Un Aviador Chileno de Exportación
(Por Amaro Bamón)

 

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He tenido el privilegio de acompañar a “Pepe” Sierra durante casi toda su vida. No digo toda porque, habiendo nacido con once días de diferencia el año 1927, demoramos hasta la edad de 17 años para que nuestras rutas coincidieran. Fuimos ambos alumnos del Instituto Nacional (“el primer foco de luz de la Nación”, según reza su himno) y luego ingresamos juntos a la Escuela de Aviación. Posteriormente, el de 11 Mayo de 1949, ingresamos tambien juntos a LAN, en calidad de copilotos, integrando un curso que además incluía entre otros, a Kurth Thiele, Hernán Pérez, HumbertoBoellert, Aladino Azzari y Guillermo Esquivel.

 

De izq a der. Amaro Bamón, Hernán Pérez y José Sierra
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José  Sierra y Kurt Thiele

 

Como hijo de padres españoles, fue inscrito en el Consulado español, lo que le concedería la doble nacionalidad. Este detalle adquiriría importancia años mas tarde, en circunstancias muy especiales de la historia de nuestro país. Como sus primeros años de vida los pasó cerca de la Base Aérea de El Bosque donde funcionaba la Escuela de Aviación, desarrolló una temprana admiración por los aviones.

image005En LAN tuvo la suerte de ser parte del grupo de Pilotos que se inició volando aviones a hélice sin la modernidad que existe hoy día: los Electra, Lodestar, Douglas DC-3, Glenn-Martin 202, DeHavilland Dove y Douglas DC-6B. Al ingresar LAN con el Caravelle a la era del Jet, José Sierra fue designado para hacer el curso de ese material. Luego participó en 1966 del primer curso de Pilotos enviados a Lufthansa para efectuar el curso del avión Boeing 707 que LAN incorporó a su flota en un convenio con esa empresa alemana. Fue a lo largo de su carrera Instructor-Inspector en varios tipos de las aeronaves que tenía la Empresa.

Pero la situación de incertidumbre y caos que empezó a vivir el país en los años setenta impulsaron a “Pepe” a tomar una decisión drástica y dolorosa: buscar la continuidad del ejercicio de su profesión en otras latitudes. Como por su doble nacionalidad sabía que no tenia la restricción de un extranjero para postular a un trabajo como piloto en España, aprovechó una estadía en Madrid para requerir información sobre necesidad de pilotos en Iberia. Si bien se le recibió muy bien, se le expuso que el Sindicato de Pilotos exigía que tenía que entrar a la cola del escalafón como co – piloto, lo que le significaría estar muchos años en esa posición antes de poder llegar al mando de una aeronave.

Considerando las desfavorables perspectivas en Iberia, postuló en 1972 a la aerolínea española de vuelos charter,Aviaco. La respuesta fue sorprendente: lo recibirían con los brazos abiertos (su curriculum registraba un total de 19.000 horas de vuelo de las cuales 3.450 eran en Boeing 707 y 1.200 en Caravelle 6R) ya que justamente necesitaban pilotos con la experiencia que él tenía.

Desgraciadamente “Pepe” no podía “de la noche a la mañana” dejar LAN. Nunca pensó que lo iban a aceptar así, tan rápidamente. Propuso que lo esperaran 2 o 3 meses para poder hacer entrega de sus obligaciones como Inspector de LAN. Estuvo todo el año 72 pidiendo nuevos plazos, hasta que a comienzos del 73, por intermedio de un Télex, lo conminaron a presentarse en las oficinas de Aviaco “so pena” de perder la posibilidad que le estaban ofreciendo.

A pesar que su “corazoncito” seguía deseando quedarse en Chile y que siempre había pensado permanecer en LAN hasta que lo despidieran por viejo, las cosas se precipitaron. Viendo que la situación en el país no sólo no mejoraba sino que cada día se ponía más “color de hormiga”, tomó la determinación de aceptar el ofrecimiento deAviaco. Dejando a Rosita, su esposa, y sus hijos con pasajes tomados para hacerlos efectivos apenas él les avisara, se embarcó a España para cumplir otra etapa de su vida. Sería uno de los primeros de nuestros pilotos que daría por esos años, inicio a la emigración de ”talentos aeronáuticos” formados en LAN. Una especie de “exportación no tradicional” de pilotos profesionales chilenos que se sigue produciendo hasta hoy, y con mucho éxito, hacia los mas distintos y lejanos cielos de nuestro planeta.

