llegaba hasta la Escuela. Aquel día, S.E. el Presidente de la República Don Juan Antonio Ríos Morales se hizo presente en visita oficial a la Base Aérea “El Bosque”. Acompañado por el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea y el Alto Mando Institucional, recorrió hangares, salas y pabellones. Demostrando interés en conocer cómo se desarrollaban las actividades del Curso de Cadetes, varios de ellos, vistiendo diferentes tenidas fueron presentados al primer mandatario, quien evidenció especial complacencia.

Al día siguiente un fatal accidente de aviación enlutaba las alas de la Fuerza Aérea. En Peumo, en las proximidades de Santiago, se precipitaba a tierra el North American AT- 6B N° 220 del Grupo de Aviación Nº 4, pereciendo su piloto, Subteniente Sergio Anrique de Castellán y el Sargento 1 ° Manuel Álvarez Pacheco. Una delegación de 20 cadetes acompañó los restos de los infortunados tripulantes hasta su descanso final.

A partir de la segunda quincena de septiembre se puso también movilización para el traslado de los cadetes a Santiago durante sus salidas los fines de semana. Desde entonces, las micros Federal iniciaban su recorrido desde ”El Bosque” a las 17:00 hrs., obviando con ello el lento y tedioso viaje en los tranvías.

Acercándose las festividades patrias las clases fueron suspendidas dedicándose el Curso de Cadetes a las preparaciones para la Parada Militar del 19 de septiembre. Con gran entusiasmo aquellos muchachos practicaban una y otra vez para dejar bien puesto el prestigio de su Institución y de su Escuela, ante los cadetes de las Escuelas Militar y Naval. Por cierto, siendo aquella la primera vez que se presentarían en el Parque Cousiño, las miradas se concentrarían en ellos. Con suficiente antelación se había encargado a la Fábrica y Depósito General de Vestuario y Equipo del Ejército, la confección de 80 fornituras de parada, en cuero, con charol blanco, forradas en género, compuestas de dos cartucheras, un cinturón, dos tirantes y un tahalí. En aquella ocasión la Escuela desfiló, integrando el escalón aéreo que mandaba el Comandante de Escuadrilla Guillermo Rodríguez Ramírez. A continuación de la banda de guerra e instrumental del Grupo de Defensa Antiaérea, lo hizo una Compañía de Cadetes, al frente de la cual con orgullo marchaba el Capitán de Bandada Aníbal Solminihac Bustamante. Previo al inicio del desfile sobrevoló la elipse del parque, una formación compuesta de 18 Fairchild M-62B, 9 Avro 626, 19 North American AT-6, 2 Nardi, 8 Junkers Ju-86 y 3 Breda. Hechos resaltantes de aquella Parada Militar fueron la presentación de los cadetes navales argentinos del buque “Pueyrredón”, nave que se encontraba de visita en nuestra patria y la participación de 20 tanques recién llegados a Chile en el vapor “Copiapó”. Todo lo cual fue ampliamente destacado por CB-138 Radio ”El Mercurio” que transmitió íntegramente la Parada. En reconocimiento a su meritorio desempeño, los jóvenes recibieron permiso de Fiestas Patrias del 21 al 30 de septiembre.

En el intertanto, en preparación al comienzo de las actividades de vuelo de los cadetes, la Escuela había organizado un Curso de Instructores de Vuelo integrado por oficiales de planta, quienes tendrían a su cargo la Instrucción. Curso en el cual como actividad final del mismo se programó un raid hasta Puerto Montt, el que se inició el miércoles 23 de septiembre. Integraban aquella formación, el Comandante de Escuadrilla Felipe Latorre Jáuregui quien tenía el mando de la misma y los siguientes oficiales:

Considerando el interés que este raid despertaría en las localidades a visitar, se decidió aprovechar la oportunidad para efectuar promoción al próximo concurso de admisión de cadetes a que llamaría la Escuela. Por tal motivo se incluyó en él a los cadetes César Topali B., quien en el Fairchild Nº 40 acompañaría al Comandante Felipe Latorre y Sergio Igualt R., el que en el Nº 22 viajaría junto al Capitán Aníbal Solminihac. Se cursaron también invitaciones a dos periodistas muy ligados a la Fuerza Aérea, Gustavo Campaña G. de Radio Nacional de Agricultura, quien viajó en el Fairchild Nº 31 que piloteaba el Capitán Femando Rojas O. y el señor Enrique Castro Frias, Jefe de Informaciones de “Los Ultimas Noticias ”. Se cuenta que muchos de los libretos de su famoso programa radial “La Familia Chilena”, Gustavo Campaña los escribió en la Escuela de Aviación, de dos de cuyos oficiales tomó sus apellidos para dárselos a igual número de personajes.

El día 23 la escuadrilla cubrió las etapas “El Bosque” – Curicó – Concepción, arribando a las 18:30 hrs. en medio del entusiasmo de sus habitantes. El 24, los raidistas hacían Concepción – Angol – Temuco y Valdivia donde aterrizaban a las 18:20 hrs. Grata sorpresa recibieron en Angol, donde en su aeródromo encontraron correctamente formadas a las alumnas de la Escuela Normal, las que interpretaron “Camaradas”, himno de la Fuerza Aérea. En aquella ciudad sin duda la atracción fue el cadete César Topali B., quien había nacido en ella y realizado su Servicio Militar en el Regimiento “Húsares ”.

En la tarde del 25, la escuadrilla ponía ruedas en “La Chamiza”, Puerto Montt, después de hacer escala en La Unión. El 26 se voló el tramo Puerto Montt – Osorno donde se pernoctó, prosiguiendo el día 27 a Temuco – Chillán -Talca. Finalmente el lunes 28 los aviones regresaban a “El Bosque”, habiendo cumplido ampliamente la misión que encomendara la superioridad. Cabe consignar que en ciertas etapas los oficiales fueron acompañados por el Director de la Escuela, Comandante de Escuadrilla Enrique Núñez M., quien piloteaba un North American.

Al día siguiente una bandada integrada por los North American NA-44 Nºs  207, 209 y 210, al mando del Capitán de Bandada Alfredo Cáceres Valenzuela, Subdirector Administrativo de la Escuela, emprendía viaje al norte, con el fin de hacer también promoción en aquella zona, al próximo concurso de admisión. Acompañando al Subteniente Lautaro Farías Vidal viajó el cadete Federico Niemann Núñez, y al Subteniente Domingo Vásquez Vásquez el cadete Pablo Pfingsthorn Schmidt. Aquel 29 de septiembre visitaron Ovalle, La Serena y Copiapó, donde pernoctaron. En la mañana del 30 prosiguieron a Antofagasta, en cuyo salón municipal dieron una charla sobre la Escuela, disertación a la cual asistieron especialmente invitados los alumnos de la Brigada de Reservistas del Colegio “San Luis”. Posteriormente, el 1 º de octubre volaron a Arica e Iquique, ciudad donde permanecieron hasta el día 3, en que regresaron a “El Bosque” con escala en Vallenar. Demás está describir el entusiasmo que despertó en la juventud nortina, la visita de esta delegación y el poder tomar contacto personal con cadetes de la Escuela de Aviación.

A fines de aquel mes de septiembre era dado de alta en la Escuela, el Teniente 2° de Sanidad Dental, Rodolfo Ugarte Espinoza, el que junto al Dr. Jorge Massa Sassi, que también había sido nombrado Teniente 2º, se integraba a la atención dental de los cadetes, los lunes, miércoles y viernes de 09:00 a 11 :00 hrs. Asimismo se producían los siguientes nombramientos en el Cuerpo de Profesores de los cadetes. El Capitán de Bandada Aníbal Solminihac B. se hacía cargo del ramo de Navegación Aérea, con 2 horas semanales, el Teniente 2º Carlos Vergara C., Cultura Militar, con 4 horas; el Teniente Eleodoro Calderón L. Topografía, con 2 horas y el Teniente 2° Enrique Aguilera P. Aerodinámica, con 2 horas.

Por su parte, los cadetes de la Rama de Administración empezaban sus clases profesionales, las que alternarían con prácticas en la Contaduría, en horas en que sus compañeros de la Rama del Aire, volasen. Para tal efecto, el Comandante de Escuadrilla Diego Carmona Segura tomaba a su cargo los ramos de Legislación y Reglamentación Administrativa con 4 horas de clases semanales, y de Procedimiento Administrativo, con 4 horas. A su vez el Capitán de Bandada Raúl Cisternas Cabeza, el ramo de Servicio de Administración e Intendencia en Campaña, con 2 horas de clases a la semana.

En octubre, un nuevo oficial se integraba al Curso de Cadetes al darse de alta el día 8, al Subteniente Domingo Vásquez Vásquez.

Los meses habían pasado y los cadetes se encontraban en condiciones de iniciar actividades de vuelo, siendo por aquel entonces la dotación de aviones de la Escuela la siguiente:

  •         Focke Wulf Nº 4.
  •         Avro 626 Nºs 22, 23, 25, 26, 27, 28, 29 y 30.
  •         North American Nºs 207, 208, 209, 210, 211 y 212.
Fairchild M-62B, también denominados Warner Super Scarab debido al motor radial que usaban, Nºs 17, 18, 20, 21, 22, 23, 24, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39 y 40.

Estos últimos destinados a la instrucción de cadetes, encontrándose aproximadamente 17 aviones diariamente en la línea de vuelo. Finalmente, para gran alegría de los muchachos a partir de la segunda quincena de octubre, 51 cadetes de la Rama del Aire daban comienzo a su instrucción aérea a cargo del Capitán de Bandada Aníbal Solminihac B., a quien secundaban 16 oficiales instructores, asignándoseles la zona de vuelo comprendida entre Pirque, cerro Los Ratones, cerro Chena y Calera de Tango. Las actividades se iniciaban a las 09:00 hrs. una vez que el médico de cancha se encontraba en su puesto, lo que se indicaba  izando un gallardetón en Operaciones. A esa señal las escuadrillas podían empezar sus actividades de vuelo. Careciendo los aviones de radio, las instrucciones para despegar o aterrizar se impartían desde la Torre de Control mediante una lámpara de señales Aldis. Torre que en ese tiempo estaba sobre el antiguo edificio de Operaciones. En aquellos años la pista de “El Bosque “no era otra cosa que un gran potrero con dos franjas medianamente delimitadas. En la del sector oriente aterrizaban los Fairchild y en la poniente el resto de los aviones, que eran más rápidos y pesados. Para un adecuado control de las salidas y llegadas, cerca del cabezal norte se sentaba un Sargento, premunido de un par de prismáticos y una gran bitácora, en donde iba anotando los números de los aviones y las horas en que éstos despegaban y aterrizaban. Por tal razón, el hombre era conocido como “El Bitácora”.

Con relación a la tenida de vuelo de los cadetes, aquella estaba compuesta de un overall de color beige, gorro de cuero, anteojos de vuelo y guantes. Completaban la tenida los botines que usaban en régimen interno y durante el vuelo, un paracaídas de asiento marca Salvator.

