(Comandante de Aeronave R.de Lan, Jorge Pérez Sazié – P.T.L.A.   Nº 37)

 

 

 

Línea Aérea Nacional (LAN) era administrada por el Vicepresidente Gral. Rafael Sáenz, asesorado por un Consejo de Administración. Tenía su oficina en el aeropuerto de Los Cerrillos y las reuniones con el Consejo las efectuaba en el segundo piso de un edificio, en la calle Teatinos esquina de Compañía. En el primer piso, funcionaba la oficina de ventas de pasajes y recepción de carga.

 

Lan tenía otra oficina en Morandé esquina de Agustinas. Allí se vendían no solo los pasajes nacionales sino también los internacionales. Había un cajero que recaudaba los dineros y además, pagaba los sueldos a los empleados.

 

Las oficinas principales de Lan estaban en el aeropuerto Los Cerrillos, situado en el camino rural que llegaba a Melipilla. Los Cerrillos estaba rodeado de parcelas agrícolas. Tenía un canal de regadío a lo largo de la orilla este del camino. Para llegar al aeropuerto era necesario usar la locomoción colectiva que no era otra que la “góndola” que llevaba los pasajeros a Melipilla. En la vereda del frente solo había unas pocas casas y un restorán campestre, con piso de tierra y un gran parrón que servía de techo a las mesas y sillas de totoras para los parroquianos. Se llamaba el “Kansas City “.

 

Muchas veces, entre los cuatro o cinco vuelos diarios que una sola tripulación debía cumplir en un día de verano al Belloto, esta solía almorzar en el “Kansas City” y luego reposar, en camisas, bajo el sauce a orillas del canal.

 

Para trasladar al personal de empleados y obreros que laboraban en Los Cerrillos, la Empresa contaba con buses que salían de cuatro puntos distintos de la ciudad a las 08:00 A.M. Los jefes se trasladaban en sus automóviles o en camionetas de Lan.

 

Los pasajeros que salían, se trasladaban en estos buses desde la agencia en Agustinas al aeropuerto, y los pasajeros que llegaban eran trasportados a esa misma agencia del centro.

 

Las distintas oficinas de Lan, que operaban en el aeropuerto, estaban en el subterráneo del edificio de embarque y recepción de los pasajeros. Ahí estaba también la oficina del Gerente Comercial, el señor Guillermo Piola (única gerencia en esa época).

 

En el primer piso estaba la oficina del Jefe del aeropuerto – un oficial retirado de la Fach – que hacía las veces de Administrador del Aeropuerto, ya que aún no existía la Dirección de Aeronáutica, para poner en práctica las recomendaciones de la OACI. La OACI también era muy nueva, porque esta se constituyó recién en 1944.

 

En el primer piso estaban las oficinas de Panagra, empresa que hacía cabotaje en Chile, operando en La Serena, Vallenar, Antofagasta y Arica. Hacía viajes al exterior con terminales en Buenos Aires y New Orleans, Estados Unidos.

 

Las oficinas del Vice Presidente de Lan y la de su secretario, se ubicaban al frente del Casino del Aeropuerto que prestaba atención al público, en general.

 

En el segundo piso estaba la oficina del Jefe de Operaciones, – don Marcial Arredondo -, la oficina para el despacho de los aviones y la radio estación.

 

La Oficina de Despacho tenía, pegado a una pared, un pizarrón grande con cuadriculados para anotar las horas de salidas, llegadas y posiciones de los aviones en servicio. Don Alfonso Caviquioli era el jefe y era asesorado por un Despachador Técnico de turno. Una ventanilla separaba la oficina de despacho de la radio estación. A través de ella se traspasaban los radiogramas que trasmitían las radio estaciones de la ruta y que informaban posiciones de las aeronaves, estados del tiempo y movimiento de los pasajeros.

 

El Jefe de Operaciones tenía a su cargo: los movimientos de los aviones, las tripulaciones, el personal de despacho, el estado de los aeródromos, el aprovisionamiento de las aeronaves y de todos los menesteres necesarios para ofrecer una operación segura.

 

La maestranza, encargada de la mantención y reparación de las aeronaves, estaba ubicada a unos doscientos metros al norte del edificio principal. Contaba con un hangar que podía albergar unos cuatro aviones de los siete que poseía la Empresa en ese tiempo y un edificio destinado a la reparación y mantención de los motores. Adosado a este había un taller radio técnico y un pañol de herramientas y repuestos. A unos metros al sur de estos edificios se estaba construyendo un nuevo edificio para la maestranza. Este tendría una gran “marquesina” para cubrir a los aviones y proteger de la intemperie a los mecánicos que trabajan en ellos.

 

Había una amplia entrada desde la calle para el ingreso de camiones y buses hacia la maestranza. Al costado sur de esta entrada estaba la oficina de movilización donde se reunía a los chóferes y se les impartía las órdenes para el movimiento de los vehículos.