Pero no todo fue fácil. Llegando a Madrid, “Pepe” se presentó a su nuevo Gerente de Operaciones quien lo felicitó por la decisión que había tomado. Pero… siempre hay un pero en la vida. Para poder volar en España debía convalidar su Licencia y para eso era necesario rendir un examen en la Escuela de Polimotores de Salamanca que duraba 7 días en total: 5 días de exámenes escritos y dos de vuelo. El examen de vuelo había que rendirlo en un DC-3 ! Como “Pepe” se dio cuenta que dar un examen de esa envergadura no era “llegar y llevar”, optó por tomar un profesor para una mejor preparación.

Este profesor le “leyó la cartilla” sin consideración alguna a su curriculum como experimentado Comandante de Aeronave. Le expresó claramente que no lo presentaría a examen sin estar totalmente seguro de su aprobación ya que él llevaba 10 años como profesor sin ninguna falla con sus alumnos y no quería caerse en esta ocasión. Pero mi estimado amigo José, como siempre tan “clever”, supo salir adelante y terminó incorporado a la empresaAviaco.

Pero…..aquí va el segundo pero. Resulta que mi amigo no estaba habilitado para el avión DC-8 al que había sido asignado, dada su experiencia. Por lo tanto, tuvo que esperar que Iberia programara un curso de ese material. Mientras esperaba la realización del curso, lo destinaron temporalmente a lo que se llamaba “Jefe de día”, una función dentro del área de Operaciones de Vuelo de la Compañía.

Paro aún así, a “Pepe” le pareció que era el momento apropiado para avisar a Rosita que se embarcara hacia la “Madre Patria”. Esto sucedía dos meses antes del 11 de Septiembre de1973, por lo que al cumplirse la fatídica fecha,

toda la familia estaba ya felizmente reunida en Madrid. Feliz por reunir de nuevo la familia y tener una “pega” asegurada, pero con el dolor de tener que apechugar con la nostalgia. El consuelo de los Sierra era que de vez en cuando pasaría a verlos algún colega amigo de LAN de paso por Madrid y así saber en vivo y en directo lo que sucedía en Chile.

Por suerte la “paga” y la “pega” eran buenas, España (la segunda patria de “Pepe”) era un lindo país, de modo que mi amigo se dijo, “vamos andando”: arrendar un departamento, los niños al colegio y Rosita a dirigir la casa.

Aviaco era entonces una empresa, igual que Iberia, de propiedad del Estado español, y muy bien organizada. Su flota estaba compuesta por 6 aviones DC-9, recién incorporados, y 12 Caravelle. Con este material se atendían primordialmente las rutas europeas. La empresa contaba además con 6 aeronaves DC-8 de pasajeros y 2 de carga. José voló al principio en Europa Central para pasar al poco tiempo a las rutas de larga distancia: Desde Islas Canarias a Londres, Irlanda, todo el norte de Europa hasta Helsinki, Milán en Italia y Abú Dhabi – Emiratos Árabes. Con los cargueros hacía vuelos a Lagos en Nigeria y por cuenta de Alitalia, vuelos saliendo de Roma a Nigeria, Lusaka, Zambia, Nairobi, Kenia y EL Cairo. Por el lado del Atlántico, la ruta era Madrid – New York – Chicago. Durante el tiempo que estuvo con Aviaco en Europa, “Pepe” completó 2.689 horas en DC-8.

Como sucede en todas las Líneas Aéreas del mundo, tambien “Pepe” tuvo como piloto de Aviaco la oportunidad de vivir situaciones realmente divertidas de las cuales se podrían llenar varias páginas. Aquí va una que mi amigo me refrescó hace poco:

Estando un día en Tenerife, recibió la orden de efectuar un vuelo a Helsinki  llevando los pasajero de un avión de Air Spain que estaba cancelado por mantenimiento. En estos casos Aviaco agregaba a la tripulación de cabina una Azafata finlandesa ya que casi todos los pasajeros eran de esa nacionalidad. Hasta ahí, todo bien. El problema se suscitó cuando el Despachador se percató que el aparato de Air Spain tenía 8 pasajeros más que la capacidad del avión de Aviaco. Cuando esto fue comunicado al Comandante Sierra, estaba presente la Azafata finlandesa que tenía fama de ser “como fiera para caer” con cualquier broma que le hicieran. Aprovechándose de esa debilidad, “Pepe” con un guiño le sugiere al Despachador que acomode los 8 pasajeros en la bodega. Captando la intención, el despachador asintió de inmediato.