A falta de equipo intercomunicador en los Fairchild, las comunicaciones entre instructor y alumno se hacían mediante una especie de boquilla que unida por una manguera llevaba la voz hasta los audífonos ubicados en el gorro de vuelo. No obstante lo arcaico del sistema, funcionaba perfectamente. Sin embargo, en aquellas ocasiones en que el alumno era incapaz de ejecutar una maniobra, los gritos del instructor se escuchaban perfectamente sin necesidad de audífonos, incluso desde tierra al aproximar para aterrizar. Ese año, se consideró únicamente cumplir la etapa de familiarización, que incluía el vuelo solo de los cadetes. Etapa comprendida en el programa del respectivo Manual de Vuelo de la Escuela de Aviación, que en agosto de 1942 elaborara el Capitán de Bandada Fernando Rojas Ortega. Manual que, con ligeras modificaciones posteriores, estuvo en uso largo tiempo en el establecimiento.

En cuanto al vuelo básico, éste se programaba para el año 1943 una vez que la Escuela recibiera el nuevo material de vuelo Vultee BT- 13A, cuya adquisición la Fuerza Aérea gestionaba en los EE.UU. de Norteamérica.

Aquel mes llegaba a la Escuela de Aviación el último grupo de Oficiales Alumnos, provenientes de las Escuela Militar y Naval, los que poco después daban también comienzo a sus actividades de vuelo en la Escuadrilla de Instrucción. El Decreto Supremo respectivo establecía que habían sido nombrados Alféreces de Aviación en la Rama del Aire y Alumnos de la Escuela de Aviación los siguientes Subalféreces de la Escuela Militar y Brigadieres de la Escuela Naval:

Mientras unos eran dados de alta, otros se alejaban del establecimiento. Al finalizar octubre se cursaban las bajas de los siguientes cadetes, quienes por diversas razones abandonaban la Escuela:

Los días transcurrían sin prisa, la instrucción de vuelo se desarrollaba con toda normalidad y el progreso de los alumnos era evidente. El 9 de noviembre ante la alegría de sus compañeros, el cadete César Topali Bruckmoser, quien recién registraba 06:20 hrs. de vuelo, realizaba con toda felicidad su primer “vuelo solo”. El Fairchild Nº 21 lucía amarrado al fuselaje el banderín celeste del primer “vuelo solo” el que expresamente diseñara para tal ocasión el Teniente 2° Eleodoro Calderón L. Banderín que hasta hoy en día llevan los aviones de la Escuela cada vez que nace un nuevo cóndor. En el momento de “largarlo solo”, su instructor el Teniente 1° Humberto Bustos Palma le aconsejaba ceñirse estrictamente a los procedimientos, recordándole “lo caro que salía un tratamiento dental,  así es que cuidara la dentadura”. Al detener su avión frente a la Sala de Vuelo después de efectuar los circuitos de cancha pertinentes, el cadete Topali recibió las felicitaciones del Comandante de Grupo (A) Aurelio Celedón Palma, quien había concurrido especialmente a la Escuela, del Director del Establecimiento, del resto de la oficialidad y de su instructor, el que mostraba un legítimo orgullo por su alumno. Sentados cerca de la pista, sus compañeros de curso esperaban en medio de una gran algarabía para proceder a “bautizarlo”, como acostumbran hacerlo los aviadores con quienes vuelan solos la primera vez. César Topali Bruckmoser pasó a convertirse en el primer cadete que voló solo en la historia de la Escuela de Aviación. Poco después hacían lo mismo los cadetes Eggers, Büchi, Núñez y otros.

Ese mismo mes se publicaba en el Boletín Oficial Nº 45 de la Fuerza Aérea, lo siguiente

“Modifica Resoluciones que indica:

D.P. 2 Nº 48/.-Santiago, 27 de octubre de 1942.

Modifíquense las Resoluciones D.P. 2 Nos. 139,  159. 167 y 194 del 17 de abril, 24 de abril, 30 de abril y 18 de mayo de 1942, respectivamente, que dispuso el alta en la Escuela de Aviación de varios ciudadanos como soldado 1º  Cadetes en el sentido que debe ser como Cadete de Aviación, denominación ésta que debe estamparse en lo sucesivo en todos los documentos que tengan atingencia con este personal.

Anótese y comuníquese, David Yussef U., Comandante de Grupo. Director del Personal”.

Considerando que el próximo año la dotación del plantel se ampliaría con dos nuevos cursos, en noviembre de 1942, el Director de la Escuela solicitaba al Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea se ordenara confeccionar un estandarte que acompañara las presentaciones oficiales de los cadetes, los que desde su ingreso desfilaban tras el pabellón de combate del Grupo de Defensa Antiaérea.

El día de Todos los Santos tradicionalmente en nuestra Institución se recuerda a los compañeros que han fallecido en cumplimiento del deber. Ese año, de acuerdo a lo dispuesto en la Orden del Día, el domingo 1º de noviembre a las 09:30 hrs., las tropas se encontraban formadas frente al Monumento a los Caídos en Actos de Servicio ubicado en el parque de la Escuela entre la guardia y el casino de oficiales. La banda del Grupo de Defensa Antiaérea y una sección de cadetes rindieron los honores a las autoridades, mientras cuatro cadetes cubrían guardia de honor junto al altar.

En aquella oportunidad la misa de campaña fue oficiada por el Vicario General Castrense, Monseñor Teodoro Eugenin y la alocución respectiva estuvo a cargo del Comandante de Escuadrilla Felipe Latorre Jáuregui.

Desarrollándose las actividades aéreas y docentes sin interrupción, por aquellos días se nombraban los siguientes profesores auxiliares en los cursos A y B de Cadetes Rama del Aire y en las asignaturas de Administración:

Teniente 2º Rodolfo Guesalaga M. en el ramo de Cultura Militar; Teniente 2º Rogelio González M. en Reglamentos, y Subteniente Ricardo Manríquez F. en Procedimientos Administrativos.

La época de lluvias ya había finalizado y al comenzar los primeros calores del año, el pasto de la pista de aterrizaje comenzaba a secarse y con cada despegue de los aviones, se levantaban enormes polvaredas, lo que implicaba un serio riesgo para la seguridad de las operaciones aéreas.

Por tal razón la Comandancia de la Brigada Aérea disponía que el regadío del Aeródromo “El Bosque” se haría semanalmente los días viernes, domingos y festivos a contar de las 14:00 hrs., encomendándose a los Arsenales de Aviación la responsabilidad de cortar el agua para evitar su acumulación. Para no interrumpir las actividades aéreas siempre se dejaba una franja de pista disponible. Sistema que con ligeras variaciones se mantuvo vigente hasta mediados de la década del cincuenta en que la pista se pavimentó.

En opinión del Alto Mando Institucional, “El Bosque” por ser base de varias unidades de la Fuerza Aérea, no reunía las mejores condiciones para la instrucción aérea de cadetes. Además, como ya hemos dicho, los edificios y pabellones a ellos asignados eran de bastante antigüedad y sólo habían sido refaccionados y adaptados a sus necesidades. En razón a ello en noviembre de 1942, el Consejo Aéreo daba su anuencia para iniciar los trámites de construcción de una nueva Escuela de Aviación, la que estarla ubicada en terrenos al sur de Santiago, entre los caminos a Santa Rosa y a Puente Alto, aproximadamente donde tiempo después funcionó el aeródromo “La Castrina”. Sin embargo, por falta de financiamiento tales gestiones finalmente no prosperaron y la Escuela se mantuvo en “El Bosque”, optándose por trasladar otras unidades y edificarle nuevas instalaciones.

Al terminar ese mismo mes solicitaba su baja de la Escuela el cadete Jorge Pérez Sazié, estipulándose que su nota de conducta era ”Muy Buena”.

Tocando el año a su fin, la Dirección de la Escuela dispuso que el período de clases terminaría el 5 de diciembre, estableciendo el siguiente calendario de exámenes, a cargo de las respectivas comisiones examinadoras:

Se indicaba además que las comisiones examinadoras serían presididas por el Subdirector de Instrucción de la Escuela, Comandante de Escuadrilla Felipe Latorre J., asesorado por el Secretario de Estudios, Capitán de Bandada Renato García V. En cuanto a los exámenes de ramos específicos de los Cadetes de Administración, éstos se tomarían a comienzos de 1943, año en que aquellos egresarían de la Escuela.

Poco después, el 10 de diciembre, se daba comienzo al período de exámenes, presentándose los cadetes distribuidos de la siguiente manera:

CURSO “A” DE CADETES

CURSO “B” DE CADETES

Sin perjuicio de encontrarse en pleno período de exámenes, el 12 de diciembre al conmemorarse el vigésimo cuarto aniversario de la Travesía de Los Andes, que en 1918 efectuara el entonces Teniente Dagoberto Godoy Fuentealba, fecha que la superioridad, en reconocimiento a dicha hazaña aeronáutica de carácter mundial había establecido como Día de la Fuerza Aérea de Chile, las actividades recordatorias se iniciaban a las 08:00 hrs., con el izamiento del pabellón patrio y los honores de rigor. Posteriormente, entre las 08:30 y las 10:00 hrs., la banda del Grupo de Defensa Antiaérea tocaba dianas frente a las casas del ex Ministro de Guerra Jorge Matte Gonnaz, del General de División Pedro Pablo Dartnell y del Capitán de Bandada (R) Dagoberto Godoy Fuentealba (por entonces ubicado en Santa Teresa 517). Poco después, a las 10:45 hrs., se daba comienzo a la ceremonia en la Escuela de Aviación cuando el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, General del Aire Armando Castro López, a los acordes del himno “A la victoria de Yungay” pasaba revista a las tropas. Se encontraban en la tribuna de honor, entre otros, el Comodoro del Aire Darío Mujica, el Capitán (R) Dagoberto Godoy, el ex Ministro de Guerra Jorge Matte G., los Comodoros del Aire (R) Arturo Merino Benítez, Marmaduque Grove Vallejos y Manuel Franke Mariotti, el Comandante de Grupo (R) Adirio Jessen Ahumada, el Jefe de la Misión Aérea Norteamericana y los precursores de la aeronáutica nacional Luis Ornar Page, Enrique Pérez Lavín y Arturo Urrutia. En la ocasión, en medio de gran solemnidad Dagoberto Godoy hizo entrega a la Fuerza Aérea del sable toledano que años atrás en homenaje a su hazaña le obsequiara su provincia natal de Cautín. Al recibirla, el Comandante en Jefe la entregó al Arsenal Histórico de la Escuela de Aviación, con las siguientes palabras:

“En mi calidad de Comandante en Jefe, me corresponde recibir esta bello reliquia, de la cual hago entrega a mi vez al Director de la Escuela de Aviación, donde se forjan nuestros pilotos, a fin de que sirva de preciado estímulo al empuje  y valor de la  juventud que se forma en esta Escuela, consagrándose al grande y sublime ideal de dominio de los aires”.

