(Boletín de Difusión Profesional ICA Nº 56, junio 10 de 2022.  )

por Miguel Márquez

El tiempo de vida de una aeronave es algo que la mayoría no tiene en mente, lo que sí, es que todos sabemos que cualquier cosa en este mundo tiene un principio y un final, y las aeronaves no son la excepción. Cómo te puedes imaginar, en este concepto todo tiene que ver solo con una cosa: la seguridad de todos los que viajan dentro del avión. Por lo general, las vidas de estas hermosas máquinas tienen al menos 30 años, aunque también se debe de tener muy en cuenta los ciclos de vuelo.

Como un automóvil, los aviones bien conservados pueden mantenerse operativos, tal es el caso de muchos equipos que alrededor del mundo que continúan demostrando sus capacidades de vuelo. Varios McDonnell Douglas DC-3, Spitfires y hasta los gloriosos Boeing 727, entre otros, siguen volando como lo hacían hace más de 50 años atrás, a pesar de los costos financieros que representa tener estas joyas en el cielo.

Como muchos saben, cuando un avión se prepara para su despegue y durante el ascenso inicial, comienza a presurizarse y así se mantiene prácticamente hasta su destino. Este efecto da como resultado cambios de presión que, generan, que el fuselaje este en constante estrés “estrechando y estirando” su estructura, a esto se le conoce, como: ‘ciclos de vuelo’. Por ejemplo, un Boeing 747 puede operar aproximadamente 35,000 ciclos de vuelo, lo cual puede equivaler entre unas 135 mil a 165 mil horas de vuelo, durante toda su vida útil.

Todas las aeronaves cada 6 a 8 años deben ser sometidas a una revisión D, este es una labor de mantenimiento muy compleja, ya que desarman el avión casi en su totalidad, buscando grietas, fisuras o fallas estructurales del fuselaje. Este procedimiento además de complejo es muy costoso, y mantenerlo varias semanas en tierra, representa para los operadores pérdidas económicas considerables debido a la no explotación del equipo.

Gracias a esta revisión los aviones pueden seguir operando (volando) y cómo ya la habíamos mencionado, incluso los que ya tienen más de 30 años de servicio. La limitante en esto siempre son los altos costos de este trabajo de mantenimiento, el cual puede llegar a costar varios millones de dólares, lo que no siempre justifica la inversión de los dueños, adelantando la jubilación para dar paso a nuevos modelos.

Después de que un avión es jubilado por su dueño, generalmente pasa por un proceso de “canibalización”, donde expertos desmontan algunas de las piezas que aún pueden ser reutilizables. Generalmente esta práctica de canibalización se lleva a cabo en los cementerios de aviones, como es el que está ubicado en el desierto de Mojave en Estados Unidos, por mencionar alguno.

En varias ocasiones hemos publicado este difícil y doloroso proceso, que para cualquier amante de la aviación resulta, como fue el caso del último Boeing 777 de la aerolínea Aeroméxico, que fue canibalizado y finalmente destruido

. Es así, como en la mayoría de los casos los aviones terminan, aunque no todos corren con la misma suerte, ya que varios, son puestos como dignas piezas de museos.

NOTA COMPLEMENTARIA (ESY)

La vida útil de una aeronave esta determinada por el fabricante y se basa en ciclos de despegues y aterrizajes. Es el fuselaje la parte del avión más expuesta a la fatiga de material, pero también las alas, especialmente las cuando la aeronave es sometida a varios ciclos de presurización por día. Dicho ello las aeronaves con ciclos más largos tienen una vida útil más prolongada

¿Cómo una aerolínea determina una fatiga de material?

Bob Eastin, especialista de la FAA en fatiga de aeronaves, dice: “Las aerolíneas realmente confían en los programas de mantenimiento del fabricante. Los fabricantes diseñan la aeronave para que no tenga problemas durante un cierto período de tiempo. Hay acciones de mantenimiento para evitar cualquier falla, pero eso no quiere decir que la aeronave podría no experimentar fatiga de material antes de esos tiempos… Cuando llega a cierto punto en la vida útil de la aeronave, necesita inspeccionar o reemplazar ciertas partes”.

Prof. Exequiel Sanhueza

Categories: Crónicas

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