 

La Empresa contaba con solo dos números telefónicos: Uno para la Vice Presidencia y otro para el uso de las oficinas. Este último teléfono era traspasado al despacho de Movilización, al término de las labores diarias. A ese teléfono debían recurrir los tripulantes, todas las tardes, para enterarse de las actividades de vuelo que les correspondería efectuar al día siguiente. No se confeccionaban roles de vuelo. Los que a veces se hacían, eran variables, por lo tanto, no confiables y debían confirmarse todas las tardes.

 

Al costado norte del camino de entrada a la maestranza, estaban la cocina y el comedor para el personal. Y más adelante los garajes para los vehículos.  El Departamento de Ingeniería era dirigido por un Ingeniero Jefe y dependía de la Jefatura de Operaciones.

 

Todo esto para hacer funcionar los siguientes “correos”:

 

Un vuelo diario a Arica con escala en Antofagasta y un vuelo diario “caletero” en Electra, que aterrizaba en Ovalle, La Serena, Vallenar, Copiapó, Chañaral (optativo), Taltal (optativo), Antofagasta, Tocopilla y finalizaba su vuelo en Iquique donde pernoctaba. Su tripulación de dos pilotos, pernoctaba en una casa arrendada por Lan (no existía el hotel Prat que posteriormente los albergó). Además, había un vuelo diario a Antofagasta con escala en Vallenar, un vuelo diario a La Serena con escala en Ovalle, a la ida y a la vuelta.

 

Sólo los vuelos en aviones Lodestar llevaban una auxiliar de vuelo. Las primeras auxiliares para esos vuelos fueron seis, seleccionadas, el año 1943, entre veinticuatro postulantes. Antes hubo auxiliares para los aviones Junkers.

 

Para el Sur los vuelos diarios solo llegaban hasta Concepción. El vuelo se iniciaba en la mañana y hacía escala en Cauquenes a la ida y al regreso.

 

Todos los aeródromos utilizados por Lan, excepto el de Los Cerrillos y el de Vallenar, no tenían pistas pavimentadas. Las llamaban canchas de aterrizaje, o simplemente “Postas”, como eran llamados los lugares donde llegaron los pioneros aviadores, que iniciaron el vuelo comercial, llevando solo el correo.

 

Una posta típica, como podría ser Tocopilla con su aeródromo Barriles, a 3000 pies msl., en una zona desértica de tierra roja, contaba con una caseta de madera de no más de 12 mts. cuadrados. Contenía dos cuñas para las ruedas de los aviones, dos banderolas para dar las señales al piloto (una era roja y la otra amarilla con cuadrados negros), un bidón con aceite para motor, un extinguidor de incendios, varios “chonchones” – para el caso de un aterrizaje de emergencia nocturno –, baldes con arena y unas pocas herramientas. No tenía radio ni ningún otro medio para comunicarse con el avión o la ciudad. Las comunicaciones se hacían desde el avión a la radio Lan en Tocopilla y desde allí a Control Vuelo, Lan en Santiago y también, a veces, a Fach. La caseta, protegida con un candado, solo era abierta por el Despachador a su llegada con el chofer, y talvez, con un par de pasajeros. Un viejo automóvil de loa años treinta, – posiblemente un taxi –, subía los mil metros de altura que separaba Tocopilla de Barriles.

 

Para el avión, ubicar la cancha, en un terreno sin accidentes orográficos próximos, solo servían el cerro San José del Pingo, la caseta y el cataviento.

Las comunicaciones en” fonía” eran tan dificultosas, que los pilotos, en sus frustrados intentos por comunicarse crearon el slogan “Sí me escucha mueva la casucha”.

 

Por iniciativas de la Vice Presidencia y del Jefe de Operaciones, se inició un servicio aéreo a Puerto Montt con un avión Electra. Este servicio haría tres vuelos semanales con escalas en Chillán y Puyehue, durante los meses de diciembre, enero y febrero. Para el efecto se destinó a Puerto Montt a un despachador de aeronaves, a un radio operador y a un mecánico. Los que permanecerían en esa Posta por el tiempo que durara esta operación aérea. Este servicio se efectuó solo en los veranos de 1944 y el de 1945 y fue el servicio aéreo regular más lejano hacia el Sur que tuvo la LAN hasta Marzo de 1946.

 

Con la llegada de los DC-3 fue necesaria la contratación de nuevos pilotos, sobrecargos y auxiliares de vuelo. Para el efecto, en año 1947, se creó un centro de Instrucción en la calle Manuel Rodríguez. Su primer Director fue el Capitán Sr Raymond Alarcón (no existía el grado de Comandante), le sucedieron Cirilo Halley y Adolfo Shurcke.  Posteriormente este Centro se trasladó a Los Cerrillos.

 

Así funcionábamos en la década del 40…

 

Categories: Crónicas

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