Acto seguido, el Capitán Enrique Pérez Lavín entregó al Comandante en Jefe el núcleo de la hélice del avión en que encontrara la muerte el Teniente Francisco Mery, primer mártir de la aviación militar chilena, caído en acto de servicio en 1914. Finalizó la ceremonia con un desfile de las tropas y una visita de los viejos aviadores a las instalaciones de la Escuela, al término de la cual se ofreció un cocktail en el casino de la unidad.

Habiendo llegado a su término el período de exámenes y las actividades aéreas, como despedida del año, el 26 de diciembre se realizó un certamen de tiro con fusil, para cadetes, a un blanco circular de 12 anillos ubicado a 200 mts., tendidos sin apoyo. En la oportunidad se desempeñaron como árbitros generales los Comandantes de Escuadrilla Enrique Núñez M. y Felipe Latorre J., quienes felicitaron a los cadetes que obtuvieron los más altos puntajes.

El 31 de diciembre se ponía punto final al año lectivo, fijándose por la Orden del Día Nº 292, las siguientes antigüedades que los cadetes que aprobaron todos sus exámenes habían alcanzado, nombrándose además el Cuerpo de Brigadieres:

RAMA DEL AIRE

RAMA DE ADMINISTRACIÓN

1.- Cadete Jorge Núñez H.
2.- Cadete Roberto Rötger Ch.
3.- Jorge Cifuentes B.

RAMA TÉCNICA

Cadete Sergio Poblete G.

Esa tarde a las 15:00 hrs., en la cancha de basquetbol, en sencilla ceremonia interna se hacía entrega al Cuerpo de Brigadieres de sus distintivos diseñados por el Teniente Eleodoro Calderón y de las piochas y nombramientos de Piloto Militar a los Cadetes de la Rama del Aire que habían dado término satisfactoriamente al Curso de Vuelo Primario. Momentos después, los muchachos salían a vacaciones de verano, con la satisfacción de haber cumplido con éxito esta primera etapa de su carrera profesional. Muy a su pesar, no recibieron autorización para vestir de civil durante el periodo de vacaciones.

CAPÍTULO IV

“Donde se recuerda lo que sucedió el segundo año de Escuela, entre la recogida en marzo y su nombramiento como Oficiales” …

El 1 de marzo de 1943 en la mañana, los cadetes se recogían a la Escuela de vuelta de su período de vacaciones. Abrazos y saludos y el intercambio de experiencias de la época veraniega, eran la tónica con que aquellos muchachos se reencontraban después de dos meses de ausencia del cuartel. De los que habían partido en diciembre, faltaban Eugenio Gigogne A ., Albino Bocaz S., Eduardo Wilke A., Guillermo Salvo S., Augusto Pinochet P., Óscar Gallardo A., Osvaldo Rojas C. y Mario Gaete H.,  cuyas bajas de la Escuela habían sido cursadas con fecha 31 de enero.

Indudablemente los primeros días fueron los más duros ya que costaba volver a adaptarse a los rigores de la disciplina castrense.

Los días 10 y 11 de marzo quienes habían dejado ramos pendientes en diciembre, debieron repetirlos, de acuerdo al siguiente calendario que había sido elaborado por el Secretario de Estudios, Capitán de Bandada, Renato García Vergara:

El 13, por Orden del Día Nº 20, se procedía a nombrar Brigadier al Sub Brigadier Pablo Pfingsthorn Schmidt y Sub Brigadieres a los Cadetes Jorge Urrutia Bravo y Urcisinio Galletti Acuña. A cargo del Curso de Cadetes seguía el Capitán de Bandada Aníbal Solminihac, desempeñándose como ayudante el Teniente 2º Eleodoro Calderón L. y completando la dotación los Tenientes 2° Carlos Vergara C ., Domingo Vásquez Y. y Alberto Parodi B. En cuanto a la instrucción de vuelo primario fue encomendada al Capitán de Bandada Aníbal Solminihac B., quien tenía bajo su mando a los siguientes oficiales instructores:

Para la instrucción de vuelo avanzado se designó al Teniente 1º Óscar Muñoz C., a quien cooperaban los Tenientes 1º Osvaldo Farías O., Jorge López H. y Ernesto Bendtjerodt B. y el Teniente 2º Werner Martínez G. En el intertanto, durante el verano se había efectuado un nuevo concurso de admisión y siguiendo el plan de reclutamiento institucional, el lunes 15 de marzo se recogían 51 nuevos cadetes de aviación. Cadetes que serían dados de alta en la Escuela con fecha 31 de marzo de 1943:

Un tiempo más adelante se unía a ellos Ernesto Sobrino Sanz cuya alta se cursaría con fecha 30 de abril.

En una ceremonia de estricto corte castrense, ante padres y apoderados el Director de la Escuela, Comandante de Escuadrilla Enrique Núñez Morgado, con cálidas palabras les dio la acogida al plantel, recalcándoles la responsabilidad que implicaba vestir el uniforme de la Fuerza Aérea.

Aquella sería su última actuación oficial como Director, ya que el 20 de marzo a las 11:30 hrs., hacía entrega del mando al Comandante de Escuadrilla Ismael Sarasúa Terán, en ceremonia realizada en la losa, en presencia del Interventor Comandante de Grupo Óscar Herreros Walker.

Se alejaba el hombre a cuya dedicación y esfuerzo se debía el que finalmente, el deseo tan largamente acariciado en la Fuerza Aérea de reclutar sus cadetes y formar sus propios oficiales, se hubiese hecho realidad. Las dos escuadrillas de cadetes ahí presentes eran testimonio tangible de ello. Casi sin medios y con recursos escasos, el Comandante Núñez, con paciencia y constancia dio un nuevo rumbo a la Escuela de Aviación, haciendo de ella un establecimiento modelo en su género. A los pocos días Núñez asumía como Comandante de la IIª Brigada Aérea y Base Aérea “El Bosque”, en reemplazo del Comandante Herreros, quien había sido nombrado Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea.

Mientras tanto, encontrándose próximos a finalizar su preparación profesional, se fijaba a los Cadetes de la Rama de Administración, fechas para rendir exámenes de la especialidad, a cargo de las respectivas comisiones examinadoras:

Era aquella la última barrera que debían sortear para recibir sus despachos de oficiales. Con el aumento de la planta de cadetes, el Comandante Sarasúa decidió dar una nueva organización a la Escuela, la que al contar del 30 de marzo quedó conformada a cargo de los siguientes oficiales:

GRUPO DE INSTRUCCIÓN

GRUPO ESCUELA

Al finalizar marzo, otros 3 cadetes de los ingresados en 1942 dejaban la Escuela, reintegrándose a la vida civil. Eran ellos José Aravena Segovia, Rubén Dittus Tapia y Luis Morales Orozco. Por su parte los Oficiales Alumnos de la Escuadrilla de Aplicación daban término a su permanencia en la Escuela, y por Orden del Día Nº 45 de fecha 01 de abril se publicaba el ascenso a Subtenientes a contar del 15 de enero de:

El 17 recibirían sus nombramientos de Pilotos de Guerra, para pasar con fecha 20 a prestar servicios a diferentes unidades de la Fuerza Aérea, dejando de pertenecer a la Escuela de Aviación.

En otro aspecto las actividades de vuelo de los cadetes antiguos se habían reiniciado, fijándose además para el lunes 5 de abril el comienzo de las clases para todo el cuerpo de cadetes.

A contar del 31 de marzo habían cesado como tales los profesores designados en 1942, nombrándose a partir del 01 de abril el siguiente Cuerpo de Profesores:

PROFESORES MILITARES

Capitán de Ejército Alfredo Hoyos Candina, Táctica Militar y Naval, con 5 horas de clases semanales.
Comandante de Escuadrilla Darío Callejas Rojas, Armamento Aéreo, con 4 horas de clases semanales.
Teniente 1 º Humberto Bustos Palma, Armamento Aéreo, con 4 horas de clases semanales.
Teniente 2º Alberto Parodi Bustos, Armamento Aéreo, con 2 horas de clases semanales.
Capitán de Bandada Aníbal Solminihac Bustamante, Navegación Aérea, con 6 horas de clases semanales.
Teniente 1º Jorge López Hutchinson, Navegación Aérea, con 3 horas de clases semanales.
Teniente 1º Ignacio Román Zwier, Navegación Aérea, con 6 horas de clases semanales.
Teniente 1º Ernesto Bentjerodt Becker, Radiocomunicaciones, con 6 horas de clases semanales.
Subteniente Hugo Fuentes Fuentes, Material Aéreo, con 6 horas de clases semanales.
Subteniente Julio Erazo Nogueira, Material Aéreo, con 4 horas de clases semanales.
Capitán de Bandada Renato García Vergara, Táctica Aérea, con 4 horas de clases semanales.
Teniente 2º Carlos Vergara Casanova, Táctica Aérea, con 3 horas de clases semanales.
Teniente 1º Óscar Muñoz Constant, Meteorología, con 6 horas de clases semanales.
Teniente 1º Femando Sarabia Le-Fort, Meteorología, con 2 horas de clases semanales.
Subteniente Antonio Espinace Araneda, Educación Física, con 5 horas de clases semanales.
Teniente 2º Eleodoro Calderón Loyola, Aerodinámica, con 4 horas de clases semanales.
Subteniente Enzo Marmentini Gil, Aerodinámica, con 4 horas de clases semanales.
Capitán de Bandada Francisco Conte Prado, Aerofotografía, con 4 horas de clases semanales.
Teniente 2º Luis León Villarreal, Aerofotografia, con una hora de clase semanal.
Teniente 2º Rogelio González Mejías, Organización, con dos horas de clases semanales.

PROFESORES CIVILES

Don Esteban Doña Uriarte, Matemáticas, con 12 horas de clases semanales.
Don Armando Torres Cuevas, Historia y Geografía, con 4 horas de clases semanales.
En el decreto respectivo se establecía que los profesores civiles recibirían una renta de $ 1.200 anuales por hora semanal de clase.

Iniciado el período lectivo se estipuló que los cadetes tendrían estudio diariamente entre las 18:30 y las 19:20 hrs. Como todo establecimiento donde se educan jóvenes, en la Escuela también se producían de vez en cuando faltas a la disciplina que revestían mayor gravedad. Por tal razón, mediante la Orden del Día Nº 50 del 07 de abril se estableció la que se denominó ” 4ª clase de conducta”. Consistía aquella en que quedarían en observación los cadetes que hubiesen cometido faltas de tal gravedad, que bastaba que cometiesen otra, por insignificante que fuese, para que se procediera a su eliminación del establecimiento. Los cadetes así sancionados permanecerían en tal condición durante 50 días, sin salida  dentro de la Escuela, formarían a 5 pasos de intervalo y detrás de su Escuadrilla en todas aquellas formaciones que no fuesen de desfile o presentación.