Si bien esos 8 pasajeros fueron embarcados finalmente en otro vuelo, la poco avispada Azafata quedó convencida que los pasajeros habían viajado en la bodega y así lo comentó. A su regreso a Madrid, el Comandante Sierra fue citado a la Gerencia de Operaciones. Indignado, el Gerente lo recibió increpándole su descriterio: haber transportado 8 pasajeros en la bodega de su avión…! La broma se había extendido rápidamente como información verdadera por el camino de “las copuchas”, hasta la misma oficina del Gerente. Tras escuchar la absurda acusación, el Comandante Sierra no pudo contenerse y rió de buena gana. Tras un -“y todavía te ríes” – que le espetó el Jefe indignado, el Comandante Sierra lo logró calmar relatándole la verdad de la historia, terminando ambos a carcajada limpia.

Otra cosa que impresionó mucho a “Pepe” fue la pobreza y el grado de delincuencia que existía en algunos lugares que le tocó operar en el norte de África. Un poco lo grafica otro de sus recuerdos:

Aviaco obtuvo un contrato de un vuelo carguero diario de ida y regreso a uno de los destinos del Centro-Norte de África. El vuelo implicaba a menudo, pernoctar en el lugar, ya que por falta de equipos apropiados, la faena de descarga era muy lenta y tampoco se podía operar nocturno. Como el contrato era muy buen, se justificaba arrendar una casa para alojar en tales casos a la tripulación. Se buscó una buena casa en un lugar, que se pensó, ofrecería la mayor seguridad. Se trajo desde España todo lo necesario para hacerla lo mas  confortable posible. Además se contrató a un lugareño muy bien recomendado para la vigilancia de la casa, que era propiedad de nada menos que del Ministro de Justicia. A la semana siguiente, cuando pretendieron ocupar la casa, se encontraron con que se habían robado todo…

Volvieron a traer todo desde España y, según recomendaciones de las autoridades, le compraron al guardián un arma de grueso calibre con orden de tirar a matar en caso necesario.

Cuando a la semana siguiente fueron a ocupar el alojamiento no había nada, la casa estaba nuevamente desmantelada. El cuidador estaba sentado en las gradas de la entrada de la casa y cuando lo conminaron a explicar lo sucedido dijo:  “No pude disparar, pues los ladrones eran de mi tribu”…!

Después de permanecer 4 años volando en Aviaco, José decidió regresar a Chile, inducido por quién, él creía, era su mejor amigo, es decir, yo. Durante toda su estadía en España no habíamos perdido el contacto ya que yo volaba en esa época a Europa – hasta que se produjo mi retiro de LAN. Fue entonces que me encargaron formar una Línea de Taxi Aéreo en Santiago y a pesar de saber que la situación profesional y económica de mi amigo enAviaco era MUY, pero MUY BUENA, me arriesgué a ofrecerle volver a Chile a volar un modesto avión a hélice Navajo, de 6 pasajeros.

Tenía mis serias sospechas que recibiría de mi amigo del alma una contundente negativa, incluidos garabatos de grueso calibre, pues él estaba volando los Jet DC-8 por toda Europa, a los Estados Unidos de N.A y además disfrutaba de una sólida situación económica y profesional. Lo mas probable era que me preguntaría si estaba loco al ofrecerle cambiar su DC-8 de Aviaco por un modesto Navajo de una compañía“pichiruchi” chilena en formación. Ante mi sorpresa me contestó: “Acepto ! Cuándo tengo que estar allá ?”. Esta incongruencia sólo se explica por el tremendo deseo de José Sierra por volver a su país, incluso a costa de la pérdida de la expectante situación profesional y económica que le auguraba su permanencia en España.

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Así fue como mi amigo volvió a Chile, con Rosita, los niños – ahora ya no tan niños, a incorporarse a la aviación de tercer nivel. Nos acompañó un tiempo en nuestra empresa de taxis aéreos para luego ser contratado como Comandante en la compañía de carga aérea Fast Air. Posteriormente se desempeñó en Ladeco Cargo, para finalizar mas tarde su carrera de piloto profesional como Inspector de la Dirección de Aeronáutica Civil por dos años y colgar las alas definitivamente el año 1996.

