El ex piloto y navegante Lan, ex cadete de la Escuela de Aviación Capitán Avalos y persona siempre cercana a nuestra Asociación, Luis Alberto Guevara  Valderrama (luis@manutaranui.com y tambiénhttp://www.manutaranui.com), nos ha hecho llegar la siguiente comunicación:

Se cumple una vez más un aniversario del viaje increíble del General Roberto Parragué Singer, que hizo posteriormente posible nuestros memorables vuelos a Pascua y Tahiti. Ya vamos quedando pocos testigos directos de esa hazaña y el tiempo inexorablemente la va empujando hacia el olvido. Es por eso que solicito a Ud tenga a bien publicar esta carta en alguna página del circulo de pilotos que Usted preside.  :

La década transcurrida entre el año 1951 hasta el 1961 y la Isla Polinésica “chilena” Rapa Nui, (“El Ombligo del Mundo”, “Te pito o te henua”, nombre ancestral de la isla) constituyeron las coordenadas cósmicas de intersección del Tiempo y el Espacio, que definieron el epicentro de una vorágine existencial que afectó, atrajo y cambió el curso de las vidas de muchas personas extraordinarias, desde presidentes, médicos y científicos, hasta artistas, nacionales e internacionales, a cuyo centro se encontraba Roberto Parragué Singer, director sin precedentes de una coreografía magnifica.

Esta vorágine se venía gestando desde los años 30 , cuando él, como Guardiamarina, visita la isla por primera vez y responde a su llamado y continua después hasta los años 70, cuando la isla y su pista, que él diseñó personalmente, se habían convertido ya en tan solo un punto de escala obligado en los sueños de muchos, en ruta hacia el Pacifico Sur, en B707.

El Catalina PBY-6A junto a Parragué fue un sembrador de sueños cuya misión terminó cuando Parragué, como director de Lan Chile para la ruta del Pacifico Sur, con la ayuda de Claudio Rosenbaum Kurth, había ya formado una planta de Pilotos Navegantes, entre los que me encontraba yo, habiendo consolidado ya la ruta y sus procedimientos.

Al final de los 70, cuando aparecieron los primeros Jumbo jets, con Navegación Inercial incorporada, tanto él, como yo, Rosenbaum y muchos otros, perdimos la razón de estar allí y, misión cumplida  pasamos, todos, a la vida privada.

El gran Comodoro Arturo Merino Benitez tiene ya el más importante aeropuerto de Chile a su nombre. También Diego Aracena tiene uno y hasta el extranjero Santos Dumont !

¿ Cómo es posible entonces, que en Chile, él, que volaba sobre las montañas y los mares más difíciles de Chile, hoy en día, tan solo tenga una calle al pie del cerro San Cristóbal llevando su nombre, en circunstancias que el aeropuerto que él creó en Isla de Pascua, aún lleva el mísero nombre del lugar en que fue construido, el plano de Mata Veri ?

Esta es una omisión histórica inaceptable que debe ser corregida por aquellos en posición de hacerlo. Manutara Nui fue creado para restablecer el entusiasmo por los gestos Soberanos que Parragué efectúo durante años, primero en el sur de Chile y luego en Pascua y a través de la Polynesia Francesa, donde sus vuelos reemplazaron las largas esperas por medicamentos, relevos médicos, y correspondencia en esos lugares remotos, donde sufridos y esforzados colonos mantenían la soberania de sus países.

Los chilotes , como se les llamaba en esos entonces a la gente del sur, llamaban a el potrero donde aterrizaba Parragué “El aeropuerto Manutara”, en Pascua , los nativos, a él le llamaban “Manutara”, hombre Pájaro de la buena suerte, ya que la suerte de los Pascuenses cambió para mejor, desde su primer vuelo a la isla. El resto le llamaban el “Tata”. Pero él siempre fue un General.
¿Cuándo ocurrirá ese acto soberano de reconocimiento y finalmente se nombre la pista de Pascua como “Aeropuerto Internacional General Roberto Parragué Singer” como corresponde?
Cuando todos nosotros lo pidamos desde nuestro corazón.

Los franceses dicen “Noblesse Oblige”. Parragué siempre siguió ese principio.
Ya es tiempo de escuchar…
Agradecemos el cálido y merecido homenaje que don Luis Guevara hace al General Roberto Parrague con quien muchos de nuestros asociados compartieron el cockpit, tanto en los DC-6 como en los B-707. Un hombre sin duda extraordinario que a pesar de sus galones de General, con su trato llano y cordial se ganó el aprecio y la admiración de todos los que tuvimos la suerte de ser guiados por él en los vuelos transoceánicos.

Ojalá que se escuche el válido llamado a que su nombre sea perpetuado en una obra digna de su historia.


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