Dado lo riguroso del castigo, su aplicación quedaba reservada al Sr. Director, quien podía suspenderlo cuando así lo estimase conveniente. Un cadete que llevado de juvenil impulso, había realizado vuelos bajos, contraviniendo las reiteradas disposiciones al respecto, fue el primer sancionado con esta medida disciplinaria.

Días después, el 14 de abril se producían los siguientes movimientos en el Cuerpo de Brigadieres de la Escuela:

El Brigadier Fernando Serrá Cotonat era nombrado Brigadier Mayor en reemplazo del Brigadier Mayor Federico Niemann N., ascendiéndose a Brigadier al Sub Brigadier Hernán Büchi G. y nombrándose Sub Brigadier al Cadete Carlos Uribe H. En esos mismos días se autorizaba también el uso del distintivo de Piloto Militar a los siguientes Alféreces, Oficiales Alumnos:

Aquel mes vio graduarse como oficiales a los dos primeros cadetes que como tal formara la Escuela de Aviación. Habiendo dado término satisfactoriamente a sus estudios, mediante Decreto S. T. Nº 237 de fecha 14 de abril se expedía el título de Alférez Contador a los Cadetes de Administración Jorge Núñez Herrera y Roberto Rötger Chijani. El primero pasaba a prestar servicios en el Cuartel General de la Fuerza Aérea y el segundo en el Departamento de Administración de la Dirección de los Servicios.

Interesado en promover la formación moral, cultural y profesional de los cadetes, el Comandante Sarasúa dispuso se continuara con las charlas por parte del Capellán Romelio Carreño A., ordenando además que periódicamente los oficiales de la Escuela dieran conferencias de tipo patriótico. Es así como en mayo los cadetes asistían a una conferencia que sobre la Epopeya Naval de Iquique, el Teniente 1º René Cárcamo V., daba en la losa frente a los hangares de madera. Igualmente, en el comedor del casino de cadetes se exhibía una película sobre construcción de aviones en los Estados Unidos de Norteamérica.

Cuando nada hacía presagiar una nueva desgracia, una vez más las puertas de la Escuela se entornaban en señal de duelo. El 14 de mayo, mientras efectuaba un vuelo de instrucción, víctima de una mala maniobra, perecía el Alférez Leonardo Labbé Lillo, al estrellarse el Fairchild Nº 37 que piloteaba, en las cercanías de San Felipe. Para no causar una impresión mayor a los cadetes, sus restos fueron velados en la capilla del Hospital Militar y no en la Escuela.

Ese mismo día llegaba al “El Bosque” la segunda partida de 3 aviones Vultee BT-13A, Nos. 42357, 42358 y 42359 cedidos a Chile por los Estados Unidos de Norteamérica bajo los términos del denominado Sistema de Préstamos y Arrendamientos. Piloteados por el Comandante de Escuadrilla Félix Olmedo Prat, el Teniente 1º Eduardo Middleton Aguirre y el Teniente 2º Ricardo Ortega Fredes habían cubierto en varias etapas el trayecto entre San Antonio, Texas (USA) y Santiago de Chile. Con ello, la Escuela contaba ya con seis aeronaves de este tipo, destinadas a la instrucción de vuelo básico de los Cadetes de IIº Año, quienes ya estaban próximos a dar término a la instrucción en material Fairchild M-62B. Es interesante consignar que estos aviones llegaron con número de serie de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos de Norteamérica, del cual en un comienzo se les mantuvieron las 3 últimas cifras. Es por esto que al principio se hablaba de los Vultee Nos. 305, 306, 307, 357, 358 y 359. Sin embargo, como ello causaba confusión con los aviones Vought Sikorsky 0S2U-3, cuya numeración también era de la serie 300, se optó por cambiar la de los Vultee, asignándoseles los números 131, 132, 133, 134, 135, 136 y así sucesivamente.

Días más tarde, el 20 de mayo era dado de alta en la Escuela el Comandante de Escuadrilla Félix Olmedo Prat, quien asumía la Subdirección del Instituto.

A raíz del ingreso de los nuevos cadetes, se determinó la conveniencia de cambiar horarios de los recorridos de las micros que los trasladaban entre la Escuela y Santiago. A contar de entonces, las salidas fueron los sábados a las 16:00 hrs. desde El Bosque y el regreso a las 22:00 hrs. desde la puerta del Ministerio de Defensa Nacional.

Al finalizar mayo se cursaban las bajas de los Cadetes Enrique Rubio Hodges y José Silván Valbuena, quienes habiendo ingresado el año anterior en esa oportunidad se iban en busca de nuevas metas en la vida civil, y comenzando junio se nombraban nuevos Brigadieres a los cadetes Nicanor Díaz E., René Peralta P., César Topali B., Hugo Llamazares, Rosamel Pereira y Osvaldo Latorre H. Asimismo, se hacía efectiva la baja del Cadete Jorge Cifuentes Barrientos, último de los de la Rama de Administración ingresado en 1942 y que aún permanecía en la Escuela, quien había optado por regresar a la vida civil.

Al mes siguiente, siguiendo con el plan anual y queriéndose incentivar la práctica de los deportes, el sábado 5 de junio se realizaba un Campeonato Atlético inter escuadrillas de cadetes en el Estadio Militar, con asistencia de los oficiales del plantel y las delegaciones del personal del cuadro permanente, oportunidad en que los muchachos dieron lo mejor de sí demostrando un alto espíritu competitivo, mientras desde las tribunas las barras bulliciosas alentaban a los que se lucían en las diversas disciplinas deportivas.

Dos días después, el lunes 7, las puertas de la Escuela volvían a abrirse de par en par para recibir a un nuevo contingente de cadetes. Derivado de la Segunda Guerra Mundial la situación internacional era tensa y las relaciones de Chile con los países del Eje distaban de ser buenas, no descartándose que más temprano que tarde nuestro país se viera involucrado en la contienda.

En esas circunstancias, necesitando la Fuerza Aérea de Chile incrementar rápidamente su dotación de oficiales que pudiesen operar el nuevo material de vuelo por recibir, aquel año realizó dos con cursos de admisión. Queriéndose diferenciar ambos cursos la costumbre estableció el nombre

de “Marcianos ” para los cadetes ingresados en el mes de marzo, y de “Junianos ” para aquellos que lo hicieron en junio. Denominación que la tradición ha mantenido hasta hoy en día. Aquella mañana a las 07:30 hrs. los nuevos cadetes debieron presentarse en la plaza Bulnes donde las micros Federal y camiones de la Fuerza Aérea los trasladaron junto con sus enseres personales hasta El Bosque. Según disposición de la Escuela cada cadete debió llevar su colchón, almohada y útiles personales. En una sobria y bonita ceremonia militar ante el Comandante del Grupo de Instrucción, Capitán Aníbal Solminihac B. se presentaron:

101 CADETES DE AVIACIÓN, RAMA  DEL  AIRE

16 CADETES CONTADORES, RAMA DE ADMINlSTRACIÓN

De ellos, los cadetes de la Rama de Administración sólo permanecían seis meses en la Escuela, ya que se contemplaba su graduación a fines de año junto a los cadetes de la rama del aire ingresados en 1942. Para cumplir con tal propósito iniciaron un intenso programa de doctrinal, el que estuvo a cargo del Comandante de la Sección, Subteniente Jorge Montaner Serrano.

Divididos en dos bandadas de ocho cadetes debieron adaptarse rápidamente a la vida de cuartel, soportando además las bromas que les hacían les cadetes más antiguos. Cuando un cadete recluta era sorprendido en falta por un cadete más antiguo, podía “pagarla” de dos maneras: “al contado” o “al crédito”. Al contado significaba presentación a la Orden del Día a solicitar sanción y al crédito, en hacer una enorme cantidad de “tiburones”, “sapitos” y “flexiones” que el recluta iba “pagando” en los recreos o durante las horas de casino. Las revistas de tenida eran frecuentes, para inculcar a los nuevos cadetes los hábitos de disciplina y auto responsabilidad. En cierta ocasión, en que el Subteniente Montaner Serrano pasaba revista a los cadetes de administración, deteniéndose frente a uno de ellos le ordenó:  “¡Marca de suspensores!” El aludido, viéndose sorprendido al no tenerlos marcados con su número de orden, adoptando la posición firme respondió con voz fuerte: “¡Marca Gloria, mi Teniente!” Simpáticas anécdotas, que hoy ellos ya en situación de retiro recuerdan con nostalgia.

Con motivo del ingreso de estos nuevos cadetes se produjeron nuevos nombramientos en el Cuerpo de Bigadieres:

Brigadier Mayor de la llª Escuadrilla de Cadetes, el Brigadier Sergio lgualt R.

Brigadier, el Sub Brigadier Nicanor Díaz E. y Sub Brigadier del Curso de Administración, el Cadete Óscar Eggers H.

Asimismo se nombraron los siguientes profesores para el período comprendido entre el 7 de Junio y el 11 de septiembre:

Teniente 1º Ernesto Bentjerodt Becker, Mecánica, con 6 horas semanales.
Subteniente Antonio Espinace Araneda, Organización,  con 6 horas semanales
Profesor Julio Parra Guzmán, Matemáticas, con 12 horas semanales.
Profesor Esteban Doña Uriarte, Física, con 9 horas semanales.
Profesor Armando Torres Cuevas, Geografía, con 6 horas semanales.
Profesor Armando Torres Cuevas, Historia, con 6 horas semanales.
Profesor Hernán Téllez Calderón, Educación Física, con 6 horas semanales.

En respuesta a lo solicitado el año anterior, ese mes se daba de alta en el Grupo de instrucción un estandarte, un asta, un portaestandarte de terciopelo azul, un peto de bronce con un cóndor y un rosetón tricolor. Estandarte que había sido confeccionado por las Religiosas Adoratrices de la Cruz Blanca y que desde entonces acompañaría a los cadetes en sus desfiles y presentaciones.

Siendo los deseos del Director de la Escuela el premiar a aquellos que sobresalieran por su esfuerzo y dedicación, por sus condiciones de piloto y por su buena conducta, estableció la que se denominó “Lista de Mérito”. Para ser incluidos en dicha en dicha lista los cadetes debían cumplir con los siguientes requisitos:

a) Obtener como término medio mensual de clases, nota ocho (8) o superior.
b) Obtener corno mínimo nota siete (7) en Conducta, Interés Profesional, Pilotaje y Disciplina de vuelo.
c) No tener ninguna nota inferior a cinco coma cinco (5,5) en las demás asignaturas.
d) No haber tenido ningún castigo durante el mes de clases.

Se disponía además que tal distinción duraría 30 días y que no podrían haber más de tres cadetes distinguidos en cada uno de los cursos regulares y uno solo en el curso de administración.

Quienes hubiesen sido nominados Cadetes Distinguidos durante todo el primer año de Escuela, lo serían durante el segundo, siempre que cumpliesen con lo estipulado en las letras b), c) y d) y tuviesen un término medio mensual de notas siete (7). Los designados tendrían derecho a usar una barra dorada de 2,5 cm. por 1 cm., colocada bajo la piocha de piloto militar en los del Segundo Curso y a la altura del bolsillo izquierdo el resto de los cadetes.

