Gracias a la delicadeza de nuestro recordado y estimado Juan Bahamondes, – en la actualidad Jefe Publicaciones Operacionales Corp. de LAN / LATAM -, nos enteramos de la triste noticia. Después de un responso en la Capilla de Nuestra Señora de la Esperanza en Maipú fue acompañado por amigos y ex colegas en el Cinerario del Parque del Recuerdo.
Se vieron muchas caras que nos fueron familiares de los tiempos de nuestra actividad como pilotos: Mauricio Silva Pizarro, Domingo Araya Flores, Pedro Contreras Carvacho, Carlos Bastías Rojas, Juan Bahamondes Gómez, Francisco Ramírez, Gustavo Aqueveque Iglesias, Ricardo Villarroel Riquelme, Marco Guzmán Bobadilla, Octavio Vergara Estay, Christian Staiger Pirazzolli, Carlos Vergara Bustos, entre otros que a lo mejor se nos escapan.
La mayoría de los pilotos retirados de LAN – y por cierto también muchos actualmente activos -, en más de una oportunidad, tuvieron por su trabajo, un contacto frecuente con David. Otros tuvimos también la suerte de conocerlo más allá del mundo formal y a veces impersonal de la oficina de Operaciones. Lo conocimos en su verdadera dimensión de hombre de extraordinario empuje, exitoso autodidacta, dotado de variadas destrezas técnicas y capaces de desarrollar lazos de estrecha amistad, lealtad y afecto.
Su enfermedad lo había disminuido notoriamente en el último tiempo. Con cierto grado de angustia confidenciaba lo consciente que estaba de ello sin poder superarlo. Luchaba particularmente contra sus lapsus de memoria que le producían los fármacos de su tratamiento.
En uno de nuestros últimos contactos nos contó con emoción que había recibido, hace poco, sucesivos llamados y correos de distintos familiares que recordaban y agradecían cosas que él había hecho por ellos. Con cierto humor agregaba “¿Qué está pasando, me iré a morir? Bueno, si es así no le tengo ni una pizca de miedo”.
No podíamos dejar de decirle que no pensábamos que Dios le mandaba todos esos mensajes como anticipo de su llamado. Era más bien la cosecha de una siembra cultivada con perseverancia y cariño, el fruto de una vida plena y generosa.
Nos permitimos reproducir uno de esos mensajes porque muestra en toda su dimensión lo que fue David. Creemos que no cometemos ninguna infidencia, más bien vemos este testimonio como un merecidísimo homenaje a David:
“Estimado David Arancibia, mi nombre es Leonardo Nanjari y como ya sabes soy tu nieto. Te escribo para agradecer y hacerte saber la enorme huella que has dejado en mí. Quizás jamás te diste cuenta, quizás no lo recuerdas, pero aquí estoy para recordarte algunos pedacitos de esas huellas:
A la edad de 5 años, me pasabas a buscar algunos fines de semana y yo era tu copiloto aeromodelista. Era el tiempo que volabas en un enorme terreno baldío en Vespucio, al frente del Outlet Mall (lo que hoy es el Mall Arauco Maipú). Creo que de mi vida, aquellos recuerdos son los más antiguos que atesoro en mi memoria. Recuerdo perfectamente el camino de tierra, la hermosa arboleda que lo acompañaba, las tuberías de cemento abandonadas que había a un costado de la pista, el inolvidable olor del combustible y las eternas charlas que teníamos del universo y de la vida.
Yo en aquel tiempo había entrado recién a mi primer año escolar (Kinder), lo que para ti era un gran orgullo. Es por eso que en algún momento se te ocurrió enseñarme a leer, con un particular método: comenzaste a enseñarme con los carteles de publicidad, los carteles de las micros, las señales de la carretera y los productos de supermercado. No tengo la certeza de cuánto duró ese proceso, pero lo lograste, fuiste la persona que me enseñó a leer y muchísimo antes que el colegio. La primera palabra que leí fue “EASY”, la tienda que estaba ubicada al frente del campo de vuelo. Tú fuiste el responsable de mi primer gran logro.
Un par de años después, a la edad de 7 años, me llevaste a Fantasilandia (como todos los años, ya que LAN tenía un día reservado en aquel parque de diversiones). Ahí hacíamos enormes filas para entrar una y otra vez a la Casa Embrujada, que era mi atracción favorita. Ahí estaba mi tatita haciéndose el asustado cada vez que salían los monstruos y los esqueletos que parecían sacados de una película de terror (pero de las más malas, jajaja). Cómo olvidar los brutales choques en los autitos chocadores, el barco pirata y el tobogán negro.
Los juegos bruscos de aquel parque me daban mucho miedo, hasta que una vez hicimos la fila para la montaña rusa. Yo tiritaba de miedo y sentía la guata apretadísima en aquella larga fila, pero tú te encargaste de entregarme la seguridad que necesitaba para enfrentarme a esa situación y lo pasé increíble en ese juego. Jamás olvidare tu cara, tu sonrisa y lo bien que lo pasaste subiéndote a la montaña rusa conmigo. Quiero darte las gracias por ese segundo gran logro en mi vida, logro que me marcó y recordaré por siempre.