Pero mas allá de lo que se pueda decir de mi amigo “Pepe” en cuanto a sus condiciones profesionales, lo que más se debería destacar son sus cualidades personales y humanas. Hombre tranquilo, amistoso, nunca conflictivo, amante de su familia, enamorado de su profesión. Lo prueba, entre otras cosas, su pertenencia al “Grupo de la Amistad” y al “Grupo del Café de los Sábados”. De este último es un infaltable contertulio que anima cada reunión con su amena conversación y sus interesantes recuerdos de vivencias como aviador.

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José Sierra, Comandante de Fast Air y Ladeco y finalmente Inspector de la DGAC.

***

A la interesante crónica que Amaro hace de su dilecto amigo, quisiéramos agregar algunos datos recogidos de los anales propios de esta página web y que complementan la interesante y a veces pintoresca historia como piloto de José Sierra Ruiz.

Todo cumplimiento de un millón de Km volados constituía un hito importante entre los antiguos pilotos de LAN. José Sierra tiene un recuerdo especial de su primer millón cumplido en 1953, ya que coincidió en un vuelo con el “Profe” Verdugo en que este ya cumplía su 2° o tercer millón. Como el “Profe” no se andaba con chicas y venía preparado para su propia celebración, salió del cockpit hacia la cabina de pasajeros con un chuico de vino al hombro y les pasó a servir uno a uno a cada pasajero un vaso de vino que le iba pasando la auxiliar. Así don “Pepe”, sin querer queriendo, celebró su primer millón, a lo “Profe” Verdugo.

Como Lan no fue siempre afortunada en la elección de sus aviones, tuvo que sufrir frecuentemente las consecuencias de su mala elección. Si bien siempre se trataba de excelentes aviones, la empresa los sometió a operaciones para las que no habían sido diseñados. Se dio en el caso de los DH Dove (Illapel y otras) y Bae 146 (Coyhaique principalmente) ambos inapropiados para pistas de ripio y de los Caravelle, diseñados para rutas cortas y que fue programado para vuelos internacionales de largo alcance a los EEUU…

El 23 de Noviembre de 1953, en Illapel (una de esas canchas de ripio “rompeaviones”) al Capitán Aladino Azzari, secundado por el copiloto Gustavo Cid, se le “interpone” durante la carrera de aterrizaje un peñasco lo suficientemente contundente como para desprender de cuajo el soporte y la rueda de nariz y forzar un prolongado deslizamiento destructivo del avión sobre su delicado fuselaje delantero. El avión quedó a cargo de un equipo de mecánicos de “restauración” por varias semanas. Al completarse la reparación, la empresa despachó desde Los Cerrillos su avión de enlace Beech Bonanza, llevando como pasajero al piloto que debía regresar el DH Dove con los mecánicos a su base. Este pasajero no era otro que nuestro estimado Capitán José Sierra.

Al aterrizar el Bonanza, le llamó la atención que el equipo de mecánicos ya estaba bien formado junto al avión con sus respectivas maletas, listos para embarcar. Se notaba que estaban ansiosos de dejar ese poblado tan lejano y aislado entre los cerros. Aún cuando no se dejó impresionar por la evidente urgencia que manifestaban sus sacrificados pasajeros y procedió a la correspondiente inspección visual del “renovado” DH Dove CC-CLN (N° 0308), tampoco quiso demorarse mas de la cuenta.

Con el vivo recuerdo del peñasco fatal de su compañero Aladino, el Capitán Sierra se concentró particularmente en esquivar cuidadosamente las piedras grandes durante la carrera de despegue. Tan fija tenía la vista sobre el terreno que iba devorando que, sin observar el panel de instrumentos, instintivamente levantó la nariz del avión para constatar recién entonces, con no poco sobresalto, que su velocidad era igual a… 0 …!! Al mal tiempo, buena cara, se dijo don José!

Aterrizado en Los Cerrillos se comprobó que el problema no había sido que las fundas del tubo pitot habían quedado colocadas. Todo lo contrario. Durante el período de la reparación, los tubo pitot habían quedado expuestos a ser “ocupados” por huéspedes alados y bichos indeseados que habían bloqueado el conducto.

Otra de las historias de José Sierra y que se entreteje estrechamente, como tantos otros episodios de su vida, con su inseparable amigo Amaro, la publicamos en Gajes del Oficio bajo el título “De las luces de Hollywood a un poco grato bautismo de fuego”.