Los meses transcurrían lentamente y habiendo adquirido los cadetes antiguos una cierta experiencia como pilotos, se dispuso que diariamente el Comandante del Grupo de Instrucción designara un Brigadier o Cadete, para que se desempeñara como Ayudante del Oficial del Tránsito Aéreo, el que lo calificaría e informaría cuando se encontrase solo. Responsabilidad que los jóvenes alumnos asumieron con gran seriedad e interés.

De acuerdo a lo dispuesto por la superioridad un nuevo cambio se producía en el mando del Instituto. El 17 de junio era designado Director Subrogante de la Escuela el Comandante de Escuadrilla Félix Olmedo Prat, quien desde mayo reemplazaba en el puesto al Comandante Sarasúa, el que había asumido otras responsabilidades en la Fuerza Aérea.

Estando próxima a finalizar la etapa de vuelo primario, un hecho vino a conmocionar a los cadetes. El 28 de junio, a las 11:20 hrs. por falla de motor, el Cadete Alfredo Aguilar Zerón aterrizaba de emergencia con el Fairchild Nº 18 en el Fundo Álamos. Afortunadamente piloto y avión no sufrieron daños y la instrucción de vuelo retomó su ritmo normal, aun cuando lo sucedido fue motivo de variados comentarios entre los cadetes.

Siendo necesario regularizar las bajas y licenciamiento de cadetes, a fines de junio se dictaba una resolución que agregaba un nuevo capítulo al Reglamento Serie A Nº 26 “Orgánico de la Escuela de Aviación”, estableciéndose en términos generales que los alumnos que debiesen hacer abandono del plantel recibirían su Libreta de Licenciamiento siempre que la instrucción militar alcanzada garantizase el “valer militar”. En cuanto al grado que se otorgaría para su posterior incorporación a la Reserva de la Fuerza Aérea, aquel estaría condicionado de la siguiente forma:

a) Quienes no alcanzasen a terminar el Primer Curso, recibirían hasta el nombramiento de Cabo 1º de Reserva.
b) Los que hubiesen pertenecido al Segundo Curso, hasta el grado de Sargento 1º de Reserva.
c) Aquellos que pertenecieran al Tercer Curso y no alcanzasen a obtener el título de Piloto de Guerra, recibirían el grado de Alférez de Reserva.

Julio había llegado y los cadetes ingresados en 1942 y aquellos que lo habían hecho en marzo de 1943, daban cumplimiento a uno de los deberes más sagrados de todo soldado chileno. El juramento a la Bandera. El 9 de julio a la 10:00 hrs. en el patio de ejercicios del Grupo de Defensa Antiaérea se encontraban formadas la Escuela de Aviación y la Escuela de Especialidades, el Grupo de Aviación Nº 4, la Maestranza Central de Aviación, el personal de la Comandancia en Jefe y el Grupo de Defensa Antiaérea. Los cadetes lo hacían con tenida Nº 1 de parada y el personal de Escuela, con tenida Nº 2. En una ceremonia de hondo contenido patriótico se desarrolló el siguiente programa:

–              Honores al Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea.
–              Revista de las tropas.
–              Alocución patriótica a cargo del Comandante de Escuadrilla Félix Olmedo P.
–              Juramento a la Bandera.
–              Término de la alocución patriótica.
–              Desfile ante las autoridades.

Ante el nuevo pabellón de combate de la Escuela con voz firme y serena los cadetes juraron por Dios y su bandera servir fielmente a la patria, hasta rendir la vida si fuese necesario. El tiempo se encargaría de demostrar que sí lo cumplieron.

El sábado 10 de julio un ilustre visitante pisaba suelo chileno. El Excelentísimo Sr. Presidente de la República del Paraguay, General Higinio Moriñigo llegaba a nuestra patria. A las 17:30 hrs., al mando del Teniente 1º Humberto Bustos Palma, una compañía de cadetes con estandarte y la banda del Grupo de Defensa Antiaérea, rendía honores en la entrada a S.E. el Presidente de la República de Chile, don Juan Antonio Ríos Morales. Acto seguido marchaba hacia la losa donde hacía igual cosa con el mandatario  extranjero, al bajar éste del avión PANAGRA que lo transporto a nuestro país. Fue aquella la primera oportunidad en que la Escuela de Aviación recibió a un Jefe de Estado extranjero al ingresar a territorio chileno por vía aérea. Al día siguiente a las 11 :30 hrs., los cadetes desfilaban en su honor frente al Club Militar en la Alameda. Durante su permanencia en Chile, invitado por el Presidente Juan A. Ríos, el ilustre huésped realizó una visita a la Base Aérea El Bosque, siendo agasajado con un almuerzo en la Escuela, donde el Ministro de Defensa Nacional, General Óscar Escudero Otárola, en conceptuosos términos le ofreció la manifestación.

Por esos mismos días el empresario teatral Amoldo B. Lowe invitaba a la exhibición de la película ”Tigres voladores” ofreciendo entrada gratis a todos los aviadores que vistiesen uniforme, lo que concitó gran interés entre los miembros de la Fuerza Aérea dado los pergaminos de que venía precedida la cinta.

Mientras tanto, habiendo completado el período de instrucción militar básico, el 19 de julio iniciaban sus clases los cadetes del Curso de Administración ingresados el mes anterior, bajo la tuición del siguiente cuerpo de profesores:

Profesor Darío Osses Concha, Aritmética Comercial, 5 horas semanales.
Profesor Luis Bravo Jofré, Derecho Administrativo, 2 horas semanales.
Profesor Armando Torres Cuevas, Geografía Económica, 2 horas semanales.
Profesor Armando Torres Cuevas, Historia, 2 horas semanales.
Comandante de Escuadrilla Diego Carmona Segura, Administración, 6 horas semanales.
Capitán de Bandada Raúl Cisternas Cabezas, Servicio de Intendencia en Campaña, 4 horas semanales.
Teniente 2º don Carlos Vergara Casanova, Táctica General, 2 horas semanales.
Subteniente Jorge Montaner Serrano, Organización, 2 horas semanales.

Ese mismo mes una nueva partida de aviones BT-13A emprendía desde los Estados Unidos viaje hacia Chile sin sospechar que no todos llegarían a la patria. El 26 de julio de 1943, mientras sobrevolaban territorio de Costa Rica, rumbo a Panamá se extravió el Vultee BT-13A (SIN 42-42886), que piloteaba el Teniente 1 ° Werner Martínez Giesen, acompañado del Sargento 1º Tomás Ayala Beca. Infructuosos resultaron los esfuerzos que durante meses se hicieron por ubicarlos. Sólo veinte años más tarde la selva abrió su espeso manto y entregó los restos del Vultee, los que fueron hallados en la cumbre del cerro “La muerte”, localidad “3 de junio”, en el valle de Guarco, a 85 Km. de San José de Costa Rica. Sin embargo, a pesar de que el avión se hallaba casi intacto, no se encontraron rastros ni del Teniente Martínez ni de su mecánico, el Sargento Ayala. Hasta el día de hoy su paradero es un absoluto misterio.

Al finalizar julio, cautelando los intereses institucionales, se disponía que todo cadete que se fuese de baja debería pagar una fianza de $ 500 por cada trimestre que hubiese permanecido en la Escuela, exceptuándose sólo aquellos cuyo abandono del establecimiento se debiese a motivos de salud, incapacidad física o falta de condiciones para el vuelo.

El jueves 12 de agosto a las 14:00 hrs. una vez más los cadetes se reunían en el Estadio Militar en una nueva competencia atlética, que no pretendía otra cosa que incentivar el espíritu de cuerpo entre las diferentes escuadrillas y a la vez motivar el sentido de superación entre los educandos.

El torneo contemplaba pruebas de 100 mts. planos, lanzamiento del dardo, 1.500 mts. planos, salto largo, lanzamiento del disco, 3.000 mts. planos, 110 mts. con vallas. salto con garrocha, 400 mts. planos, salto alto y una posta de 4 x 100 mts. Estableciéndose en las bases de la competencia que un cadete no podía participar en más de tres pruebas. Aquella tarde los cadetes retornaron a la Escuela cansados, pero con la satisfacción de haber entregado lo mejor de sí en la justa deportiva.

Al día siguiente los muchachos daban inicio a la preparación de una importante ceremonia que aquel fin de semana se realizaría en El Bosque. En vista de la grave crisis por la que atravesaba la aviación deportiva nacional, ante la carencia de material de vuelo, en 1941 durante el gobierno de don Pedro Aguirre Cerda se había realizado una gran campaña a la que se denominó “Alas Para Chile”.

Campaña que pretendiendo allegar fondos para adquirir nuevos aviones, finalizó con una colecta pública el día 20 de agosto, natalicio del General Bernardo O’Higgins R. Con los dineros ecaudados, entre otros se adquirieron 30 aviones “Aeronca” Modelo L-38, de los cuales los diez primeros llegaron a comienzos de 1943. El sábado 14 de agosto, en una brillante ceremonia realizada en la Escuela de Aviación, se hizo entrega de ellos a los clubes aéreos a los cuales habían sido asignados.

Asistieron S.E. el Presidente de la República, el Ministro de Defensa Nacional, el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, el Directorio del Club Aéreo de Chile, los rectores de las Universidades de Chile y Católica de Chile, el General de Aire (R) Diego Aracena, el Jefe de la Misión Aérea Norteamericana Coronel Omer Niergarth, el Mayor William Lane, Adicto Aéreo a la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica y el senador don Eduardo Cruz Coke, presidente del Club Universitario de Aviación. A nombre del Gobierno hizo entrega de los aviones el Director de Aeronáutica, Comandante de Grupo David Yussef, agradeciendo la donación el senador Cruz Coke.

Dos ”Aeroncas” destinados al Club Universitario de Aviación luciendo los nombres de Presidente Pedro Aguirre Cerda, en homenaje al mandatario recientemente fallecido, y Presidente Juan Antonio Ríos, en honor del gobernante en ejercicio, fueron bendecidos por Monseñor Carlos Casanueva. Finalizó el acto con un desfile de los cadetes y el sobrevuelo de la Base por una escuadrilla de 12 aviones North American AT-6 al mando del Teniente 1º Eduardo Middleton.

Cinco días después, por cumplir con los requisitos estipulados por la Dirección, el 19 de agosto eran nombrados los dos primeros cadetes distinguidos de la Escuela. En la Orden del Día Nº 149 se señalaba que tal distinción había recaído en el Brigadier Mayor Fernando Serrá C. y el Brigadier Hernán Büchi G.

Toda persona que pertenece a una institución necesita de un símbolo, himno, emblema o distintivo que lo haga sentirse cohesionado a otros que como él, tienen similares sentimientos.