A lo largo de mi vida comencé a interesarme por el cine, ¿Sabes gracias a quién? a ti nuevamente. Tú me llevabas al cine y una vez finalizada la película, hacías que nos quedábamos hasta el último minuto, ya que a ti te interesaba que viéramos los créditos para que yo me hiciera una idea de toda la gente que trabajaba produciendo una película. Hoy a mis 24 años me dedico a lo audiovisual y en algún momento yo seré el que salga en los créditos de alguna película y quizás ese día en algún cine habrá un abuelo y un nieto sentados en las butacas viendo los créditos.
Vimos “Harry Potter”, “Shrek”,” Charlie y la Fábrica de Chocolate”, “El extraño caso de Benjamín Button” (el director de fotografía era chileno, por eso que te interesaba tanto que yo la viera) y muchas otras que la verdad ya no recuerdo.
Gracias a ti aprendí a apreciar la música y creo que al igual que tú, extrañamente jamás aprendí a tocar ningún instrumento. Recuerdo muy bien cuando nos juntábamos a escuchar música clásica, que tanto te gustaba.
Y una de las cosas que más te agradezco es el interés que me generaste y lo mucho que me enseñaste acerca del universo y cada uno de sus elementos. Quiero que sepas que cada una de las conversaciones que tuvimos acerca de los ovnis, las estrellas, los planetas, los agujeros negros, los disfrute muchísimo, así como las miles de veces que me explicaste por qué nosotros vemos desfasada la luz del sol. La curiosidad por el enorme cuerpo celeste que nos rodea la mantengo hasta hoy. Día a día leo las noticias de la NASA y me alegro cuando mandan sondas y dispositivos a otro planeta.
El universo es una parte importante de mi vida y quiero que sepas que al igual que tú, me he sentido ínfimo comparándome con éste.
Más de alguna vez te he escuchado decir que tu historia no es más que la de un piloto frustrado, sin embargo, para mí no es así, estoy muy orgulloso de todos tus logros. Nunca te lo he dicho quizás, pero no te imaginas la cantidad de veces que he hablado muy orgulloso de mi tata, del capo David Arancibia, a personas que ni conoces.
Tú no naciste para pilotar un avión de pasajeros de una parte del mundo a otra, tú naciste para pilotear el Tiger 2 junto a tu copiloto Snoopy, a través de todo el universo. El día en que tú no estés, miraré el cielo y sabré que estarás pasando por ahí, viajando de galaxia en galaxia, descubriendo todo lo que siempre quisiste saber y volviéndote uno con el universo.
El día en que no estés, el universo será más precioso aún porque tendrá una nueva estrella llamada David Arancibia, la estrella más brillante de todas.
Eres una de las personas más valientes que conozco y discúlpame si alguna vez no te he tenido paciencia. Quizás la mayoría de las personas maldicen una enfermedad como el cáncer, pero yo tengo algo que agradecerle: gracias a él he podido tener todo este tiempo a mi abuelo conmigo y conocer su linda esencia como ser humano”.
David Arancibia (al centro) con los Despachadores de Operaciones Patricio Araos (izq.) y Luis Farías (der) en curso de Performance en Seattle (1974)
La fascinación de David por el universo hizo que nos participara en uno de sus últimos contactos este video.
Lamentablemente David no pudo cumplir su último anhelo y compromiso. Estaba iniciando la escritura de la historia de sus 47 años en LAN. Sólo quedará en todos los que lo acompañamos en LAN el feliz e imperecedero recuerdo de un hombre admirable.
Luis Carmona, Director de nuestra Asociación recuerda que “David ingreso a LAN el 5 de junio de 1967, como postulante a Despachador Técnico, como alumno del mismo curso que hacíamos los pilotos alumnos con licencia. Hicimos todos los mismos cursos teóricos: Meteorología, Aerodinámica, Motores, Reglamentación, ATC, Material de Vuelo HS 748 AVRO, etc. etc. Como anécdota, recuerdo que, próximos a terminar el curso de material AVRO – pocos días antes del examen -, nos entregaron unas fotocopias del Manual Operacional del avión, (en ese tiempo solo recibíamos fotocopias de los manuales). Para el examen, la mayoría pensamos que sólo entraba, la parte “Sistemas” con las presiones hidráulicas de las válvulas, los “somieres” eléctricos con voltajes, amperajes, etc. etc. Sin embargo, el examen sería en gran parte, del Manual Operacional. Fue un descalabro. Solo dos aprobaron el examen, Cristian Prado y David Arancibia. Todos los demás debimos repetirlo, con gran decepción de don Adolfo Suhrcke, que nos consideraba su curso estrella. Como funcionario LAN en Operaciones, David Arancibia realizó importantes trabajos y ocupó importantes puestos en Despacho, Planificación y Manuales, de lo que pueden dar seguramente mayores antecedentes sus propios colegas”.
David Arancibia recibiendo un estímulo por su excelente desempeño como Despachador de Aeronaves en Lima, Perú (1980).
(Ver también CRONICAS: 31-07.2011 – Cruceros del Aire de LAN Chile 1985 2° Parte 15.01.2008 – Nueve mil kilómetros de viaje sobre el mar, 28.02.2017 – A la caza de un eclipse en un Airbus A-340 de Lan Chile; Correos recibidos: 30.10.2014 – Me llegó la hora de decir adiós, 22.11.2014, 02.05.2017, 27.05.2018)
Con especial cariño manifestamos nuestras condolencias a Mónica, hijos y familiares de David.
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