Tampoco don José fue ajeno a la actividad gremial de los pilotos. El 4 Agosto de 1961 se reduce a escritura pública el Acta de Fundación del Círculo de Pilotos de Línea Aérea Nacional, institución que se había constituido en reunión celebrada en Los Cerrillos el 28 de Mayo de 1961. El primer Directorio está compuesto por Rafael Salas S. – Presidente, Abraham Acevedo – Secretario, Humberto Boellert – Tesorero, José Sierra y Kurth Thiele – Directores y regirá los destinos del Círculo hasta el 28 de mayo de 1962.

Con motivo de la introducción en 1964 del avión Caravelle a las operaciones de LAN, José Sierra tambien tiene una experiencia insólita. Durante su instrucción con el Inspector Mario Riedemann, se les pidió en vuelo, que hicieran un aterrizaje en Concepción (Hualpencillo) para una demostración a la prensa, en circunstancias que ese aeródromo (no pavimentado) no estaba considerado en el itinerario y por cierto no correspondía a las exigencias de un Caravelle. El comentario de Mario Riedemann habría sido: “Bueno, si ellos lo piden, vamos !” Según don José esto fue toda una experiencia, tanto el aterrizaje como el posterior despegue, en una pista de tierra, muy corta y absolutamente fuera de los estándares requeridos. Poderoso señor es el, marketing, las R.R.P.P. y… la prensa !!

Poco antes de su alejamiento de LAN, el 1 de Junio de 1972, el Cdte. José Sierra, durante la comida aniversario del Circulo de Pilotos, no solo recibe su diploma de honor por haber cumplido 10 millones de Km. volados sino que es honrado tambien con la designación de MEJOR COMPAÑERO 1972.

De su época en Fast (1980 y algo mas) hemos escuchado tambien relatos divertidos como este de un murciélago:

Se trata de un vuelo en el B-707 carguero de FAST a Lima. Según don José, sucede que ya cerca de Lima con las luces de la ciudad a la vista, decide pasar al baño antes de aterrizar. Al girar para encaminarse hacia atrás, ve sentado muy quieto en el respaldo del Ingeniero de vuelo (el “Chico” Madrid), … un murciélago! Sin moverse de su asiento le advierte al Ingeniero, diciéndole que se levante con cuidado para ir a buscar algo para agarrarlo. Madrid lo hace y vuelve con una escoba para golpearlo. Lamentablemente falla en el intento y el murciélago aletea por elcockpit y se refugia en el área de los pedales detrás del panel de instrumentos. A todo esto el avión avanzaba y se aproximaba al ingreso a la pierna con el viento. El “Chico” Madrid premunido de una lata de insecticida, inunda elcockpit con el gas sin mas resultado que dejar el aire casi irrespirable. Sólo quedaba tiempo para subirse los calcetines, siguiendo la sabia sugerencia del copiloto en cuanto a asegurar que el bicho no se les colara por los pantalones… Ya aterrizado en la losa de Lima, logran espantar al murciélago de su escondite, quedando agarrado de la malla de separación con el compartimento de carga. De ahí con un certero golpe de escoba, el “Chico” Madrid lo echa a volar por la puerta, al exterior. Como el avión venía de Buenos Aires, quedó la seria sospecha que el indeseado pasajero, desembarcado en Lima, había sido un murciélago polizón “ché”.

Categories: Crónicas

2 Comments

Carlos Rubén Vildoso Fernandez · Julio 30, 2018 at 4:57 am

Conocí a Don José, cuando estuve de despachador técnico en Fast Air, fue con el que hice mi vuelo de chequeo para obtener la despectiva licencia de Encargado de Operaciones, fu un vuelo Santiago-Campiñas.

Disfrutábamos de sus historias y anécdotas de vuelo y recuerdo una en particular, precisamente en su estadía en España, volando por Aviaco, contaba que fue comandante de un vuelo charter en que debían llevar un grupo de pasajeros a Tenerife, y lo particular de la historia es que de todos los pasajeros, solo uno se quedó en esa isla, el resto, solo lo iban a despedir.

Aprendí mucho de él, y de todos los que en esa época conformaban el staff de pilotos, ingenieros de vuelo y mecánicos de Fast Air, Alejandro Vidal, Gustavo Siredey, Mario Bontempi, Fernando Lobos, Enrique Kenny, Juan Veas, Santiago Madrid, Juan Chinga (mecánico), y muchos mas que ya no recuerdo su nombre.

Un abrazo afectuoso.

Carlos Rubén Vildoso Fernandez · Julio 30, 2018 at 4:59 am

Error de tipeo; debe decir “respectiva licencia”. Disculpen

Gracias

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