Incentivando aquellos sentimientos el Capitán de Bandada Diego Barros Ortiz, componía un proyecto de himno para la Escuela de Aviación, sometiéndolo a consideración del mando institucional. Himno cuya letra decía:

Letra que a la postre no fue aceptada, escogiéndose en cambio los versos de Guillermo Marín E., los que con música de Enrique Pacheco G. pasaron a constituirse en el himno oficial de la Escuela de Aviación y que sin variaciones se ha mantenido hasta nuestros días.

El viernes 20 de agosto una nueva formación se realizaba en la losa de la Escuela de Aviación. Prosiguiendo con la programación dispuesta por la Dirección del establecimiento, a las 11:30 hrs. en vibrantes palabras el Comandante de Escuadrilla Alberto Mast G. resaltaba ante los jóvenes cadetes la figura señera del Padre de la Patria, General Bernardo O’Higgins al conmemorarse su natalicio. Así, lentamente se iban incentivando los valores patrios y el respeto a los que de Chile hicieron una gran nación.

Días después, atendiendo a las necesidades de los educandos, el 23 de agosto se daba de alta en los Cursos de Cadetes al Cabo 1º Zapatero (P.S.) José Sebastián Parra Zapata, quien tendría a su cargo la reparación del calzado de los alumnos.

Encontrándose ya muy próxima la Revista de Reclutas y la Parada Militar, el lunes 30 de agosto se suspendieron las clases.

El jueves 2 de septiembre los cadetes de la Iª y IIª Escuadrilla, correctamente uniformados, se presentaban en Revista de Reclutas ante el Subdirector de la Escuela, Comandante de Escuadrilla Darío Callejas Rojas quien babia asumido dicho puesto, ciñéndose al siguiente programa:

En las disposiciones impartidas por la Dirección se había establecido que la revista se efectuaría en la losa, frente a los hangares de madera y que los cadetes de la Iª Escuadrilla vestirían uniforme kaki, con gorra de salida y los de la  IIª Escuadrilla, uniforme de servicio con gorro de cancha.

Entre los ejercicios que los cadetes debieron mostrar se mencionaban entre otros la Posición Firme, Posición Arrodillado, Posición Tendido, Manejos, Marchas, Saludo Individual, Cargar y Asegurar.

Finalizado aquel período de Escuela los alumnos ingresados en marzo quedaban ya en condiciones de comenzar su instrucción de vuelo en los Fairchild M-62B, mientras los cadetes antiguos, habiendo dado término a la etapa de vuelo primario, realizaban un raid que contemplaba la ruta El Bosque – Colina – Quintero – San Antonio – Melipilla – El Bosque. Llenos de entusiasmo los jóvenes cadetes, uno a uno fueron despegando en pos de la ruta trazada. Sin embargo, por falta de experiencia de los noveles pilotos y fallas en el instrumental, algunos aviones se extraviaron y aterrizaron en lugares no programados. Además, es preciso consignar que ese día las condiciones meteorológicas no eran las más adecuadas, lo que contribuyó a la desorientación de los cadetes.

No obstante, aquel raid entregó valiosas experiencias que permitieron introducir modificaciones en los planes de enseñanza de la Escuela que impidieron la repetición de los errores cometidos.

La Escuela creció y por ende las necesidades administrativas y logísticas se incrementaban. Fue por ello que considerando la cantidad de alumnos que había en el establecimiento, por la Orden del Día Nº 169 se nombraba Presidente de la Comisión Vigilancia del Casino de Cadetes al Teniente 2° Carlos Vergara C., quien debería designar a dos de ellos para que lo asesoraran.

A nivel mundial las noticias no eran alentadoras y las naciones aliadas estaban enfrascadas en feroz lucha con las del Eje, con su secuela de destrucción, terror y espanto. Los Estados Unidos de Norteamérica se encontraban en lo más cruento de la Segunda Guerra Mundial y sus tropas luchaban en Asia y en África, preparándose el asalto de lo que se denominaba la fortaleza europea. Previendo la apertura de otros frentes bélicos, trataba por todos los medios de incrementar la capacidad defensiva de las fuerzas armadas de sus países aliados, mejorando la preparación profesional de sus cuadros de oficiales y suboficiales, Chile entre ellos. La Fuerza Aérea de Chile, atendiendo a una invitación del gobierno americano, comenzó también a enviar personal a los Estados Unidos, a recibir instrucción en áreas específicas y a capacitarse en el nuevo material de vuelo que bajo el Sistema de Préstamos y Arrendamiento continuaba recibiéndose.

Considerando que dentro de aquel programa se contemplaba que a fines de año partiría a USA un grupo de cadetes de aquellos ingresados en 1942, se dispuso realizar una preselección que incluiría un examen de inglés. Estipulándose que posteriormente los preseleccionados tendrían clases de este ramo con la Mrs. Simms.

Ante la proximidad de La Parada Militar a partir del miércoles 8 de septiembre el Grupo de Instrucción ciñó sus actividades al siguiente horario:

Facultándose además al Comandante del Grupo de Instrucción para conceder salida a los cadetes los días de semana entre las 17:00 y las 22:00 hrs.

Al compás de la banda del Grupo de Defensa Antiaérea los cadetes marchaban y volvían a marchar por la losa, mientras los oficiales corregían y pulían detalles. Se destacaba por su estrictez el Teniente 2º Carlos Guerraty Villalobos, quien tenía una costumbre que los cadetes ya conocían.

Normalmente, a media mañana, a la hora en que estaban en plenas preparaciones, pasaba por la losa pedaleando en su bicicleta el estafeta de los Arsenales de Aviación. El Teniente Guerraty dejaba que aquel hombre se alejara un cierto trecho y luego con voz potente ordenaba “una vuelta al ciclista”, “el último repite” y partían todos tras el estafeta, quien imperturbable seguía su recorrido mientras veía pasar cadetes corriendo a su alrededor.

Ese mismo mes nuevos alumnos eran nombrados cadetes distinguidos:

Finalmente las festividades patrias habían llegado y al conmemorarse el Día de las Glorias del Ejército, por segunda vez los cadetes de la Escuela de Aviación se presentaron en la tradicional Parada Militar del 19 de septiembre en la elipse del parque Cousiño, destacando por su marcialidad, apostura y gallardía, lo que valió que la revista Zig-Zag les dedicara la portada de su ejemplar de Fiestas Patrias. En esa ocasión sobrevolaron el parque una escuadrilla de 9 aviones Vultee BT-13A y dos escuadrillas de 18 North American AT- 6 seguidos de tres bombarderos Glenn Martín de la Aviación Militar Argentina en visita oficial en Chile.

Terminadas las festividades se graduó otro cadete de los ingresados en 1942. Por Decreto Supremo Nº 679 de fecha 21 de septiembre se nombraba Alférez de Aviación de Armas, Rama Técnica, al Cadete de Aviación Sergio Poblete Garcés, quien era puesto a disposición del Ministerio de Relaciones Exteriores y a las órdenes de nuestra Embajada en los Estados Unidos de Norteamérica, a fin de que efectuase un Curso de ingeniería Aeronáutica de Mantención en dicho país.

Mes en que se daba a conocer también la siguiente orden del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, Manuel Tovarias Arroyo:

“Mientras la Escuela de Aviación, debido o la actual situación de emergencia, mantenga reducido a dos años el tiempo de duración de los tres cursos que funcionan en ese plante, los Cadetes que hayan sido aprobados en las pruebas finales del curso de vuelo primario, serán denominados Subalféreces  de Aviación ”.

En cumplimiento de ello por la Orden del Día Nº 190 de fecha 30 de septiembre de 1943 se procedía a designar Subalféreces a los siguientes Brigadieres Mayores, Brigadieres, Sub Brigadieres, Instructores y Cadetes.

Dos días después se dictaba la siguiente orden de la Escuela de Aviación:

“Con el objeto de dar oportunidad de practicar el mando y ejercicio de la responsabilidad en cada uno de los Subalféreces, créase a contar de esta fecha, dentro del Servicio de Guardia de la Escuela, el puesto de Subalférez de Servicio cuyas funciones serán:

Por el solo hacerlo es el más antiguo dentro del personal de Subalférces y Cadetes de la Escuela.

Deberá estar en su puesto 30 minutos antes de Diana hasta 30 minutos después de Retreta.

Se exceptúan de este servicio los Brigadieres Mayores. El Subalférez de Servicio es el colaborador directo e inmediato del Oficial de Servicio en todo lo que se refiere a régimen interno del Grupo de Instrucción”.

Para el desempeño de sus funciones se ordenaba el uso de la siguiente tenida:

Uniforme de Servicio.

Gorra de Salida.

Cinturón y Espadín de Salida.

Con igual fecha se creaba el Curso de Subalféreces dependiente del Grupo de Instrucción y se nombraba un nuevo Cuerpo de Brigadieres:

Poco después era designado también Brigadier de la Iª Escuadrilla el Cadete Pedro Menis Suker, quien figurarla a continuación del Brigadier Mayor Eduardo Sepúlveda L., y asumía como Comandante del Curso de Subalféreces el Teniente 1º Óscar Muñoz Constant.

La dotación de aviones Vultee continuaba aumentando y otros ocho BT-13 eran recibidos en El Bosque alcanzando a un total de 17 aparatos de este tipo, los que habían recibido la numeración FACH del 131 al 147. Disponiéndose ya de la cantidad necesaria, en octubre iniciaron en ellos el Curso de Vuelo Básico los Alféreces Oficiales Alumnos y el Curso de Subalféreces. Siendo el Vultee un avión nuevo, con motor mucho más potente que el Fairchild,  con cabina cerrada y que disponía de radio en sistema H.F. ciertamente permitía efectuar una instrucción más completa.

Por su parte el curso de cadetes ingresado en marzo de ese año, daba comienzo a su entrenamiento primario en los Fairchild M-62B, estableciéndose que quienes se habían incorporado en junio a la Escuela comenzarían a volar al año siguiente en 1944, una vez que se recepcionaran los nuevos aviones Fairchild PT-19 con motor lineal Ranger y que Chile obtendría de acuerdo a los términos del Sistema de Préstamos y Arrendamiento de los Estados Unidos de Norteamérica.

En forma paralela, no queriendo descuidar su formación cultural y consciente que los cadetes debían poder desenvolverse correctamente en el ambiente social, la Escuela contrató al famoso profesor don Juan Valero para que les hiciese clases de baile. Mientras por un viejo gramófono sonaban las notas de un vals, los cadetes parados frente a una silla ensayaban los pasos correspondientes. Dentro de la seriedad reinante, a veces ni el mismo profesor Valero podía contener la risa ante las bromas que hacían los Subalféreces Eduardo Sepúlveda Medel y Jaime Núñez Núñez.

Habiendo sido nombrado edecán de S.E. el Presidente de la República, el Comandante de Escuadrilla Félix Olmedo Prat entregaba el puesto de Director Subrogante de la Escuela al Comandante de Escuadrilla Darío Callejas Rojas, mientras llegaba el nuevo Director titular, Comandante de Escuadrilla Jorge Gana Eastman, quien a la sazón se desempeñaba como Comandante del Grupo de Aviación Nº 2 en Quintero. Asimismo se nombraban los siguientes profesores para el Primer Curso de la Escuela:

Capitán de Ejército Tulio Marambio Marchant, Táctica Militar y Naval, con 3 horas semanales.
Teniente 1º Óscar Muñoz Constant, Meteorología, con 3 horas semanales.
Teniente 1º Ignacio Román Zwier, Navegación, con 9 horas semanales.
Teniente 1º Osvaldo Farias Guzmán, Aerodinámica, con 3 horas semanales.
Teniente 1º Carlos Dubournais Salaum, Aerofotografía, con 3 horas semanales.
Teniente 2º Carlos Vergara Casanova, Táctica Aérea, con 3 horas semanales.
Teniente 2º Ernesto Beltramí Quevedo, Radiocomunicaciones, con 6 horas semanales.
Teniente 1º Andrés Martínez Vigouroux, Material Aéreo, con 6 horas semanales.
Teniente 1º Eduardo Acevedo Serrano, Servicio de Intendencia en Campaña, con 4 horas semanales.

El Teniente Acevedo reemplazaba al Capitán de Bandada Raúl Cisternas C. nombrado el 13 de agosto, quien había sido comisionado a los EE.UU.

Siguiendo con las prácticas deportivas, el sábado 16 de octubre se enfrentaban el seleccionado de fútbol de los cadetes y el personal de tropa de la Escuela, fijándose la hora de inicio del cotejo para las 08:00 hrs. De esta forma se contribuía a reafirmar el sentimiento de compañerismo que desde su creación ha existido entre los miembros de la Fuerza Aérea.

Ese mismo mes dando comienzo al programa de visitas profesionales, establecido por la Dirección, el 28 a las 09:00 hrs., el Curso de Subalféreces asistía a un ejercicio de tiro que la Escuela de Infantería realizaba en el cerro de “Lo Chena “y al día siguiente, a cargo del Teniente Carlos Vergara viajaba a Valparaíso en visita a los buques de la Escuadra, lo que permitía ir dándoles una visión de la misión que recaía en las otras ramas de las Fuerzas Armadas.

Por su parte, próximo a finalizar su entrenamiento básico, el Curso de Oficiales Alumnos iniciaban un raid en Vultee hasta Temuco con escalas en los aeródromos de la zona sur, último paso antes de recibir su ascenso a Subtenientes.

El 1 de noviembre nuevamente los Subalféreces y Cadetes asistieron al tradicional homenaje que la Fuerza Aérea rendía a los caídos en acto de servicio. Presidia la ceremonia el Comandante de Grupo Ismael Sarasúa T. quien venía al mando del personal del Cuartel General de la Comandancia en Jefe, recibiendo los honores que le eran rendidos por la banda y el personal del Grupo de Defensa Antiaérea. Al término del acto el Grupo de Instrucción tuvo salida, luciendo tenida blanca de verano, a la que por disposición de la Dirección se le había suprimido el uso del espadín.

Días más tarde, habiendo completado su instrucción como Oficiales Alumnos, el 9 de noviembre eran ascendidos a Subtenientes de Armas del Aire, los siguientes Alféreces:

El año escolar llegaba a su fin y en preparación al período de exámenes se ordenó que las notas del Curso de Subalféreces debían estar colocadas antes del 13 de noviembre, suspendiéndose el ramo de Organización. En cuanto a las clases de los cadetes de la Rama de Administración ingresados en el mes de junio, que también se graduaban ese año, terminarían el lunes 6 de diciembre. Posteriormente se designaron las siguientes comisiones examinadoras, iniciándose los exámenes finales, el 22 de noviembre para el Curso de Subalféreces y el 16 de diciembre para los Cadetes de Administración.

Los plazos establecidos en la programación institucional se cumplían y accediendo a la invitación formulada por el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, a fines de noviembre eran puestos a disposición del Ministerio de Relaciones Exteriores y a las órdenes de nuestra Embajada en ese país, los siguientes Oficiales y Subalféreces, quienes viajarían a efectuar un Curso de Perfeccionamiento de Vuelo en la Estación Aeronaval de Corpus Christi en Texas:

Los nombrados viajaron al país del norte en diciembre, vía PANAGRA, recibiendo allá sus despachos de oficiales los cuatro Subalféreces, al recibirse en Chile el resto de su curso.

Mientras tanto, al ponerse fin al período de exámenes, la Escuela se dedicó a preparar la Revista Final y graduación del Curso de Subalféreces y Cadetes de Administración, quienes hacían entrega de sus cargos y devolución del material de estudio que se les había facilitado. Se ordenaba limpieza de la piscina y se prohibía su uso hasta después de la graduación.

El 23 de diciembre la Escuela cumplía una de sus últimas presentaciones oficiales del año. Al regresar de los EE.UU. de N.A. el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, país al cual había viajado en visita oficial, a su arribo al aeropuerto Los Cerrillos, los cadetes le rendían los honores correspondientes, mientras sobrevolaba el campo una escuadrilla del Grupo de Aviación Nº 4.

En el plantel todo era actividad y se practicaba con ahínco la ceremonia de término del año, cuando el 27 de diciembre un nuevo accidente de aviación vino a enlutar a la Fuerza Aérea. Ese día a las 11:45 hrs. en circunstancias que una formación aérea ensayaba su presentación en la Revista Final, al realizar la maniobra denominada “cola de ratón”, se estrelló frente a la pista de El Bosque el Fairchild Nº 23. A consecuencias de ello falleció el Subteniente Manuel Benavente Cardemil, pérdida que fue muy lamentada por sus superiores y compañeros y causó honda impresión en los cadetes.

La vida de Escuela para los Subalféreces y Cadetes de Administración había llegado a su término.

El jueves 30 de diciembre, fecha de la Revista Final y Ceremonia de Investidura de los Alféreces de Aviación, la Escuela lucía sus mejores galas y correctamente formada ante sus padres y apoderados, esperaba la llegada del Presidente de la República, Juan Antonio Ríos Morales, quien lo hizo a las 17:30 hrs. acompañado de la Primera Dama de la Nación, Sra. Marta Ide de Ríos.

Al mando del Comandante de Escuadrilla Darío Callejas Rojas la ceremonia se desarrolló de acuerdo al siguiente programa:

–              Honores al Estandarte.
–              Honores a S.E. el Presidente de la República.
–              Bendición del Estandarte por el Ilustrísimo Vicario Castrense, Monseñor. Teodoro Eugenin.
–              Relevo de la Escolta.
–              Formación de aviones North American.
–              Investidura de los nuevos Alféreces.
–              Alocución por el Director de la Escuela.
–              Distribución de premios y nombramiento de Brigadieres.
–              Desfile ante las Autoridades.
–              Presentación de aviones North American.
–              Honores al Estandarte.
–              Presentación de un Curso de Cadetes en Gimnasia de Paracaidistas.
–              Presentación Aérea de una Escuadrilla de Vuelo.

Destacó la prensa de la época lo impresionante que resultó el relevo de abanderado y escoltas, cuando, quien recibía se arrodilló frente al pabellón y lo besó, mientras la Escuela presentaba armas y la banda hacía escuchar los acordes del Himno Patrio. En la oportunidad el Comandante Darlo Callejas despidió a los nuevos oficiales con las siguientes palabras:

“Acabáis de recibir de manos de S.E. el Presidente de la República vuestros despachos de oficiales y con ellos entráis a una existencia dura, pero fecunda en actividades provechosos para la Patria.

Es mi deber en estos momentos solemnes traer a vuestras memorias alguna de las tantas enseñanzas que aquí os dimos y recordaros que lo vida del Oficial de lo Fuerza Aérea, no es la ostentación orgullosa del uniforme o la satisfacción mundana que da lo posesión de grado. No señores oficiales: la carrera de las armas es el apostolado permanente de responsabilidades y sacrificios. El paso más trascendental que estáis dando en estos instantes es el de pasar de ser mandados a ser obedecidos. He aquí la base de toda disciplina que no obra por la presencia del Jefe, sino por el mandato superior de una moral bien templada. Necesitáis,  de ahora en adelante, poner en juego todas los virtudes militares que en esta Escuela hemos tratado de daros y si en algún momento de duda, flaqueza o de peligro se vieran amenazadas, despertad en vuestros corazones esa llama imperecedera de valor y heroísmo que caracteriza a los hombres que cabalgan el espacio. Os exhorto, pues, a mantener vivas y apasionadas vuestras voluntades en el cumplimiento del deber, a inspirar vuestros actos civiles y militares en el marco del honor que nuestros instructores os fijaron bajo estas mismos aulas y a elevaros en el ejemplo de dignidad y prestigio que siempre recibisteis de vuestros padres, mayores y superiores. Así seréis, estoy seguro, dignos de la confianza que el Supremo Gobierno y vuestros Jefes depositaron en vosotros al entregaros el ejercicio del mando y la conducción de nuestros soldados del aire en la paz o en la guerra ”.

Al momento de honrar a los mejores mencionaba el programa oficial, los siguientes premios y nombramientos.

Premios Oficiales

Premio “Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire que egrese de la Escuela de Aviación con el primer lugar del Curso.

Alférez Sr. Fernando Serrá Cotonat.

Premio “Estado Mayor de lo Fuerza Aérea de Chile” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire que egrese de la Escuela de Aviación con el segundo lugar de su Curso.

Alférez Sr. Federico Niemann Núñez.

Premio “Dirección del Personal de la FACH” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire que haya demostrado mejores condiciones de gimnasta durante sus estudios en la Escuela de Aviación.

Alférez Sr. César Topali Bruckmoser.

Premio “Dirección de Contabilidad de la FACH” para el Alférez de Administración que egrese de la Escuela de Aviación con el primer lugar de su Curso.

Alférez Sr. Enrique Villarroel Avilés.

Premio “Sub-Dirección de la Escuela de Aviación” para el Alférez de Administración que egrese de la Escuela de Aviación con el segundo lugar de su Curso.

Alférez Sr. Enrique González Battle

Premio “Club de la Fuerza Aérea de Chile “para el Alférez de Aviación de la Rama Aire que, a juicio de sus compañeros de Curso, haya demostrado mejores condiciones de compañerismo.

Alférez Sr. Urcisinio Galletti Acuña.

Premios Especiales

Premio “Adicto Aéreo de los Estados Unidos de Norteamérica” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire, que egrese de la Escuela de Aviación con el primer lugar de su Curso.

Alférez Sr. Fernando Serrá Cotonat

Premio “Adicto Aéreo de los Estados Unidos de Norteamérica “para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire, que egrese de la Escuela de Aviación con el segundo lugar de su Curso.

Alférez Sr. Federico Niemann Núñez.

Premio ” Adicto Aéreo de los Estados Unidos de Norteamérica” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire que durante su permanencia en la Escuela de Aviación haya demostrado mejores condiciones de vuelo

Alférez Sr. César Topali Bruckmoser.

Premio “Adicto Aéreo de la República Argentina” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire que durante su permanencia en la Escuela de Aviación haya demostrado mejor conducta, mayor interés profesional y no haya sufrido ningún castigo.

Alférez Sr. Fernando Serrá Cotonat

Premio “Adicto Aéreo de Gran Bretaña” para el Alférez de la Rama del Aíre que se haya demostrado como el mejor alumno del ramo de navegación durante sus estudios en la Escuela de Aviación.

Alférez Sr. Fernando Serrá Cotonat.

Premio “Adicto Aéreo de los Estados Unidos de Norteamérica” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire que se haya demostrado como el mejor alumno del ramo de Matemáticas durante sus estudios en la Escuela de Aviación.

Alférez Sr. Federico Niemann Núñez.

Premio “Cooperativa Militar” para el Alférez de Aviación de la Rama del Aire que durante su permanencia en la Escuela de Aviación haya demostrado mejores condiciones de estudiante.

Alférez Sr. Fernando Serrá Cotonat.

Premio “Cooperación” otorgado por el Jefe de la Misión Aérea Norteamericana para el Jefe de Avión que, a juicio de la Dirección de la Escuela de Aviación, haya demostrado mayor interés, capacidad y abnegación en su desempeño dentro de la Escuadrilla de Vuelo Primario.

Sargento 2° Luis Oyarzún Valenzuela.

Premio “Cooperación” otorgado por el Adicto Aéreo de los EE.UU. de Norteamérica para el Jefe de Avión que, a juicio de la Dirección de la Escuela de Aviación, haya demostrado mayor interés, capacidad y abnegación en su desempeño dentro de la Escuadrilla de Vuelo Básico.

Sargento 1 ° Víctor Sepúlveda Vera.

Cadetes que han obtenido su nombramiento de Brigadieres para el año 1944:

De los premiados, el Alférez Fernando Serrá Cotonat no se encontraba presente aquel día por estar ya en EE.UU. próximo a dar comienzo a su entrenamiento en la Estación Aeronaval de Corpus Christi.

Sin duda la mayor atracción aquella tarde la constituyó la presentación de los cadetes en ejercicios de paracaidistas. Preparados por don Hernán Téllez, saltaron desde una torre de madera de tres metros, ejecutaron saltos mortales con trampolín sobre fusiles con bayonetas, hicieron demostraciones de defensa personal y se lanzaron de un camión en marcha mostrando diversas formas de caídas. Finalizó aquella parte de la presentación con la apertura y control de paracaídas, ante el viento que lanzaban algunos aviones con su motor en marcha. Al término de la Revista Final se ofreció un cocktail en el casino de Oficiales de la Escuela junto a la piscina, al cual asistieron el Presidente de la República, autoridades y los recién graduados con sus padres y familiares. Posteriormente por los decretos que se indican eran nombrados Alféreces de Aviación a contar del 01 de enero de 1944:

CAPÍTULO V

“De aquel período en que dejaron de ser cadetes y recibieron sus primeras destillaciones ” …

Recién iniciado el año 1944, en la primera quincena de enero, se ponía también a disposición del Ministerio de Relaciones Exteriores y a las órdenes de nuestra Embajada en los Estados Unidos de Norteamérica, a los siguientes Alféreces, quienes al igual lo habían hecho sus otros compañeros viajaron a la Estación Aeronaval de Corpus Christi:

El resto de los graduados en la Rama del Aire, continuaría un tiempo más en la Escuela completando su instrucción de Vuelo.

Con relación a los de la Rama de Administración, daban cumplimiento a sus respectivas destinaciones:

Al reiniciarse las actividades académicas en marzo de 1944, se cursaban las bajas de los Cadetes de Administración Carlos Fuentealba Schwartz y Belfor Gálvez Barragán, quienes habiendo ingresado a la Escuela en junio de 1943. En esta oportunidad se reintegraban a la vida civil.

Aquellos alféreces de la Rama del Aire que permanecieron en la Escuela, prosiguieron recibiendo instrucción de vuelo hasta fines de abril, cuando junto a algunos Subtenientes del Curso de Oficiales Alumnos egresados en noviembre de 1943, se les hizo entrega de sus piochas que los calificaban como Pilotos de Guerra. En la misma ocasión, los cadetes ingresados en marzo de 1943 recibían sus nombramientos de Pilotos Militares. Aquel 29 de abril, en presencia del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, General del Aire Manuel Tovarías A., del Adicto Aéreo de Estados Unidos de Norteamérica Coronel Daniel Ellis y del Segundo Jefe de la Misión Aérea Norteamericana, Mayor Wilson T. Jones, el Vicario General Castrense, Monseñor Teodoro Eugenín bendijo las respectivas piochas.

Con posterioridad sus nombramientos de Pilotos de Guerra serían oficializados por D.S. Nº 822 de fecha 7 de diciembre de 1944. Para ellos llegaba el momento del adiós a la Escuela y el 5 de mayo, por orden del Comando en Jefe de la Fuerza Aérea, se cursaban las siguientes destinaciones:

Se disponía además el pase al Escalafón de Armas, Rama Técnica de los Alféreces René Peralta Pastén, Guillermo Lacourt Ferreyra, Nestor Mac-Vicar De la Maza y Hernán Del Rio Kowoll.

En el intertanto quienes viajaron a los Estados Unidos de Norteamérica efectuaron cursos en aviones Naval Aircraft Factory (NAF) N3N, en sus dos versiones, con ruedas y con flotadores; Vultee BT-13; North American SNJ (AT-6); Beechcraft AT-11; Consolidated PBY-5 Catalina y Vought Sikorsky OS2U-3.

Durante su permanencia en aquella nación se produjo un grave accidente, el 11 de septiembre de 1944, al chocar en vuelo, mientras efectuaban una práctica de combate, sobre el aeródromo de Waldorn, dos aviones North American SNJ (AT-6), piloteados por el Teniente 2° Carlos Vergara Casanova y el Alférez Sergio Igualt Ramírez. A consecuencia de la colisión el Teniente Vergara perdió la vida al caer a tierra con su avión, logrando salvar la suya el Alférez Igualt, al lanzarse en paracaídas. Accidente aquel que impresionó hondamente a los alféreces al ver desaparecer al instructor y amigo, que los había recibido como cadetes en 1942, formándolos paso a paso hasta entregarlos a la Fuerza Aérea convertidos en oficiales y pilotos.

Por su parte, completados sus estudios, en enero de 1945 regresó a Chile el Subteniente Sergio Poblete Garcés, quien había recibido su ascenso mientras se encontraba en los Estados Unidos.

Por Decreto Nº 26 fue destinado a la Maestranza Central de Aviación, siendo posteriormente nombrado con fecha 17 de mayo, Teniente 1 ° Ingeniero.

Ese mismo año, mediante Decreto Supremo Nº 121 bis de fecha 16 de febrero, los Alféreces de la Rama del Aire eran ascendidos a Subtenientes.

Un mes después retornaban al país Fernando Serrá C., Sergio Igualt R. y Pablo Pfingsthorn S. pasando los dos primeros a prestar servicios al Grupo de Aviación Nº 5 y el último al Grupo Nº 2.

A fines de mayo lo hacía el resto cumpliendo destinación a sus nuevas unidades:

Cinco meses más tarde, por Decreto Supremo Nº 771 eran cursados sus nombramientos de Pilotos de Guerra.

Son estos los principales hechos que hilvanados uno a uno, han permitido reseñar históricamente la formación de un grupo de muchachos, que un día cruzaron por vez primera las puertas de la Escuela de Aviación, llevando el íntimo anhelo de llegar a ser oficiales de la Fuerza Aérea y finalmente lo vieron cumplido.

Frente a ellos, generosas se abrían de par en par las alas de la Patria….

CAPÍTULO VI

“De quietud, recuerdos y añoranzas”.

En forma silenciosa las hojas del calendario se diluyeron lentamente y uno a uno, los Cadetes del Curso 1942 – 1943 fueron dejando las filas de la Institución. Algunos lo hicieron a edad temprana conquistando posiciones importantes en las alas civiles, en el comercio o la industria. Otros cumplieron brillantes y dilatadas carreras en la Fuerza Aérea de Chile, sobresaliendo como Jefes y conductores de hombres. De ellos, a nueve orló la patria con los laureles de Generales de la República:

Catorce escanciaron la “suprema sed de cielo” en la copa de los “azules horizontes” y al repasar las páginas de los años idos, acuden a la cita del recuerdo los nombres de:

Cadetes de antaño, hoy con las sienes encanecidas, a pesar de los avatares de la vida, mantienen sus espíritus juveniles y lozanos, luciendo en sus corazones el mismo azul aéreo con que plenos de ilusión, hace ya más de sesenta años ingresaron a la Escuela de Aviación. En la quietud del retiro hogareño, perpetua gratitud guardan hacia quien fuera Comandante del Curso de Cadetes, el entonces Capitán de Bandada Aníbal Solminihac Bustamante y por aquellos oficiales, profesores y suboficiales, que entregaron lo mejor de sí para hacer de ellos buenos profesionales y hombres de bien. En ocasiones llevados en alas de la nostalgia, en un retomo silencioso, dejan que la imaginación vuelva a recorrer los viejos patios, salas y pabellones, reencontrándose con los rostros un tanto difusos de muchos compañeros que se alejaron de la Escuela antes de finalizar sus estudios. Al elevar su vista al cielo sienten nuevamente en sus rostros la caricia del viento en aquellas cabinas abiertas de los Fairchild. En sus almas brilla una luz eterna en memoria del Teniente 2º Carlos Vergara Casanova, caído en cumplimiento del deber y de los Profesores Civiles Esteban Doña Uriarte y Armando Torres Cuevas, que alcanzaron la ancianidad haciendo clase a los Cadetes de la Escuela de Aviación, hasta que Dios los llamó a otras aulas.

MATERIAL FOTOGRÁFICO

Por no existir fotografías originales de todas las actividades realizadas por los Cadetes durante los años 1942 – 1943, se recurrió a fotografiar páginas de antiguas revistas o diarios de aquella época, razón por cual la calidad de ellas, no es la que los editores hubieren deseado.

BIBLIOGRAFÍA

–              Historia de la Fuerza Aérea de Chile, de Rodolfo Martínez Ugarte, año 1964.
–              La Aviación Naval en Chile, de Carlos Tromben C., año 1987.
–              Club Aéreo de Santiago -50 años, año 1978.
–              Archivo Histórico de la Escuela de Aviación “Capitán Avalos”: años 1941 -1942-1943 -1944.
–              Diario “El Mercurio” de Santiago, ediciones años 1942 -1943.
–              Revista Chile Aéreo, ediciones años 1941 -1942 -1943 -1944.
–              Boletines Oficiales de la Fuerza Aérea de Chile, años 1941 -1942 -1943 -1944 -1945.

NOTA: Los nombres destacados en negrita/cursiva corresponden a cadetes y oficiales que registraron un paso por LAN

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